
Mi juego del año es Death Stranding 2.
Lo digo para que se entienda que lo que Adrián Suárez cuenta en Los secretos de Shadow Moses: Más allá de Metal Gear me interesa. Sé que me interesa porque lo conozco, en gran medida. El libro, siguiendo la estructura de esta serie Los secretos de con la que Suárez ha explorado a fondo el lore y los temas de Elden Ring o los últimos The Legend of Zelda, está dividido en dos partes: la primera está dedicada a repasar la biografía de Hideo Kojima; la segunda, a detallar una cronología de los acontecimientos de la serie Metal Gear, desde sus inicios en MSX hasta su atropellada conclusión con The Phantom Pain. ¿Cómo no voy a conocer (en gran medida, en cierta medida; un poco, como mínimo) todo esto, si llevamos años siguiendo el trabajo de Kojima, comentando sus piruetas promocionales, intentando encontrarle un sentido a sus enrevesados argumentos? ¿Cómo no tener en mente al menos cuantas cosas de la vida y obra de Kojima, un creativo que «extendió el concepto de juego más allá del videojuego, al marketing del producto y a su comunicación», logrando que la partida, por así decirlo, no empezara «con la compra, sino antes, desde los primeros vídeos de presentacion y las demos» (pág. 58)?

Como con cualquier biografía, la selección y orden de acontecimientos que se destacan acaba determinando el sentido tanto o más que la rigurosidad con la que se repasan los accidentes vitales del personaje. La de Kojima que dibuja Adrián Suárez tiene una intención evidente: relacionar, de manera clara y definitiva, la vida del creativo con su obra, buscar una correlación entre la infancia, la juventud y la primera madurez de Kojima y los temas e intenciones de sus inimitables videojuegos. Está, por ejemplo, ese padre que hizo de puente con la otra gran pasión de su vida, el cine, y cuyo fantasma sobrevuela toda su obra; «todos los títulos de Metal Gear tratan sobre la paternidad», dice Kojima: «todos van de matar a tu padre» (pág. 60). O su relación con sus compañeros de trabajo, entre los que en un principio no logró encajar por su falta de conocimientos de programación (su formación fue en Economía, y en sus primeros años en Konami «sus compañeros se burlaban de él y eso le causaba mucha presión»; pág. 33) y que con el paso del año fueron convirtiéndose en una segunda familia: «Les deseo toda la felicidad. (…) Quiero que triunfen», decía en 2005, tras confesar que las jornadas maratonianas del desarrollo de Metal Gear Solid 3 le habían llevado al límite, «hasta el punto de pasarse días vomitando» (pág. 62).
Así, en las alrededor de ochenta páginas biográficas con las que empieza el libro (tras un prólogo en el que Jordi de Paco, de Deconstructeam, confiesa sus inclinaciones kojimescas; quizá otro leit motif del libro: el impacto de Kojima en estudios y fans de todo el mundo) Suárez dibuja una imagen de Kojima en la que el impacto de su trabajo es fundamental; celoso de su intimidad aunque a veces no lo parezca, es difícil entender a Kojima de otra manera, supongo. Es una imagen de trazos rápidos, escrita con un estilo urgente y siempre ágil que se para lo justo en disquisiciones; las hay, pero como es habitual en estos libros de Suárez, porque así es su estilo, se lanzan con una economía del lenguaje que a menudo genera en el texto una tensión fantástica entre el rigor académico y el espíritu poético. Es, en fin, una biografía necesariamente parcial, sólida pero en ningún caso enciclopédica, en la que Suárez se permite incluso jugar con su propio sistema de citas, a menudo incluyendo consideraciones subjetivas fuera de foco, como cuando, hablando sobre Policenauts, esconde en una nota al pie lo siguiente: «Recomiendo este videojuego, pues es muy bueno» (pág. 51).
En la segunda parte, la dedicada a repasar el convulso lore de Metal Gear, se justifica el extenso repaso biográfico, que contrasta con los comentarios de los anteriores libros de la serie, en los que se hacía mucho énfasis en aspectos más culturales y religiosos. Es una cronología que empieza en el 400.000 a.C., con los neandertales, y termina en 2022, con la explosión de ChatGPT; entre medias, pasamos por la Revolución Industrial, por las dos Guerras Mundiales, por la Guerra Fría, por las sociedades secretas que controlaron el devenir de estos acontecimientos cruciales de la historia de la humanidad, por las operaciones militares y los grupos organizados y las iniciativas idealistas que, a lo largo de más de una decena de videojuegos (los dos de MSX, los seis, contando Ground Zeroes, de la serie Solid, los spin-off Portable Ops y Rising: Revengeance; hay mucha tela que cortar), recorren, en estas a menudo indescriptibles ficciones, el último siglo mezclando el desparpajo de un anime con una suerte de historia alternativa pynchoniana en la que se recontextualiza nuestra realidad no para contradecirla, sino, en cierto sentido, para dejar más a la vista los motivos e intereses de algunos de sus actores más relevantes. Me es muy difícil, de hecho, no pensar en Pynchon al leer la historia de ese «niño de ojos azules» que nace cerca de una fábrica de armas en Transilvania (pág. 114), quizá a la vez que el protagonista de Shadow Ticket, la última novela del autor norteamericano, llega a una Hungría en la que el nazismo está ya en ebullición; o al leer sobre la implicación de Los Filósofos, un grupo secreto de oligarcas internacionales, en el Proyecto Manhattan, que en los juegos se explora a través de una mezcla caótica y genial de exposición enciclopédica, comedia slapstick y gracietas de baja estofa, como cuando en Metal Gear Solid 2 un soldado te mea encima: El arco iris de gravedad también se encontró problemas entre la crítica más tradicional por una sección relacionada con la coprofilia. En ambos casos, por encima de todo flota un espíritu lúdico que me parece imprescindible para entender de qué va la cosa: como también se dice en este libro de Suárez, ¿qué es sino juego puro el stunt de Kojima con la cara vendada? Sus temas (la paternidad, la identidad, las fronteras, el gobierno) son importantes; tanto, que sería una falta de respeto no reírse con ellos.

Es un repaso cronológico, directo, sorprendentemente legible incluso cuando el argumento del juego hace fintas con las que el propio Suárez tiene que lidiar para no convertir su propio texto en otro rompecabezas kojimesco; es un repaso que viene acompañado de la recomendación de jugar a los juegos, de acompañar tu partida con la lectura y no viceversa. Mientras escribo estas líneas, veo cómo se instalan los tres primeros Metal Gear Solid en Steam, y tengo a mi lado, sobre la mesa, mis copias de Metal Gear Solid 4 y 5. ¿Los jugaré? Es probable que no, o al menos no ahora mismo. Pero me pasa siempre que leo un libro de Adrián Suárez que me contagio de ese entusiasmo con el que se aproxima siempre a los videojuegos que le gustan; me pasó, también recientemente, con su libro sobre Dark Souls y Berserk (Almas oscuras, publicado por GTM), y me ha pasado con todos los de esta serie de Los secretos de, unos libros que tienen al mismo tiempo autoridad suficiente para ser referencias principales a la hora de hablar de los temas de los videojuegos que tratan y un ritmo y una ligereza envidiables, una urgencia implícita en sus fechas de lanzamiento (han salido cuatro en tres años) de la que Suárez, a mi modo de ver, ha sabido salir siempre bien parado; ninguna errata ni ninguna ausencia, que se podrían señalar, termina de empañar la refrescante experiencia de leer estos libros, y Los secretos de Shadow Moses: Más allá de Metal Gear no es una excepción: yo conduzco y él me guía, así que no soy, ni quiero ser, imparcial cuando se trata de hablar sobre Hideo Kojima, pero me quedo con el disfrute de haber leído este libro, de haber repasado y recordado la delirante y genial historia de los Metal Gear y la vida y milagros de su principal responsable, del que en cualquier caso no hay que hablar en pasado, sino en presente. ¿Tendrá Death Stranding suficientes secretos como para un libro?
Los secretos de Shadow Moses: Más allá de Metal Gear está disponible en librerías desde hoy mismo. El prólogo es de Jordi de Paco, y el epílogo, de Metal Gear España; el libro está ilustrado por Lur Noise.
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