Mira que hay actores en este mundo, pero sólo uno despunta, in my humble opinion, más que los demás. Hablo de Vincent D’Onofrio. Para los que no lo conozcáis, es el «Recluta Patoso» de The Full Metal Jacket (La Chaqueta Metálica), de Kubrick. Ese que engordó hasta límites insospechados para dar vida a unos de los personajes más impresionantes y memorables del cine moderno. También ha participado en Men in Black (es el malo, el que se transforma en cucaracha…), The Salton Sea, The Cell, Ed Wood (es Orson Welles)… pasaros por imdb.com para más información. Pero vamos a lo que vamos. Últimamente actúa en la serie «Ley y Orden: Acción Criminal». Encarna al detective Goren, y le acompaña Kathryn Erbe (detective Eames). Ésta última parece casi casi parte del atrezzo; se limita a dar paso a las cabilaciones de D’Onofrio, que, a decir verdad, son la única gracia de los episodios. El detective Goren es superdotado, lleno de manías y tics. Su cabeza es una enciclopedia que no descansa nunca. Pero también es un gran prestidigitador, un mago de las palabras. Intimida a los sospechosos, intenta penetrar en sus mentes y derrumbar las barreras de la cordura para que confiesen. Es un Dios que simula saberlo todo. Pues bien, ahora resulta que Legacy Interactive ha decidido llevar la serie a los pecés de medio mundo. Y, por los clavos de Cristo, qué desastre. Solamente hay una demo disponible (si queréis descargarla pinchad aquí). Si sois seguidores de la serie, no os la recomiendo. D’Onofrio se ve reducido a una maraña de píxeles mal dispuestos, y la mecánica es espantosísima. No se premia la habilidad, si no el tiempo que dedicas en mover el cursos por la pantalla en busca de pistas. Al estilo de las malas aventuras. Recién aparecido Fahrenheit, cómo diablos se le ocurre a alguien (o a «algo», debería decir) hacer semejante estropicio. Imaginaros al detective Goren en Fahrenheit: sería Dios. Espectacular. Pero no. Nos tenemos que comer con patatitas una adaptación más gris que el cielo de Nueva Orleans. Evidentemente no entraremos en el tema de las licencias, del tirón comercial y blablablá. Sencillamente me ha dolido constatar (una vez más) que la indústria del videojuego se aleja de lo que debería de ser el arte. Siempre nos quedará París.
Redactor
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¿He oido a alguien gritar CSI?
Yo por lo menos me se de uno que gritar no grita, aúlla, y de placer. Jerry Bruckheimer es un pillo.
Por alguna extraña razón yo mismo le creé un hype exagerado al juego de CSI (quizás por la captura esa en la que se veía un móvil Nokia que, iluso de mi, creí hecha en 3D). Y sí, me lo compre. Y sí, lo rallé con un cúter. Y sí, lo quemé después.
Bueno, piensa que al menos se trataba de un juego de CodeGame y no de una novedad ultrahiperchupi de 50. O un perro virtual de 40, que también tiene su guasa.
Remito a los usuarios a http://www.cworange.net/ para una interesante reflexión acerca de los Nintenperros & cia.