Review: Super Princess Peach

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“En cuanto se concede a la mujer la igualdad con el hombre, se vuelve superior a él”, dijo en una ocasión la Dama de Hierro. No voy a hacer un repaso histórico a mujeres que, al ser igualadas socialmente a los hombres, hayan triunfado dejando a sus a menudo opresores compañeros de especie en ridículo: no lo necesitáis. El lector de Anait es, por lo general, culto y refinado, y supongo que antes de leer esto estabais ojeando unos versos de Góngora mientras paladeabais un Gin Fizz, todo de marca, por supuesto. Sí que hablaré, sin embargo, de un ejemplo claro en la industria que da de comer a los redactores de esta página, ese mundillo del que quizá hayáis oído hablar alguna vez, los llamados videojuegos.

Todos conoceréis a Mario. Mario Mario, para ser más exactos, nacido en 1981 bajo el relativamente ridículo (en los 80 todo era relativamente ridículo) nombre de Jumpman. En gran parte de sus juegos, empezando por Super Mario Bros., el objetivo del juego, o, más concretamente, el fin que persigue Mario, es rescatar a Peach, la delicada princesa del Reino Champiñón. Así, la princesa Peach quedaba siempre en un segundo y digno de lástima plano, sin explotar todo el potencial que, desde el principio, se le veía.

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Pero ahora, oh, ahora, qué distintos son los tiempos. La caza de brujas ha terminado, los niños empiezan a fumar a los ocho años y a tomar Viagra a los quince, todas las razas, religiones e ideas políticas son aceptadas como válidas y los robots conviven con nosotros en superurbes con coches voladores y comercio interespacial legalizado, haciéndonos la vida un poco más fácil pero un poco menos sexy. La época en la que el aguerrido hombretón salvaba a la delicada princesa es ya parte del pasado, una de esas cosas que cuentas en las cenas con los amigos para echar unas risas, entre cigarro y cigarro: qué cabrón, cómo ibas a salvarla, y fíjate ahora, jajajá jejejé. Ahora es su turno. El turno de las princesas.

Y es ahí donde podemos comenzar a hablar del juego que tenemos entre manos. “El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres”, que dijo Simone de Beauvoir, pero es que era un poco feminista y un poco fea, también. En este caso es cierto. Super Princesa Peach empieza cuando Bowser, desde su chalecito de verano en la isla Sensa, se entera de la existencia del Sensacetro, con el que pretende dar el golpe final y terminar con Mario definitivamente. Originalidad 10. ¿Qué hacer el soberano, moverse hasta allí y esclavizar a la corte del Reino Champiñón por él mismo? ¡No! Manda a un puto goomba, lo más bajo de la evolución, un ser tan vulgar y despreciable que no da ni pena matarlo. Pero al final consiguen apresar a Mario, de un modo que no me quedó muy claro, ni tras ver la introducción varios pares de veces. Putas intros para críos, nunca me entero.

Situación: Mario, Luigi y un toad apresados en la isla Sensa. Bowser está saboreando las mieles de la victoria por una vez en su vida cuando el goomba al que habían dejado el cetro vuelve, se pone a agitar el cetro y todo el mundo empieza a experimentar cambios en sus sentimientos. Vale, al principio pensé que el goomba estaba drogado (desde Yoshi’s Island no sé qué pensar de Nintendo cuando veo ese tipo de cosas), pero tras mucho pensar llegué a la conclusión de que el cetro controla las emociones, y por eso el goomba estaba tan alegre. Entonces Peach vuelve de su paseo matinal, y se encuentra con el castillo lleno de gente emocionalmente inestable y sus ¿amigos? Mario y Luigi secuestrados, dato que conoce, por cierto, por una enorme nota que fue dejada en la pared.

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Tenemos, entonces, un reino lleno de tarados, unos héroes secuestrados y un ejército de malvados que no saben controlas sus sentimientos. Eso no puede ser. Peach tiene que hacer algo. Aquí empieza todo. Se van a cagar esos mamones.

“Si das con una buena mujer serás feliz; y si no te volverás filósofo, lo que siempre es útil para el hombre”, dijo Pitigrilli. Y dime, Pitigrilli, qué mérito tiene decir algo que ya había dicho Sófocles bastantes siglos antes. Peach es una buena mujer. Sabe controlarse, cosa que ya es bastante sorprendente; se controla hasta el punto de poder llorar o enfadarse a placer, característica esta que hace de Super Princesa Peach una experiencia muy agradable por hacerla un poco más variada, o menos monótona, según se mire. Básicamente, es el clásico juego de plataformas: avanzas por una serie de pantallas, en la última hay un jefe final, te lo cargas y pasas al siguiente mundo; así hasta que no queden más mundos. El sistema de juego que se lleva explotando veinte años, y que, a título personal, creo casi perfecto.

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Gráficamente es muy bonito. Muy bonito, insisto. Se ve cierta influencia de Yoshi’s Island en todo, pero mucho más bubblegum. Si los gráficos fueran una canción, serían Sugar, Sugar de los Archies. No, demasiado poco dulce. Serían Chewy, Chewy, de The Ohio Express. Los sprites están bien animados y están sobrados de detalles, como el afable parasol y las caras que pone o lo kawaii que es Peach corriendo. Suena exactamente igual que se ve: agradable, optimista y pegadizo. La colección de melodías, que puede desbloquearse como extra para escuchar cuando se desee, cumple más que de sobra, si bien muchas veces parece no tener suficiente peso, como si no llegaran a ser más que jingles.

Como ya dije antes, Super Princess Peach es un plataformas clásico. A la fórmula de toda la vida le añade ciertos elementos que, sin ser novedosos, dan vidilla al juego. Uno de ellos es el parasol, que al principio sólo sirve para golpear pero que a lo largo del juego va teniendo otros usos, a medida que se compran en la tienda. No es que sea el punto fuerte del juego, pero le da algo de variedad. “La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”, que dijo en cierto momento Isaac Newton.

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El punto fuerte está en las emociones de Peach. Mientras que la acción se desarrolla en la pantalla superior, en la inferior se muestra a Peach, con una mirada ciertamente siniestra, rodeada de corazones, cada uno de un color. Estos corazones representan sus emociones: felicidad el amarillo, odio/enfado el rojo, tristeza el azul y una sensación novedosa que nunca he sentido y por tanto no puedo describir el verde. Tocándolos, Peach empezará a sentir, con diferentes resultados. No se puede decir que haya ningún puzzle que haga que el córtex prefrontal se derrita, pero, una vez más, da algo de variedad al desarrollo del juego, que aún así es bastante lineal.

“Entre dos explicaciones, elige la más clara; entre dos formas, la más elemental; entre dos expresiones, la más breve”, como diría Eugeni d’Ors. El juego es sencillo. La dificultad va subiendo poco a poco, pero en ningún momento resulta imposible seguir. Lo único que puede resultar ligeramente complicado es rescatar a todos los Toads y conseguir todos los puzzles y demás extras tontorrones que incluye el juego, pero tampoco es que sea tan difícil que te hacen replantearte por qué sigues vivos si eres tan jodidamente inútil. No es un juego aburrido en ningún momento, pero se hace fácil, y habrá gente a la que esto no le guste. Por hacer otro símil musical de esos que tanto nos gustan a todos, si habíamos quedado en que Super Princess Peach es Chewy, Chewy de The Ohio Express, podríamos plantearnos la pregunta ¿es mejor escuchar The Ohio Express o Led Zeppelin? Pues depende del momento. A veces apetece algo más críptico, más complejo y quizá más enriquecedor, pero en otras ocasiones una buena dosis de pop bubblegum, que no te va a descubrir nada ni te va a exigir el más mínimo esfuerzo intelectual, entra bien.

En definitiva, Super Princess Peach es un buen juego. No creo que nadie descubra nada en él que no haya visto antes en mil sitios, pero, como una buena canción de los Archies, es agradable hasta el final, y cuando acaba el sabor de boca es suficientemente bueno como para querer un poco más. Recomendado a nostálgicos de las plataformas que no hayan caído en las redes del Mal, a gente con buen gusto para la ropa y a chicas, target obvio del juego y sector de la humanidad que aún se resiste al control mental de los videojuegos.

Esto ha sido todo por hoy. Y recuerden: como dijo Hugo Chávez, «ALCA ALCA ALCA al carajo».

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  1. Calvero

    Yo no lo he jugado hasta el final ,he jugado cinco minutos en la consola de mi hermano lo suficiente para opinar que ese siete es una nota demasiado alta para un juego tan normalucho (por no decir mediocre) y como plataformas es muy soso y estéticamente también es soso….

    Yo creo que un cinco puede ser la nota para este juego, ya que es como una película de esas de la tarde de domingos de estrenos tv a veces la ves por no cambiar de canal estando el mando a distancia lejos de ti, a este juego juegas por jugar mientras ves esa película de estrenos tv… Esa fue mi impresión después de jugar un par de niveles y no parecía que la princesa peach se fuera a montar en una montaña rusa en los siguientes niveles.
    mi nota un 4 (la peli era un rollo infumable)

  2. Tratante

    Yo vuelvo a tener fe en ds. Y en cuanto vea este princess peach de 2ª mano, cae. Gracias chiconuclear. Gracias por salvar mi fe.

  3. Víctor Martínez

    Estuve dudando entre el 6 y el 7, y al final tuve que retarme a mí mismo a un combate de boxeo para decidirlo. Al final se ve que me pilló generoso.

  4. KPY

    Muy interesante la review. Te lo has currado ^_^ Sobre el juego… Yo lo probé 10 minutos en japonés y me pareció un tostón, lo mismo que me parecen todos los marios en 2D (juego 10-15 mins y no los vuelvo a tocar). Seguro que a los que les mole el género no les desagrada el juego. 

  5. Gon

    El juego no esta mal, se deja jugar. Entretenido y majeton sin mas complicaciones. En cuanto a la review, te ha quedado graciosota, y me ha recordado un poco a alguna de las de gamerah. Chachi piruli. 

  6. Ikael

    La review ha sido de lo más awesome, sobre todo el principio. Me he reído, y bien en alto (cosa mala para las horas que corren) y lo que es más, me he enterado de a quién puede gustarle este juego, cuándo y por qué. Bravo.

  7. Víctor Martínez

    OBVIAMENTE la review está hecha por alguien que ama los plataformas y que además pierde el culo por algo tan bonito. No me culpéis a mí, culpad a la ESO.Por cierto, me pasa lo mismo que a domo-kun, posteo y posteo y tarda que da grima.

  8. Pep Sànchez

    Esto de los malditos comentarios es cosa del plug-in para bloquear el spam (Akismet Spam). A veces detecta como spam comentarios de usuarios, y hay que corregirlo «manualmente». Ya que estamos… ¿Alguien tiene idea de por qué pasa esto?

    La review está genial,me he reído mucho. Me ha gustado especialmente la comparación con las canciones (que no conocía, pero ahora se me han pegado…). Y sobre la nota, si dudabas entre 6 y 7 ¿por qué no 6.5? Preferimos puntuar sin decimales, pero los «medios» no molestan tanto.

  9. Víctor Martínez

    Eso se me dice antes, nen. Lo tendré en cuenta para la próxima, que por cierto está ya casi casi.

  10. Víctor Martínez

    Me ha gustado especialmente la comparación con
    las canciones

    He de decir que se lo copié descaradamente a Xavi. 

  11. Pep Sànchez

    En ese caso, puedes darme loque le debas de royalties. Se lo haré llegar ¬¬