
Tengo envidia. Al leer los artículos que escriben mis compañeros para esta sección, tengo envidia. No puedo evitarlo. chiconuclear y pinjed no se cansan de analizar las mierdas más infectas y bizarras que ha dado el mundo del celuloide. Y encima lo hacen con muchísima gracia. No sólo porque ambos disfruten de una prosa fluida y afilada, que también, sino porque con películas como
Joysticks o
Cómo fabricar un monstruo uno puede cebarse alegremente, revolcándose en la inmundicia fílmica como un gorrino en su cochiquera. Así que ahí estoy yo, pensando «esta vez me busco una peli mala. Pero mala, MALA», y de repente viene a mi mente el título de una, relacionada con los videojuegos, de la que oí hablar una vez:
Ben X. Por lo que sabía, trataba acerca de un chico perdedor en la vida real, pero todo un
badass dentro de un juego masivo online. Viendo las barrabasadas que normalmente hacen con la temática videojueguil en las películas de hoy en día, un filme centrado en un MMORPG prometía lulz asegurados, así que pertrechado con un bol de palomitas y una Coca-cola de dos litros me senté frente a la pantalla, preparado para ver una bazofia de proporciones épicas a la que poder criticar inmisericordemente. Aparecen los títulos de crédito y veo pasar ante mis ojos »Basada en hechos reales». «Jojojo, esto va a ser tronchante», río para mis adentros. Afortunadamente, no podía estar más equivocado.
Ben X es la historia de Ben, un joven belga con Síndrome de Asperger, un trastorno englobado dentro del conjunto de trastornos del espectro autista. Para ofreceros una descripción rápida y que entendáis con facilidad, Sheldon Cooper, el personaje de
The Big Bang Theory, es un compendio de clichés sobre este trastorno ((Ahora no me digáis que no veis
The Big Bang Theory. ¿No? ¡Pues corred a verla, insensatos!)). Desgraciadamente para nuestro protagonista, ser »el raro» y carecer de empatía no significa vivir una serie de situaciones absurdas e hilarantes. En su lugar, Ben es objeto de un acoso por parte de sus compañeros de clase y vive en una constante angustia ante la perspectiva de tener que participar de un mundo que no entiende.

Donde sí se desenvuelve con facilidad es en el juego online
ArchLord. Allí, Ben lleva un año jugando regularmente con una chica, la única persona por la que se siente respetado y por la que demuestra algún tipo de emoción positiva. Dentro de su rutina, sus visitas al mundo virtual constituyen el único momento donde se siente libre de ser él mismo. No tiene que enseñar a su avatar a sonreír, ni a interactuar. Dispone de una interfaz que le dice qué puede y qué no puede hacer. Para una persona que es incapaz de reordenar y reinterpretar un mundo cambiante como el nuestro, donde las normas sociales tienen más capas que Ramon García, donde cada persona es un universo, y donde cambiamos de escenario solo con girar la vista, el mundo cerrado y de reglas firmes de ArchLord representa el verdadero entorno natural de Ben. Porque
Ben X es una película sobre la soledad. Ben no es un gordopecero deprimido porque no folla. Es un verdadero extranjero en tierra propia. Es ahí donde demuestran una soltura y una técnica magnifica a la hora de comunicarnos su desdicha. No es simplemente que sus compañeros de clase sean unos cabronías sin parangón y su madre no le entienda; es que a través de cada detalle, de cada pensamiento que Ben nos recita al oído con resignación y desesperanza, nos adentramos más y más en su forma de experimentar el mundo, hasta encontrarnos completamente tras sus ojos. Acabamos queriendo al personaje, claro, porque todos nos hemos sentido alguna vez solos, desencajados del mundo. Y Ben no es un mal chico. No podemos evitar pensar que no lo merece.

Por si todo esto fuera poco, a lo largo de la película vemos inserciones en la que personajes relevantes del entorno de Ben hablan a la cámara a modo de entrevista. Se deja entrever que están comentando a toro pasado una tragedia relacionada con él. Estos contrapuntos no hacen más que elevar la tensión sobre la historia que nos están contando. Ben es como un frasco de nitroglicerina al que no dejan de agitar. A medida que avanza la historia y la presión sobre él va aumentando, nos empieza a invadir la sensación constante de que nos dirigimos de manera inexorable hacía un final terrible. Sin embargo el carácter contenido de Ben nos mantiene a oscuras, con la incertidumbre de hacia dónde va a estallar todo y con qué magnitud, atenazándonos el corazón. En lo tocante a la relación de
Ben X con el mundo de los videojuegos, me satisface decir que hace gala de un uso muy acertado de la necesidad de Ben por ArchLord. El uso de la inserción de imágenes del juego en la historia, ya sea por corte o superpuestas, esta plenamente justificado y se usa de una manera muy acertada. A través de ellas se valen para generar metáforas visuales que oscilan desde el más sencillo apunte hasta poderosísimos golpes emocionales. Y lo mejor es que en ningún momento sentimos que esas imágenes rompan la inmersión como sí ocurre con, por ejemplo,
House of the Dead del maestro Uwe. Éstas se entrelazan con el mundo real de una manera increíblemente natural. Aprendemos a entender que no estamos viendo un videojuego. Vemos la mente de Ben.

En lo referente al guión, la conexión de Ben con los videojuegos se usa con una sensibilidad exquisita, haciéndola parte esencial de la historia. Estableciendo un paralelismo entre la vida real y la vida en el videojuego, nos hacen entender la compleja forma que tiene Ben de posicionarse en el mundo. Cuál es el mundo real y por qué. ¿Vivir o morir es lo mismo que jugar o desconectarse? ¿Qué es lo que realmente importa y por qué estamos obligados a vivir en un mundo que nos rechaza y que rechazamos cuando existe un lugar hecho a nuestra medida? En el videojuego puedes apagar y crearte otro personaje si quieres escapar, pero ¿qué puedes hacer en la vida real?. Durante la hora y media que dura la película, Ben trata de encontrar la respuesta a esas preguntas sin siquiera formulárselas, llevándonos por un camino impredecible y emocionante.

Comentando el apartado técnico e interpretativo, la dirección es más que correcta, al igual que el montaje. La fotografía es muy acertada, con unos colores fríos y desangelados y los actores cumplen con su papel de manera solvente, en especial Greg Timmermans, que interpreta a Ben. Para terminar, podría sorprenderos si os digo que a pesar de las casi mil doscientas palabras que llevo escritas, en realidad no he comenzado a rascar sobre la superficie de la película. Sabéis mi opinión sobre lo que creo que transmite y de que manera, pero aún tenéis que descubrir la historia que lo envuelve.
Ben X es una película desgarradora, onírica y cruel. Un drama intenso que os recomiendo al cien por cien.
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Cuanta razón tienes en que hay que ver la serie «The Big Bang Theory», es buenísima. Cosas como «hoy es noche de Halo», o aquel capítulo en el que Sheldon jugaba a Mario 64 en su portatil, hacen a esta serie diferente, única respecto a otras.
Ben X es un peliculón. Para mi fue la mejor película que vi el año pasado. Esperaba que fuera una castaña, pero hasta mi novia se quedó flipada de lo buena película que era. Y el final es tremendísimo.
Mi profesor de filosofía (y anteriormente de sicologia) me la recomendó y eso ya apuntaba a que seria una buena película.
Buen artículo Guybrush
Pues a mí Ben X me gusta más sin números romanos y en la cartoon network…
…..
….
….Ya podéis matarme
Justamente la pusieron el otro día en el Canal 33 (segundo canal de TV3), si no recuerdo mal.
Me pareció mejor de lo esperado, aunque tampoco tan buena como parece apuntar el artículo. Eso sí, el tratamiento a los videojuegos muy bien llevado, sin entrar en estupideces y mentiras, y dejando muy claro cual es el problema del chaval, que no son los juegos, sino su síndrome.
Habrá que verla, entonces. Buen artículo, que se sale de la empalagosa suficiencia con que son tratadas las películas en esta página para dejarse sorprender un poco.