E3 2008: Un par de opiniones

Hace dos años, el E3 murió. El 30 de julio de 2006 se anunciaba la cancelación del evento más importante dedicado al ocio electrónico (con permiso del Tokyo Game Show), dejándonos a todos cuanto menos sorprendidos. A las pocas horas resucitó, sí, pero la feria de Los Angeles no ha vuelto a ser lo mismo desde que lleva la coletilla de «Media & Business Summit». El nuevo formato parece no gustar a nadie y cada vez son más las voces que hablan del fin (otra vez) del E3. Sin tener que preocuparnos de momento por eso, pues la edición de 2009 se acaba de confirmar, es momento de sacar conclusiones sobre lo visto la semana pasada y preguntar… ¿tan mal está la cosa? Ed 3 – por Radical Ed Otro año más y otra Electronic Entertaiment Expo que se nos va. No ha faltado de nada: sorpresas, secretos, anuncios, nuevo metraje… entonces ¿por qué todo el mundo tiene la sensación de haber salido de ver Señales? La feria ha muerto Tras adoptar su nuevo formato, en un intento de no colapsarse de éxito el E3 ha perdido peso mediático y las compañías se reservan muchos cartuchos para otros eventos propios u otras ferias. Pero tras este año el consenso general es que ha muerto definitivamente. No estoy de acuerdo. Lo que ha ocurrido es que las compañías tienen a gente nueva en las gradas, o gente que siempre había estado ahí, pero hasta ahora eran ignorados. La prensa generalista está entre nosotros, señores. Los videojuegos ya no son la afición del bohemio del siglo XXI. Se han instituido como una forma de ocio socialmente aceptada y ha medrado en dispositivos como móviles, en formatos como las páginas flash o entre nuestros venerables antecesores, que los han visto funcionar en Buenafuente. Hasta ahí, nada nuevo. Lo nuevo es que hayan clavado una lanza en nuestro evento, ése que, sin importar tu huso horario, sigues fanáticamente todos los años. Perdiendo sueño, horas y alguna que otra comida. La máxima expresión de la exposición, una vez cerrada al público, son las todavía populares conferencias de los tres fabricantes. Son la prueba fehaciente de que el E3 sigue vivo: ningún otro evento tira tantos servidores, colapsa tantos servicios de visionado en tiempo real ni sobrecarga la red como estas, aproximadamente, 6 horas de autobombo. Y nos ha dolido que estas horas se hayan dedicado a menesteres tan circunstanciales a los videojuegos —y sin embargo tan necesarios para su financiación— como los juegos familiares o a divulgar lo que la mayoría de la audiencia ya sabía. Pero para las compañías es vital que esa información llegue a una audiencia que realmente sí es mayoría. La que lee la reseña en un periódico, en un dominical o la que ve un pequeño apunte en un informativo. Esa minoría de periodistas suponen una gran mayoría de clientes y nos conviene ir aceptándolo.

Larga vida a la feria Pero no nos ofusquemos. El E3 ha sido un buen evento, simplemente ha cambiado el formato. Se han presentado muchos juegos, pero en vez de hacerlo en las célebres conferencias se han colgado en la PlayStation Network, en Xbox Live, en entrevistas exclusivas a las páginas más mediáticas… todo jugador tradicional ha podido encontrar en su entorno más familiar más material del que puede descargar y visualizar en sólo tres días. Hemos visto juegos de los que apenas se tenía un esqueleto, demostraciones en directo de los proyectos más interesantes de la industria y por supuesto ha habido anuncios a mansalva, comentarios velados, anécdotas, presentaciones a puerta cerrada y entrevistas donde los grandes han rajado a gusto. De hecho, prácticamente cualquier cosa que no haya tenido que ver con una rueda de prensa en un teatro ha sido bastante interesante. Si tras leer esto tienes un déjà vu, pincha aquí.

Fuera de lo que son estrictamente juegos se han anunciado servicios, nuevas bajadas de precio, nuevas funcionalidades de los sistemas operativos y hasta un anime exclusivamente descargable. ¿Cómo se puede quejar uno de semejante E3? El palazo que nos hemos llevado con las conferencias nos ha hecho perder la perspectiva sobre lo que se nos ha mostrado, pero los hechos objetivos están ahí. Claro que también ha influido otro factor… Ganador: el perdedor El gran ganador de este año es Microsoft. En todo el tiempo que llevo haciendo reflexiones post-E3 nunca antes había concedido la feria a los de Redmond. Al principio no lo vi así. Yo también estaba con el viejo chip de las conferencias y la de Microsoft era demasiado inexcusable como para que una bomba la salvase. Pero ahora me doy cuenta que si el propósito de este tipo de actos mediáticos es acabar con una posición mejor que con la que has empezado, claramente los chicos de Balmer han terminado en mejor posición que con la que han empezado. Pero mejor no significa bien y ése es, intuyo, el otro factor que ha dejado esa sensación de malestar en la comunidad internáutica, que al menos en lo que se refiere a miembros participativos, son mayormente seguidores de Microsoft y Nintendo. De los fans de Miyamoto me ocupo luego, ahora hablaré de con qué se han encontrado los ganadores de este E3. Microsoft tiene una consola que vende menos que otra el doble de cara a pesar de contar con la ventaja de haber golpeado primero, cuyos principales juegos para este año son un dudoso proyecto de Silicon Knights, dos juegos del cadáver de Rare, Fable: segundo intento, un RTS y el espectacular Gears of War 2. Un plantel a todas luces escaso en cuanto a exclusividades que sólo se ha visto aliviado por el megatón de que Final Fantasy XIII llegará a 360 después de su paso por PS3. Final Fantasy, señores, una saga vilipendiada por aquellos que hasta ahora no tenían acceso a ella y que ya empieza a aparecer en las listas de compras como si de repente fuese un proyecto muy interesante. Pero por mucho que pongan esa sonrisa de cara a la galería a la hora de evaluar el E3 lo tienen claro: ¡es un asco! Y es que el público de Xbox cambiaría toda la Fabula Nova Cristallis y el incierto apoyo que éste y los juegos casuales le proporcionarían a las ventas de su plataforma por un solo anuncio que hubiese reforzado la posición de Microsoft como productora first party, después de no hacer más que perder fuerza en ese sentido a lo largo de este año. Una adquisición de alguna compañía, un nuevo estudio interno, ¡un juego! Sony, por el contrario, no ha hecho más que crecer y tal y como dijo en su narcolépsica conferencia, a pesar de estar menos tiempo en el mercado ya tiene más títulos exclusivos que su más directa competidora, y acaba de firmar un contrato con ese monstruo de crecimiento incontrolado llamado Google.

Esta pírrica victoria de Microsoft ha contentado a pocos y ha molestado toda una base de fans. Normal que se quiera culpar al mensajero. Pero lo cierto es que haciendo recuento de los grupos de programación que tiene Microsoft y los proyectos que tiene en danza no había margen para más que, si acaso, el rumoreado proyecto de Peter «Imagina ser escritor» Jackson. En ese sentido, o se siguen comprando exclusivas temporales third o la situación no va a cambiar en lo que queda de generación. Microsoft debe empezar a crecer o perderse en la marea. Su público lo sabe: puede que no tan vivamente como lo he expuesto aquí, pero notan esa punzada en su espina dorsal que les dice que algo no va bien cuando teniendo la sartén por el mango en cuanto a base instalada están dejando que los de la cola les superen. Perdedores: los ganadores Cuando me compré la Nintendo 64 era un nintendero convencido. Sabía lo que compraba en cuanto a precios y capacidades del hardware. Pero lo que falló en esa consola fue el triste catálogo que era imposible disfrutar con un mínimo de amor propio. Muchos más jóvenes no lo recordaréis así, pero así fue. Y cumplí. Renegué de Nintendo y de esa basura de dos títulos por un agravio bastante menos grave del que ahora mismo están sufriendo los ‘usuarios’ de Wii. Y no están cumpliendo. Ya no estamos hablando de los chavales que recogían las sobras de la consola que tú abandonaste, alimentándola con algún juego de sexualidad ambigua con animales en mochilas y coliseos. Estamos hablando de la madura base de nintenderos que sigue defendiendo una consola que en un año y medio ha tenido el catálogo más desolador de la historia de un lanzamiento, que se derriten porque van a sacar un juego de hace 20 años y porque, respondiendo a una pregunta, han admitido el desarrollo de otra secuela de un juego que tampoco es que llenase mucho el catálogo de la difunta predecesora de la Wii.

Los fans de Nintendo, en su mayor parte, han fallado. Reggie ha hecho lo que todos esperábamos, pero lo que no esperaba era una respuesta que ya no es tímida o velada como hasta ahora había venido siendo, supongo que en un ejercicio de autoengaño. Es una respuesta entusiasta ante la más miserable afrenta posible. Arropados por unas ventas que ellos perciben erróneamente como un masivo éxito entre los jugadores, los fans de la gran M N están montados sobre una ola de hype que no existe. Si de verdad las ventas entre jugadores fuesen tan altas como las ventas globales, la producción de títulos first serios estaría a toda máquina y las exclusividades de las third serían imparables. Nada de eso está ocurriendo, es más: no se está yendo en esa dirección. No se han establecido medidas para evitar semejante hambruna porque no concierne a sus ventas, pero supongo que están tan sorprendidos como yo de que además hayan sido agraciados con un público tradicional tan masoquista. Como jugador y como usuario eventual de Nintendo no siento más que vergüenza ajena. Nos vemos el año que viene Casi todo el mundo está ya apuntando citas para subirse de nuevo al tren de la expectación. A ver si en Leipzig o en Tokio muestran algo de los juegos prometidos. El gran evento ya ha pasado y pese a todo ha sobrevivido una vez más, y honrosamente, en esta era en la que hasta la más pequeña distribuidora ha decidido crear su propio show. Este nuevo sistema permite presentar tus juegos sin interferencias, pero ¿no era más económico lanzarlo todo de una que no ir preparando pre-alfas y acondicionando teatros para cada pequeño evento —incluido el tuyo propio—? Puede que cuando las grandes firmas se den cuenta de que nada llamaba más la atención de la prensa no especializada que el espectáculo de luz y color del viejo E3 de Los Angeles, entonces se decidan a devolvérnoslo. El pestilente E3 – por DonDepre El E3. Menudo E3. Sí, seguro que habrá gente que dirá que, bueno, que el E3 no ha sido tan malo… que aunque las conferencias hayan sido aburridas, las thirds han presentado juegos (¿acaso las thirds no han presentado juegos todos los años?), que se habían anunciado muchas cosas antes del E3, que las compañías esperan otras ferias o sus eventos en exclusiva para presentar sus bombazos… Chorradas. Este E3 ha sido lamentable, no sólo porque las conferencias de las tres grandes, sin excepción, hayan apestado, o porque Sony y Microsoft intenten acercarse al público casual, mientras Nintendo no es que se acerque, es que se pasa de largo hasta pervertir la palabra videojuego. Ha sido lamentable porque representan la tendencia que llevan las tres first party y nos auguran que, si la conferencia apestó, el futuro apesta aún más. Microsoft Microsoft ha adoptado la técnica del perro del hortelano. Lo normal hubiera sido buscar «megatones» propios. En cambio, ha llegado a suspender, para cabreo de los de Bungie, el anuncio de un nuevo Halo, por motivos de duración de la conferencia (total, eso del Halo, ¿a quién demonios le importa teniendo los jueguecitos de la cámara?). En vez de eso, Microsoft ha optado por una clara estrategia: va a cargarse a Sony. Así, sin intermediarios ni asesinos a sueldo. En vez de buscar sus propias exclusivas (no, Microsoft no ha anunciado NI UN solo juego hardcore nuevo en este E3), ha decidido robar exclusivas de Sony. Y eso es una estrategia de lo más cachonda, porque eso no aumenta ventas. Lo de «nosotros también tenemos Final Fantasy XIII» no sirve para vender consolas, sirve para evitar que Sony las venda. Los usuarios de Sony no van a comprar 360 para jugar al Final Fantasy, porque ya tienen la PS3 y sigue saliendo también para dicha consola. Pero sí evita que los usuarios de 360 se compren, como segunda consola, la PS3. A fin de cuentas, será por cheques, que Bill Gates los reparte en blanco, aunque esté jubilado. Sí, muy bonito, los usuarios de la 360 se podrán alegrar que, dentro de 2 o 3 años, no necesitarán comprar la PS3 para jugar al juego de Square, pero… ¿qué nuevos juegos anuncian hasta entonces? Nada. Un clon del Eye Toy, una nueva entrega del clon del Buzz, y Lips, un clon, pero clon, clon, del Singstar. Sí, la santa tríada de los juegos casuals de Sony, en la misma conferencia. Y, para rematar, ponen el Rock Band con Metallica. Con Metallica. Los jebis entenderán claramente la ironía. Pero, por si este gran alarde de imaginación se quedara corto, ahí tienen sus Miis y los nuevos menús 3D para mostrar menos información por pantalla, pero con unas ventanitas al estilo Windows Vista que hará las delicias de las secretarias. Sony Mira, al menos Sony muestra algún juego de verdad, ¡y nuevo! Y no, no me refiero al God of War 3 que, aunque técnicamente es un juego nuevo, ya era vox populi que el juego lo empezaron a hacer tan solo acabar el 2. Me refiero a los demás, MAG (que es la abreviatura de «metemos a 256 pandilocos en un escenario muy grande, y a ver que pasa»), DC Universe (el juego de rol online donde todos los personajes son clons de Batman), otro Ratchet & Clank, y lo de siempre: una dosis de Resistance 2, una dosis de Killzone 2 (juraría que llevan desde el año 97 anunciando ya el mismo juego) y a hacerle el boca a boca a la PSP con un montón de títulos que venderán mil copias y jugarán veinte millones de personas. Lo más japonés que se vio en la conferencia de Sony fue Jim Lee anunciando el DC Universe. Porque lo que es el catálogo, da la impresión que hayan llevado la sede central de Sony a Texas. ¿RPG’s japoneses? ¿Esos mismos RPG’s que hicieron que la PSX triunfara por encima de cualquier pronóstico y que llevó a la PS2 a la mayor cuota de mercado en consolas? Ni está, ni se esperan. Lo cual tiene su miga el día después que Microsoft les dijera, amablemente, que iban a vender un millón menos en USA al robarles la exclusiva del Final Fantasy. Pero Sony, que es tozuda, pasa completamente del hecho que la PS3 se venda, en Japón, ligeramente por encima de la PS2, y se ha metido entre ceja y ceja que tiene que ser más yanki que el pastel de manzana. Nada de RPGs, ni nada que tenga una mínima tonalidad amarilla. Eso sí, anunciaron que los americanos ya pueden pagar lo mismo que cuesta un DVD para poder bajarse una película, o que pueden pagar el alquiler de tres películas en el videoclub para bajarse una en su PS3. Y… Nintendo. Si creíais que lo de arriba era bilis y mala leche, no habéis visto nada. Me he guardado lo mejor para el final. ¿Qué coño está haciendo Nintendo? En serio, ¿qué jodida droga les han metido en los cereales? Si creíamos que lo del Wii Fit era el colmo del casualismo (tanto que deberíamos pensar en buscar otra palabra, que ahora los «antiguos casuals» del Pro Evolution y GTA me parecen unas geniales personas), lo del Wii Music no tiene nombre. Explicamos el concepto. No es un videojuego. No hay objetivos, ni puntuaciones, ni nada. Simplemente es un jukebox compuesto por canciones tan espectaculares como «Twinkle Twinkle Little Star» (sí, el mítico «Brilla, brilla, estrellita») o «Yankee Doodle». ¿Con Jukebox quiero decir juego tipo Guitar Hero? No. Me refiero a un juego como Guitar Hero sin botones, donde no puedes fallar notas. Agitas el mando rápido, la canción suena rápida, agitas el mando lento, la canción suena lenta. En palabras de Miyamoto, es un juguete musical, y por eso es más interesante que un videojuego. Aparte, el Wii Sports 2 (nos vamos a la playa), con un sensor de movimiento mejorado que aún no saben si lo van a incluir en los nuevos Wiimotes, o no, o qué demonios hacemos con los próximos juegos. Y lo rematamos con la noticia del gran juego hardcore que nos prometía Reggie: Animal Crossing. Tras el cabreo generalizado, Reggie nos tranquilizó diciendo que no habían despedido a los equipos del Mario y del Zelda, por lo que algo estarían haciendo. Y, en una conferencia más privada, se dedicaron a enseñar los mismos tres juegos y, para que se callara un jodido blogger que no paraba de molestar, decir que estaban haciendo un Pikmin. Es conocida por todos la tendencia actual de Nintendo de ir a buscar a las mamás a las puertas de los colegios y a los papás en las puertas de los clubes de alterne para enseñarles lo bonito que es jugar agitando un mando. Pero es que la deriva ya empieza a ser preocupante. ¿Cuántos juegos nuevos (no secuelas) ha hecho Nintendo en los últimos años? Muchos. Wii Sports. Wii Music. Wii Fit. Brain Training. Nintendogs. Ey… un momento… empiezo a detectar una pauta. ¿Cuantos juegos nuevos (no secuelas) ha hecho Nintendo para, no ya el público hardcore (que sería pedirles demasiado), sino para alguien que quiere jugar sin sentir vergüenza? Ehhh… ¿2003 con el Wario Ware? ¿2004 con el Mario vs Donkey Kong de GBA? ¿Alguien me puede decir algún título posterior? Porque así están las cosas. Nintendo lleva 4 añitos ya sin un sólo título nuevo. Sí, están sacando secuelas de todos los juegos que sacaron en GC, para Wii, lo cual era tan sorprendente como el God of War III (si vendieron siendo la tercera consola en ventas, venderán más siendo la primera), pero TODAS las nuevas licencias van para el público casual. Para los, no ya hardcore, repito, sino fans de la antigua Nintendo no hay ni una. Ni media. Que sí, que de tanto en tanto alguna third party intentará hacer lo imposible y defender el bastión de los juegos «hardcore» en la Wii, pero Nintendo ha dejado muy claras sus cartas. Secuelas mientras vendan y, para realmente hacer caja, juguetitos en formato DVD. Y después es el E3 el que apesta. No, señores, el E3 no es un ente con vida propia, es un escaparate donde las empresas (de videojuegos, en este caso) anuncian sus futuras lineas de inversión (o, en este mercado, de juegos). Es decir, que si apesta, no es el escaparate. Es lo que se muestra en él.