Lo mejor del stand de Double Fine en la PAX fue, me temo, esa camiseta de la adorable mascota del estudio con las cabezas de Gabe y Tycho. Pero después ya vendría The Cave.
Si una de las cosas que deben hacer que Skyrim funcione es sentirnos realmente como un héroe dentro del universo del juego (o un soldado en Arma 2, o un superviviente de una epidemia zombie en Left 4 Dead, o, en cierta medida, el viento en Flower), en Rocksmith la cosa nos queda mucho más a mano.
El director de Dark Souls, Hidetaka Miyazaki, es responsable del equivalente videojuerguista a destrozarse las rótulas con una radial. Sufrimiento de primera categoría. Ahora parece que a Miya se le ha ablandado la patata y está coqueteando con la idea de convertir su maligna obra en algo más accesible por medio de la anestesia. O lo que es lo mismo, un modo fácil para Dark Souls:
El brillante Erik Wolpaw, escritor de, entre otros, Portal 2, ha hablado en la PAX sobre narrativa en videojuegos, y ha dicho algo que a estas alturas no debería resultar sorprendente, aunque sí que impresiona viniendo de alguien que se dedica a hacer que los juegos tengan historias de autor: que las experiencias como Minecraft o DayZ, donde el jugador tiene peso en la creación de una historia, son el futuro de los juegos.
Cada entrega en la saga de Vigil ha estado —y con suerte estará— definida por su protagonista más de lo habitual. No es para menos, cuando son los Cuatro Putos Jinetes del Apocalipsis quienes se disponen a contar su historia. Muerte es un personaje más ágil, más decidido, más complejo y más capullo que Guerra, […]
Como ya hiciera Braid a poco que uno preste atención, parece que la mecánica de The Unfinished Swan no será simplemente algo bonito, sino que servirá de metafora para algo tan real y adulto como la pérdida. La madre del protagonista, a quien le encantaba pintar cuadros, fallece y el chico va de cabeza a un orfanato. Allí solo le dejan llevarse uno de los cuadros de su madre como recuerdo, y él elige en cisne inacabado, que desaparece una mañana.
En la mitología griega y romana, las Erinias o Furias eran tres deidades femeninas que encarnaban la venganza contra los delitos del hombre como los morales, los de infidelidad o los de sangre. Juraría que en los seis juegos de la saga, Kratos ha cumplido con las tres modalidades, así que ahora vienen a liársela estas señoras enfadadas en God of War: Ascension. ¡Ah, que es una precuela! Pues entonces igual vienen de buen rollo, ¿no?