Análisis de Knytt

Nota: Knytt es un juego freeware que se puede conseguir aquí. Yo, antes de comenzar con este análisis, he de confesaros una cosa: odio la exploración en los videojuegos. La odio con todo mi ser. Durante la era 2D, nunca me hizo tilín ningún Metroid, Castlevania o Zelda. Dejé el Doom porque me rallaba como nada el vagar por laberintos repetitivos llenos de cadáveres de demonios en busca de no sé qué llave. De los juegos 3D posteriores, mejor ni hablar. No hay NADA más aburrido deambular por un escenario con tres dimensiones en las que perderte con gran «libertad» para dar vueltas en círculo y cagarte en la madre de los programadores. No me produce ningún regocijo volver sobre mis pasos, tener que orientarme o intentar discernir sobre qué parte del escenario puedo interactuar y sobre cuál no. Eso no es un reto, es una tarea tediosa. Y si no lo creéis, probad a conducir por un ciudad tan bien señalizada como Madrid. No es una «aventura». El equivalente videojueguístico de conducir por Madrid no es «Gallardon´s Challenge and the quest for the magic traffic jams» sino más bien, un puto coñazo injugable que te llena de ansias asesinas. La exploración apesta. O al menos, apestaba hasta ahora.

Todo el mundo nace cual tabula rasa

Esa es una verdad que cada vez es más ignorada a la hora de diseñar juegos. Cuando diseñan un juego dan automáticamente por hecho de que la gente es experta o tiene experiencia en dicho género, lo cual es un error que hace que dichos géneros se aíslen al no poder incorporar nuevos jugadores. Sólo los veteranos y los más pacientes tienen acceso. Con el género de exploración (que generalmente suele ir diluido en RPGs y aventuras) pasa otro tanto de lo mismo. Ya es difícil orientarse como para que además tengas que resolver acertijos y clavar los saltos mientras te disparan por todos los lados. Por eso, yo hacía tiempo que di la causa de los juegos «de exploración» por perdida. Hasta que… encontré a Knytt.

¿Y quién es ese tal Knytt?

Knytt es un bicho muy mono que un buen día, mientras salía a ver las estrellas, fue secuestrado por un alienígena coleccionista de kawaicidades. Cuando éste se lo llevaba a su planeta, su OVNI chocó contra un meteorito. Perdidos en un planeta extraño, Knytt deberá encontrar las piezas necesarias para reparar el OVNI y así volver a su casa. Para ello contará con tres armas. La primera es su agilidad. Como buen bicho adorable, Knytt tiene patitas. Patitas muy ágiles que le sirven para trepar por toda superficie. Eso hace que los plataformeos sean de lo más variopintos y sencillos, por lo que nos concentraremos en esa tarea maldita que es la exploración. Su segunda arma es un rayo de luz que nos indica dónde está el ítem a coger más cercano, facilitándonos la exploración como si del haz de luz de Wanda y el Coloso se tratase (según su creador, una de sus inspiraciones a la hora de hacer este juego). Y la tercera arma es tu ingenio a la hora de encontrar las piezas. Porque no, Knytt es un bichillo adorable y las cosas adorables suelen ser también bastante indefensas: no podremos dañar a ninguno de los escasos enemigos de este mundo, tan sólo podremos detectarlos (nuestro personaje adquirirá un tono rojizo) y evitarlos dando un rodeo cual políticos en una rueda de prensa.

What a wonderful World

Entonces, ¿cómo demonios ha logrado un juego centrado en la exploración caerme tan bien? Vayamos por partes. Como ya he mencionado antes, por un lado es porque es un juego de exploración para principiantes. No es increíblemente masivo, ni largo, ni está lleno de puzles complicados y pasadizos secretos que jamás hubiéramos imaginado. De hecho, es un juego que les resultará demasiado fácil y corto a los veteranos. Para quien quiera profundidad en este estilo de juegos, le recomiendo encarecidamente el Seiklus en vez de éste. Pero Knytt es justo lo que los ajenos al género, los que queremos descubrirlo (e incluso me atrevería a decir que los que nunca hayan tocado un juego) necesitamos, un juego con una dificultad y duración justitas pero… con una gran esencia.

El perfume

Eso de la «esencia», ¿qué es? ¿Acaso no era algo de los desodorantes y tal? ¿O es sólo otra excusa para que Ikael se vuelva pedante? No exactamente. Con eso de la «esencia» quiero decir que este juego condensa lo que hace grande a la exploración. Digamos que otros juegos no tienen una esencia tan marcada. Mezclan varios «olores» ajenos a la exploración hasta que uno ya no sabe a qué juega, o son juegos tan sosos que acaban sin dejarte regustillo alguno tras haberlos consumido. Pero con Knytt ése no es el caso. Knytt es explorar. Knytt es la alegría de explorar. El regocijo de explorar. La fascinación por explorar, el wanderlust, que diría Nightwish. Sí, hay enemigos y hay que usar el ingenio, pero eso nunca te distrae de su principal tarea. Y para que explorar resulte divertido y nunca canse no sólo tiene unos niveles bien diseñados, sino también una dirección de arte sublime que hace que descubrir este mundo merezca la pena. El pixelart es de una calidad altísima, logrando unos personajes diminutos y expresivos, las paletas de colores son bastante más coherentes que en otros juegos profesionales, y los escenarios están llenos de pequeños detalles que dan una gran vida al juego bajo su aparente calma. Si a eso le unes unos efectos de sonidos de lo más conseguidos y una música de lo más relajante y ambiental (muy «a lo Ico»), tenemos un mundo que al experimentarlo, el cuerpo te pide visitarlo, explorarlo y qué demonios, pasar allí tus vacaciones. Y como además su control es bueno y sus niveles están bien hechos, resulta una delicia el hacerlo. Y lo que es mejor: no tenemos a mil enemigos, power ups, claves de siete dígitos y demás zarandajas que nos molesten o distraigan en ese proceso. Lo dicho, esencia de exploración pura, oigan, y con una dirección de arte brutal. Llegados hasta este punto, sólo me queda ya comentar las cosas por mejorar. Sólo encuentro dos dignas de mención. Por un lado la duración. Te lo puedes acabar en un par de tardes si eres un novato como yo en estos temas, y en un par de horillas si ya estás curtido. Y sí, quizás te quedes pidiendo un poco más, por mucho que su creador haya puesto localizaciones secretas para quien desee explorarlo más a fondo. Pero no por ello es una experiencia menos memorable. El otro defecto es una tontería, pero que afecta mucho a su (excelente) ambientación. Y es el que aunque el mundo de Knytt esté poblado de criaturillas y personajes amistosos, luego no puedes interactuar con ellos de ningún modo. Pasas por delante de ellos como si fueras un espectro invisible, lo que hace que se rompa tu inmersión en el mundo. No pido diálogos (de hecho, la mudez le queda tan bien al juego como a Clooney las corbatas), pero estaría mucho mejor que reaccionasen al pasar sobre ellos, o algo así. En fin, un detalle menor, pero vaya, una lástima.

En definitiva

Knytt es un juego freeware que aun teniendo la exploración como núcleo central, ha logrado que alguien como yo, que se pierde en su propia casa, se enternezca y entienda por fin a esas extrañas gentes que disfrutan perdiéndose en juegos. Y por cierto: hace ya cinco días que me he pasado este juego hecho por supuestos aficionados, y recuerdo perfectamente sus rincones, melodías y parajes. Por algo será. Puntuación: 9. Quitadle un punto si sois veteranos o tenéis necesidad de que todos los juegos os duren más de tres horas, pero no me toquéis las narices. Dónde conseguirlo: http://knytt.ni2.se/