One more time before I close my eyes

The MISSING: J.J. Macfield and the Island of Memories y la reapropiación del dolor

LA COSA

Aviso: este artículo contiene spoilers de The MISSING. Una lectura sin revelaciones sobre el juego puede encontrarse en nuestro análisis.

En El Protegido hay una escena en la cual Elijah, el personaje de Samuel L. Jackson, se cae por las escaleras del metro, rompiéndose varios huesos. El tipo de persecución que precede a este accidente, e incluso el propio tropiezo, no es realmente novedoso ni espectacular, no obstante, la escena resulta agónica para el espectador. La clave es la anticipación. En la primera aparición del personaje conocemos que Elijah sufre de osteogénesis imperfecta un peligroso trastorno genético que hace débiles a sus huesos y articulaciones. Que produce que su esqueleto sea de cristal. Cuando llegamos a la revelación final Shyamalan nos aturde, no por la sorpresa, sino por la traición. Porque nos ha obligado a conocer a la persona antes de indicarnos cuál es su posición en el mundo que habita.

The MISSING: J.J Macfield and the Island of Memories, el último título de Swery65, usa exactamente ese truco, introduciéndonos en el dolor de la protagonista, obligándonos a empatizar con ella, para contarnos, en última instancia, quién es ella y qué es lo que la hace sufrir. Cuando iniciamos una partida se nos plantea un Macguffin como incidente incitador de la trama: nuestra amiga Emily ha desaparecido en medio de la noche y debemos abandonar nuestro lugar de acampada para ir a buscarla. Nuestro primer descubrimiento no se relaciona con Emily sino con el mundo que nos rodea. En mi caso fue un rayo el que me enseñó que en la Isla de los Recuerdos morir es fácil y doloroso, pero no definitivo.

La representación  —con gritos, espasmos, gemidos y abundantes muestras de dolor extremo— de las diversas muertes de J.J. podrían parecer, sacadas de contexto, gratuitas, gore o directamente pertenecientes al subgénero del torture porn. Sin embargo, son clave para transmitir el mensaje final. Una idea que empieza a sugerirse a mediados del primer puzle.

Ante lo gráfico y explícito de la agonía de J.J., la reacción natural en el jugador (acostumbrado como está a identificarse con el sujeto protagonista) es la autopreservación. A pesar de que se nos ha mostrado claramente que la muerte no tiene ninguna consecuencia definitiva en este universo —que no perdemos vidas, ni experiencia, ni objetos del inventario—, queremos evitar a toda costa una situación que se muestra como extremadamente desagradable. El primer giro introducido por Hidetaka Suehiro pasa por obligarnos a mutilarnos para avanzar. El cuerpo de J.J. debe ser despedazado cuando la ocasión requiere lanzar una de nuestras extremidades para parar alguna máquina o derribar algún objeto que se encuentre fuera de nuestro alcance, debe ser quemado cuando necesitamos de nuestra propia combustión para iluminarnos, reducido a una masa de carne rodante para acceder a pequeños espacios o contusionado hasta la ruptura del cráneo para volver el mundo del revés. Pero esta violencia no es gratuita.

Al final de la historia comprendemos que todos los escenarios imposibles y las escenas plagadas de imágenes oníricas pertenecían, en efecto, al subconsciente de J.J. en el que ha quedado atrapada tras intentar suicidarse. Su amiga Emily, a la que prometió estar siempre juntas, es a la vez un hilo que la ata a la vida (recordándole constantemente esta promesa y obligándola a avanzar a través de los escenarios con la escusa de su desaparición) y un espejo en el que J.J. puede verse reflejada. En una de las cinemáticas que preceden al gran final, el dolor de la protagonista al encontrarse a su amiga ahorcada en una viga la lleva a renunciar a su propia vida, escogiendo, en esa ensoñación, morir a su lado. Esa escena es un punto de inflexión a partir del cual tanto J.J. como el jugador reflexionan sobre las consecuencias de sus acciones y el poder del dolor.

Porque The Missing es un canto a la vida. Una especie de antífrasis construida a partir de unas mecánicas que ahondan en el sufrimiento para hablar del poder de controlar el mismo (dos temas históricamente ligados, por cierto). El viaje de J.J. no trata solo de recuperar las ganas de vivir sino de entender que el dolor es parte de lo que significa estar viva y que si duele es porque puedes sentir. La idea se entiende mejor cuando vemos a J.J. por primera vez fuera de su ensoñación. Nuestra protagonista es una mujer trans que socialmente se presenta como un hombre. Heredera de una familia adinerada y exitosa estudiante de diseño industrial, J.J. se ha visto arrastrada fuera del armario por unos compañeros de clase que no han dudado en usar su identidad de género como arma. Y la idea al respecto de Swery aparece entonces de forma clara: si algo doloroso es inevitable, al menos usa el dolor para hacerte más fuerte. Conviértelo en tu mejor arma. Un mensaje muy positivo que contrasta con las representaciones habituales de los personajes trans en la cultura pop.

LA COSA

Según la revista Cinesthesia y el trabajo de Rikki Reitz, la ficción actual se nutre de una serie de tropos que se repiten una y otra vez a la hora de mostrar la vida de un personaje trans. En ocasiones, estos lugares comunes se suman a los utilizados habitualmente cuando hablamos de gays, lesbianas y otros miembros del colectivo LGTB+, creando una imagen aún más simplificada y caricaturizada de este grupo de personas. The Missing no recurre a ninguno de estos tropos: no mata a su protagonista, no la muestra desnuda, no usa su sufrimiento para crear un arco dramático en un personaje cis, ni insinúa en ningún momento que J.J. sea una persona mentalmente inestable, es más, su intento de suicidio se relaciona directamente con el acoso de sus compañeros en lugar de con su identidad. The Missing se distancia de otros videojuegos —especialmente de la saga Persona— tratando con auténtico respeto y cariño a su personaje principal. Es por eso que no molesta el hecho de que esta «salida del armario» sea la gran revelación del juego, porque se presenta como un viaje de autoaceptación que no fetichiza, ni deshumaniza el dolor o la identidad del colectivo.

La propuesta de Swery, que ha sido criticada por tener un diseño de puzles considerado anticuado en opinión de algunos críticos, no puede ser más novedosa a la par que universal en el plano narrativo. Tratando un tema tan extendido en la ficción como el autodescubrimiento (en el que entra el subgénero del coming-on-age) y haciéndolo fresco gracias a la exposición por medio de las mecánicas, The Missing consigue hacer cercana una situación que otros títulos tratarían con un trazo mucho más grueso y sin un ápice de sensibilidad, utilizando la condición de persona trans de la protagonista como un elemento humorístico, sorpresivo o dramático, sin hacer que antes conozcamos otras facetas de la persona. Pero Swery se ha quedado con lo bueno de Shyamalan. Sabe que la empatía también tiene poder. Ha captado que los personajes —sean como sean— son el corazón de cualquier historia.

LA COSA
Redactora
  1. swanson

    Muy a favor de hacer textos tratando spoilers, siempre que se avise.

  2. Payonetta 03

    El punto de quiebre pa mí fue cuando LA MADRE dice que fisgoneó tu diario, la ropa, TUS COSAS y que hay que conversarlo. Me suena conocido esto, AH. Lo que intentes ocultar las madres se dan cuenta de todo, jolines.

    Me chifló lo que transmite desde ahí, el rollo de querer/tener que ser taan fuerte pa nunca jamás volver siquiera a replantearse la existencia. Exclamo ¡soy más fuerte que los emos! me seco las lágrimas, sonrío y me voy.

  3. Rocks

    Me lo he leído a pesar de los spoilers porque no tenía en la cabeza jugarlo y, joder, pinta muy bien el enfoque y cómo cuentas que lo ha desarrollado.
    Me lo apunto en una lista apartadita para verlo en un tiempo cuando ya haya olvidado de qué iba el tema 🙂

  4. Shalashaska

    Me lo spoilearon en una charla sobre los gotys en Easy Allies mientras lo estaba jugando, y el saber que JJ es una chica trans junto a lo tosco de sus mecánicas han hecho que hasta hoy no lo haya terminado. Y joder como he llorado con el final.