Análisis de Tomb Raider Trilogy

No hace tanto que se confirmó la existencia oficial de esta Tomb Raider Trilogy y ya la tenemos aquí, entre nosotros. La verdad es que es normal: no hacía falta tanto para hacer estos remakes HD de unos juegos que ya estaban en HD, digo yo; si el milagro de Jesucristo hubiera sido convertir el vino en vino posiblemente no hubiera tenido tanta publicidad, supongo. De todos modos, ni Tomb Raider: Legend ni Tomb Raider: Anniversary habían visto la luz en PlayStation 3 (sí en Xbox 360, de donde vienen las versiones HD), así que tenerlos junto con Tomb Raider: Underworld en un solo disco, con sus trofeos, extras y toda la pesca, es una situación ya no bi-winning, sino tri-winning, diríamos. Se derrama mucha sangre de tigre en estos juegos, además. Pero dejemos de delirar y vayamos por partes.

Tomb Raider: Legend

La serie Tomb Raider pegó fuerte en su día, en 1996. Desgraciadamente, no tardó demasiado en perder fuelle y ya en 2001, cuando salió la primera película basada en el juego y muchos comenzaron a dormir frontándose la entrepierna contra la almohada pensando en Angelina Jolie, el asunto había degenerado hasta unos puntos que no gustaban a nadie. En 2006, Crystal Dynamics dejó de hacer el canelo y se lanzó este Tomb Raider Legend, que prometía remozar la franquicia, siendo fiel a la premisa original pero dándole a todo un look and feel acorde con los tiempos que corrían. El trabajo les salió más que bien: aunque la historia es el equivalente a la cháchara demencial de un alcohólico que asegura haber salido de copas con San Pedro, está ahí como excusa perfecta para ir por el mundo en busca de fragmentos de la espada Excalibur (!), explorando una serie de niveles diseñados con rotundidad y solidez. Porque Legend es un juego que consigue justo lo que se proponía: dejarse de rollos y hacer un Tomb Raider como los de toda la vida (los videojuegos son el único medio donde hacer algo como lo de toda la vida se refiere a volver a la forma de hacer las cosas de hace apenas diez años), esto es, hacer un juego que impresione por la vía del diseño de niveles y puzzles y no por la vía de enseñar chorra en lo técnico. Da la sensación de que este Tomb Raider Legend se ve ligeramente mejor hoy que en Xbox 360, aunque también es verdad que petardea un poco en ciertos momentos. No es tanto como para reventarnos la experiencia de juego, pero clama un poco al cielo que hayan pasado tantos años y todavía haya quien no tiene claro cómo hacer un juego en PlayStation 3 sin liarla de alguna forma, más teniendo en cuenta que al fin y al cabo Legend es un juego de PlayStation 2. En cualquier caso, y a pesar de que al final se hace un pelín corto (una partida en el nivel de dificultad más alto me ha durado seis horitas, aunque igual es que soy un crack: últimamente todos los juegos me duran más o menos eso) resulta muy agradable jugarlo y todavía hoy, aun con su particular manía por aferrarse a un modo de hacer juegos algo anclado en el pasado, sigue siendo un juego sólido y muy bien pensado; en algunas cosas supera, incluso, a los Uncharted, me atrevería a decir.

Tomb Raider: Anniversary

Para conmemorar el décimo aniversario de Lara Croft, Crystal Dynamics decieron rehacer la primera entrega y lanzarla bajo el apropiado título de Tomb Raider Anniversary. Aprovecharon para remozar un poco el sistema de juego y poner al día algunas cosas, además de para añadir novedades en los niveles para que los más ancianos del lugar (esto es: los que tenían 30 en lugar de 20) jugaran con la ilusión de antaño, y el resultado fue muy bueno: el anclaje en el pasado que mencioné antes está aquí más presente aún, pero Anniversary es, al final, una experiencia todavía más satisfactoria. En gran parte es por el trabajo que ya traían hecho: ante todo, Tomb Raider Anniversary destaca por ser un ejercicio de diseño de niveles extraordinario. Aunque la base de casi todos los niveles es la misma (llegar a un espacio grande donde hay una puerta cerrada que nos requiere explorar otra serie de espacios a los que se accede desde esa primera sala enorme, resolver los puzzles que se nos presentan en esas habitaciones para abrir la puerta cerrada, pasar por la puerta, matar unos cuantos enemigos y llegar al siguiente súper puzzle), la complejidad de algunos niveles es fabulosa y muy, muy gratificante. Sin irme muy lejos, la zona de Grecia en la que hay que resolver cuatro salas para conseguir las cuatro llaves que abren una puerta cerrada con cuatro candados de colores es sensacional, y condensa prácticamente todos los puntos fuertes y flojos del juego. Por un lado, tenemos el plataformeo, inspirado, divertido y que en general nunca es tan evidente como para que podamos saltar de saliente en saliente sin preguntarnos si Lara podrá agarrarse a aquel ladrillo que parece que sobresale un poco o si, por el contrario, intentando agarrarnos a él sólo conseguiremos caer veinte metros y hacernos puré contra el suelo. Este sistema tendrá sus fans y sus detractores: a mí me gusta, aunque es bien cierto que el modo de hacer juegos de hoy en día es distinto y morir una y otra vez por este tipo de errores de percepción o por no haber calculado al milímetro un salto puede resultar frustrante para según qué tipo de jugadores. También están las mil y una trampas, los puzzles de mover bloques aquí y allá, las palancas que suben o bajan el nivel del agua: todos los elementos que hacen de Tomb Raider un juego que nos exige habilidad pero también un poco de seso para resolver los puzzles. Pero también están las secciones de buceo, en las que más de una vez moriremos porque Lara se vuelve loca y se pone a nadar en círculos sin que podamos hacer demasiado por evitar que se quede sin oxígeno, o los combates contra todo tipo de animalicos y bandoleros, un aspecto en el que los videojuegos han avanzado mil años luz y que en Anniversary todavía no está muy pulido. (También resulta muy jodido que el cadávez de un murciélago nos empuje lo suficiente como para que Lara caiga desde cincuenta metros y se haga, efectivamente, puré contra el suelo.) La jugabilidad, aunque se ha trabajado por hacerla un poco menos arisca, sigue teniendo ese regusto a 1996, por lo que Tomb Raider Anniversary se puede hacer un poco más cuesta arriba de la cuenta, pero aun con todo es una oportunidad de oro para revisar la primera parte de la franquicia (o jugarla por primera vez) sin tener que enfrentarse a los angulosos gráficos de su día: puede que el modo en que se juega haya envejecido un poco, pero sigue siendo un juego que deslumbra por lo fabuloso de su diseño y lo bien que nos hacen sentir sus puzzles, que no nos tratan en ningún momento como estúpidos y tienen un equilibrio perfecto entre complejidad y recompensa a la exploración. Un clásico, vaya.

Tomb Raider: Underworld

Por último, Underworld se planteaba continuar Legend retomando la historia en el punto en que la deja éste. Como secuela, sigue el manual a rajatabla: mejora algunos aspectos del anterior (¡por fin nadar deja de ser como jugar a la ruleta rusa!, ¡hay menos quick time events!, ¡ya no fallaremos algunos saltos por haberlos ejecutado una milésima de segundo a destiempo, sólo porque somos unos paquetes!) y tiene mejor pinta, pero su principal problema es que en algunos de estos intentos de seguir el manual no apunta tan fino como debiera. La mecánica habitación con puerta-subhabitaciones con puzzles que abren la puerta principal-enemigos-habitación con puerta sigue ahí, pero el diseño de niveles es bastante menos brillante que el de Legend, y bastante menos que el de Anniversary. A menudo los puzzles son frustrantes y la forma en que se deja al jugador en medio de un escenario grande sin dar demasiadas pistas de qué hay que hacer, que tan bien funcionaba anteriormente, aquí acaba crucificando un poco al juego por culpa del diseño, que a menudo nos obliga a explorar unos niveles a todas luces desproporcionados siguiendo pistas falsas para luego obligarnos a hacer un backtracking que, más que divertir, putea. La historia es el equivalente a un mashup de Katy Perry, Paganini, Queen y Chimo Bayo: las posibilidades de que salga mal y suene ridículo son casi del 100 %. En este caso, la brutal paja mental que comenzaba en Legend cobra proporción máxima, obligándonos a prestar poca atención a lo que ocurre si no queremos sonrojarnos demasiado. Aunque hay algunas decisiones malas de por medio, Tomb Raider Underworld es justo la siguiente dosis de Lara Croft que necesitaremos cuando terminemos los dos anteriores, y los fans de la serie encontrarán justo lo que buscaban: predominancia de la exploración sobre el combate, diferentes ambientes sacados de la mitología y mezclados sin demasiado pudor y tiroteos a animales.

La trilogía

Por último, hablemos del paquete completo. Aunque los extras que incluye no nos harán volvernos locos (algunos vídeos y materiales para Home y el dashboard), el hecho de que sea la primera vez que los usuarios de PlayStation puedan jugar a los fabulosos Legend y Anniversary en alta definición, y lo redondo que queda el pack con Underworld cerrándolo, unido al precio reducido al que se pone a la venta (aunque no somos muy de mirar el precio al hablar de juegos, en este caso es un detalle importante; para más información a este respecto, recomendamos escuchar nuestro podcast de la semana pasada), hace que Tomb Raider Trilogy sea una compra obligatoria para fans de la franquicia y muy recomendada para cualquiera interesado en las aventuras con alto componente plataformero y de resolución de puzzles. Si no has tocado un Tomb Raider en tu vida pero te gustaron mucho los Uncharted, es probable que te guste revisar las aventuras de Lara Croft, la heroína que lleva quince años metiéndose en líos histórico-mitológicos sin perder jamás la habilidad de soltar chascarrillos en el momento oportuno. [8]