Sony, una pica en Akihabara

Hoy por hoy, de todas las compañías que se disputan el mercado y el favor del público en las consolas, Sony es la más pequeña de todas. Viendo cómo las daban las otras dos ((Nintendo fregando el suelo con la PSP en una competición que simplemente no iba con ella ni con su mercado, y la otra… bueno, no creo que nadie en Sony haya subestimado que una de las mayores corporaciones del mundo haya decidido meter las narices en las consolas.)) a PlayStation no le quedaba otra que apretar fuerte los dientes, apostar por el desarrollo first, y cargar los mil metros bajo fuego de artillería. Con un par. ¿El resultado? Va perdiendo. Sin entrar en analizar causas, atenuantes y tendencias, el hecho es que PlayStation 3 vende, pero no lidera, y PSP vende a espuertas pero tiene un innegable problema con la piratería. «Stick to the plan!» —gritaba un líder de grupo en una de las más famosas derrotas jamás grabadas—, algo que cualquier aficionado a la estrategia sabe. Cuando las cosas salen mal y los ingleses vienen por barlovento, puedes retirarte o seguir con lo planeado y, con suerte, llevarte un par de franquicias contigo. Un cambio brusco de planes acaba en la más desastrosa de las derrotas casi siempre. Los directivos decidieron jugar las cartas que les dieron y continuar insistiendo sobre los mismos valores que se fijaron como objetivo —a pesar de que mucha gente percibe un cambio en la compañía nipona, en realidad el cambio sólo ha sido en su percepción de la misma— y esperar que surtan efecto. Dos años después, Europa es un campo de batalla abierto que ha cambiado varias veces de manos y América está perdida, pero la tendencia en Japón a lo largo de este 2009 está resultando desconcertantemente favorable. Sin ser ni de lejos una victoria absoluta, las tornas en las islas han cambiado y como casi todo lo que ocurre por esas extrañas tierras, no parece haber una razón de peso para ello. Y es que desde el principio Sony ni se ha molestado ni ha podido competir en la compra de exclusividades, donde Microsoft ha arrasado adquiriendo hasta el último estudio de tres personas que tuviese un 486 en funciones. Es cierto que hay títulos de calidad con sensibilidad oriental, pero no parece que juegos como Valkyria Chronicles hayan sido recibidos con el éxito que merecen. Y que me aspen si Disgaea 3 es un vendeconsolas. Para colmo, el plato fuerte exclusivo de PlayStation 3 —Final Fantasy XIII— está a meses de salir a la calle. No, ahora no es cuando viene la respuesta a por qué se ha vendido tanto la PlayStation 3 o por qué la PSP sigue incombustible en ventas. Pregúntenle a Patcher, ya que lo único que tengo son conjeturas y especulaciones. Algunos dirán que el catálogo de PlayStation 3 es algo difícil de obviar a estas alturas, pero me temo que andan muy desencaminados. Para empezar, el catálogo ha sido fantástico desde el principio. Y la mala fama que lo acompañaba en sus inicios nunca llegó al mainstream japonés. Además, Sony compite con otro catálogo en su tierra: de poco serviría desprestigiar, por ejemplo, Uncharted en un país con tan poca aceptación de los juegos occidentales —y no veo al exaltado de Major Nelson echando pestes de Mina no Golf 5—. Contemplemos factores más plausibles: los japoneses están migrando a la alta definición. Parece un poco sacado del contexto temporal, pero lo cierto es que, quitando algunos títulos puntuales, no ha habido una migración masiva por causa de un lanzamiento —lo cual explicaría a su vez el impulso en ventas que ha tenido la 360 últimamente—. Y no me extraña; mientras que nosotros pagamos años de leal servicio de la PS2 con una retirada temprana, los japoneses —tanto consumidores como desarrolladores— han preferido dar un entierro digno a una de las consolas más míticas jamás concebidas. Hasta hace poco la consola de sobremesa más extendida del país ha estado recibiendo títulos que si bien no son de mi estilo —Persona 4 y esas cosas— a los fans del género parecen volverles locos. O puede que no necesiten algo nuevo porque es nuevo, y hayan decidido acabar con el catálogo de PlayStation 2 para ser más coherentes con sus gustos que con sus impulsos —me avergüenzo de la cantidad de joyas que tengo intactas de esa plataforma: el Silmeria aún lo conservo con precinto, señores—. Otro factor que podría tenerse en cuenta sería el progresivo acercamiento de los gustos entre Oriente y Occidente, manifestado en el calado de algunos juegos extranjeros, y que abriría las puertas del catálogo efectivo en Japón. No olvidemos tampoco el peso de la HD en un país donde comprar tecnología es patriótico, y en donde las capacidades multimedia de la PS3 vendrían a sacar ventaja en las ventas. O podría ser que el bombardeo propagandístico empiece a hacer mella en los reblandecidos cerebros saturados de publicidad. Todos estos factores deben haberse sumado de algún modo para dar lugar a la situación actual. Sea como fuere, la pequeña victoria japonesa ya es un hecho. ¿Veremos un mayor apoyo de terceras compañías japonesas a la PlayStation 3? ¿Podrá soportar el monstruoso ritmo de exclusividades japonesas que tiene la 360? ¿Cuál será el impacto de Final Fantasy XIII y su exclusividad parcial? Mientras tanto, en el mundo blanco los extranjeros sin PlayStation 3 rezan porque baje el yen…