Apaga este motor en movimiento

Análisis de Factorio

Análisis de Factorio

Recuerdo que en una vida pasada, en un trabajo que ya no tengo, pasé el viernes festivo de un puente en una fábrica de piezas de automóvil. Trece horas escribiendo código y cableando señales, solo en una nave del tamaño de una terminal de aeropuerto. Lo lógico es que hubiera acabado harto, y lo estaba: aborrecí la máquina, el puente interrumpido, la película de taladrina y polvo de metal que lo cubría todo, el olor a ropa sintética sudada. También mi papel de colaborador en la destrucción de unos trabajos que hasta ese día eran manuales.

Pero cuando automatizas algo también hay un momento de asombro secreto, un segundo de uncanny valley en el que bultos de acero que llevan horas sólidos e inertes, en los que no sospechas vida, se animan como por Locomoción Sustitutiva. Treguna. Mekoides. Unas chapas y unos cilindros metálicos como cigarrillos de cromo entran por un lado, y tras una serie de movimientos antinaturales, sea por demasiado violentos o por demasiado delicados, un artefacto irreconocible aparece por el otro. Al principio uno de cada vez, de forma irregular y tentativa, y luego más y más a medida que el proceso se depura, hasta que lo único que se oye es una cacofonía de golpes metálicos. Hay algo hipnótico en ver el metal reproducirse así.

Fabricando unas quince por minuto, en un año y medio la máquina habrá producido unos cuatro millones de piezas, y devorado toneladas de acero, cientos de litros de aceite y megavatios de electricidad. ¿Puede que gigavatios? Son medidas tan ajenas a nosotros como la repetición idéntica e incansable sus movimientos. Entiendo el número, pero no puedo sostener en mi cabeza lo que supone 1 gigavatio, no comprendo de verdad —es decir, no puedo imaginar en mis brazos— el peso de esas toneladas. No es una escala humana.

Cuando acabé recogí mi portátil y mis cajas, recorrí un aparcamiento gigante hasta mi furgoneta, anuncié mi salida a un guardia jurado, atravesé un polígono industrial poblado de otras naves igual de enormes y conduje una hora hasta mi casa. No quería llegar a ella para dormir, ni salir, ni desconectar con algo catártico o amable, sino para hacer exactamente lo mismo que llevaba haciendo todo el día, pero ahora en Factorio. Lo jugué hasta el amanecer, como solo he hecho en mi adolescencia.


Factorio es un juego de gestión y crafting, mitad tycoon mitad Minecraft, que sigue fielmente las líneas maestras de su clase: un avatar anónimo, aterrizado a la fuerza en un mundo hostil y aleatorio, debe sobrevivir, empoderarse y huir. Para ello obtiene recursos básicos de sus alrededores, construye herramientas de creciente complejidad, investiga tecnologías que a su vez introducen nuevas mecánicas. Se defiende de las amenazas nativas, consigue construirse cierta comodidad a su alrededor y se olvida de las urgencias diarias de no morirse para empezar a desarrollar otras ambiciones; prospera, en definitiva.

En lo mecánico se distingue de los demás por su énfasis en la automatización por encima del control manual del personaje; las cosas no se hacen a una escala personal, y el objetivo último —partir en un cohete— es enorme y requiere cadenas de montaje, explotaciones intensivas, generación de energía, transporte de materiales. Nuestra huella en el juego no se reduce a una casa o una discreta base de operaciones, sino que se extiende por kilómetros cuadrados de procesos industriales. La creación de casi cualquier nueva pieza necesaria para el progreso exige un cantidad enorme de otras tres o cuatro, lo que obliga a diseñar una instalación entera que las fabrique a su vez. Y también, por tanto, la interconexión entre ambas, y todo el abastecimiento constante (metales, carbón, electricidad, agua) necesario para ello.

Tras un inicio bastante manejable, Factorio desnuda poco a poco el enorme entramado de dependencias que supone cualquier avance en él. Y empieza a sugerir ese vértigo de los primeros días en un trabajo nuevo, cuando vas comprendiendo la medida de todo lo que no sabes aún. Sin embargo todo en su interfaz y sus controles es sencillo y directo. Su navegación es en dos dimensiones sin dobleces, habla un lenguaje familiar de raíces conocidas. De forma que en minutos, como en Stephen’s Sausage Roll o Into the Breach, uno es capaz de elevarse sobre los engorros vulgares de navegar un juego, incluso uno tan híbrido como este, y todo se reduce a una lectura meridianamente clara del mundo, a planificación y puzzle.

Análisis de FactorioPara ciertas personalidades obsesivas como la mía, la profundidad mecánica de Factorio no solo se desarrolla hacia fuera, añadiendo herramientas, construcciones, tecnologías y métodos, obligando a hacer más malabares con más elementos. Sino hacia dentro y hacia el pasado, en un fractal cada vez más insistente y minucioso, en una búsqueda constante del equilibrio y la perfección sistémica: la reforma y optimización de lo ya construido, la responsabilidad energética, la elegancia del diseño, la pureza de concepto, la facilidad de navegación. Reducir, recolocar, redimensionar, rehacer. La instalación de una nueva zona se enreda, antes incluso de poner la primera piedra, en infinitas previsiones y planes. Más que en ningún otro juego que conozca se te exige mirar adelante y atrás en el tiempo, intuir los cuellos de botella en lo que ya has hecho mientras encajas tu nuevo proyecto en un plan maestro que mutará de formas imprevisibles, pero siempre orgánicas y justas.

Un problema cotidiano («esta máquina ha dejado de fabricar») es en realidad el cadáver que lanza una investigación logística en la que recorres marcha atrás un proceso enorme, hasta un error de diseño antes invisible. Aunque esto suene increíblemente frustrante en la práctica no lo es; el proceso de localizar el fallo es un puzzle adictivo en sí mismo, de naturaleza opuesta a la expansión normal. Tampoco se castiga de forma injusta, ni aparece por otro motivo que no sea tu falta de previsión o experiencia. Luego reconsideras tu diseño, aprendes más lecciones, te adentras más en la red de conceptos que se entrecruzan y entrecortan dentro de Factorio, y rematas tu solución. Y durante dos segundos sientes que algo irritante e insistente, como la funda de gafas que traquetea en una guantera de coche hasta que la descubres y la recolocas, ha encontrado asiento. Suena la cacofonía de metales. La Máquina vuelve a su inercia imparable.

Con el paso de las horas, tras mil pequeñas epifanías sobre el funcionamiento profundo del juego y de las interacciones complejas de sus sistemas, uno aprende a incorporar soluciones preventivas, a diseñar de forma modular y holística. De alguna manera y a pesar de sus verbos jugables de fábrica de Berlingos, Factorio nunca te exige hacer un solo cálculo, ni es un puzzle puramente abstracto apenas disfrazado, como los juegos de Zachtronics: es mecánico, interactivo, visual, creativo e inmediato. Sus obstáculos no son tanto impuestos por su diseño como por las manías inescapables del jugador, que decide de forma más o menos compulsiva cómo y cuánto está dispuesto a ahondar en él. No es trabajo de automatización sino un rompecabezas expresivo, un lienzo mecanizado que paradójicamente sí te permite desconectar de un viernes pesadísimo atado a un ensamblaje de intercoolers, que sostiene tu vigilia y tu cerebro atento hasta el amanecer de un sábado.

Cuando dejé de jugarlo —no ese día, sino para siempre— no fue por el agotamiento de su fórmula, que tiene tanto alcance como puedas dedicarle, sino por pura incomodidad, por mi rendición ante un zumbido incómodo que sumerge cada minuto pasado en él. Cuando casi todos los juegos de crafting y supervivencia se muestran teóricamente aproblemáticos, Factorio exhibe descarnada —adrede o no, lo mismo da— la naturaleza de la industria tal y como la hemos permitido: conveniente, productiva, y también invasora, expoliadora, tóxica, solipsista. Es un juego de expansión constante y explosiva, factorial; lo micro pronto se vuelve macro, los hornos de barro se transforman en campos metálicos que zumban y crujen. Bandadas de drones, volando como estorninos, se mueven entre decenas de plantas que tragan los recursos de la zona y pagan de vuelta en humos y vapores. No sé cuánto pesa en realidad una tonelada, ni cuántos miles de toneladas de minerales consumo a la hora en Factorio.

Análisis de Factorio

Las defensas exterminan de forma incansable seres alienígenas hostiles a ti, pero también animales, y por tanto inocentes. De forma más evidente, el juego no tarda mucho en obligarte a cruzar de vías y trenes territorios nativos que hay que purgar antes de vida aborigen. Cuanta más inevitable polución viertas en este planeta antes virgen, con más fiereza atacarán los habitantes; el ecosistema se convulsiona contra ti y tus venenos de forma explícita. En este nuevo mundo, sobre el que asumes sin preguntas el poder y el control absoluto, todo progreso que tú disfrutas tiene un precio que pagan otros; en Factorio eres superviviente, pero, a diferencia de otros juegos similares, también invasor, colono y sobre todo villano.

Cerca del final, de mi final con un juego teóricamente infinito, mi industria se muestra malévola y cancerosa de forma evidente, como una enredadera de carbón, y se me vuelve imposible conciliar el mimo que le dedico con el rechazo que me produce hacerla prosperar. Otro día cualquiera, aún sin síntomas de que el juego se esté agotando, vuelvo del trabajo a las diez de la noche, y me lavo del pelo el marrón de las soldaduras de arco, y enciendo mi ordenador y Factorio —inteligentísimo, pulido, adictivo, de densidad imposible— ha logrado enseñarme lo que hay en él que antes no podía ver, ahora es lo que aborrezco. [9]

Usuario
  1. zastiu

    Ojalá salga en switch

  2. Sergeto

    Un texto muy fresco, enhorabuena.

    Aunque hay una cosa que no me ha quedado clara: ¿se puede terminar el juego, construir el cohete y marcharse o es una zanahoria a perseguir para siempre?

  3. Javynolo

    Experiencia personal. Me cojo vacaciones del trabajo para estudiar mis exámenes de Ing industrial, en un descanso a eso de las 8 de la tarde descubro factorio. Lo instalo y juego. Son las 6.30 de la mañana. Me lo desinstalo con la sensación de haber jugado a una de las cosas más increíbles que nunca he tocado sabiendo que como tenga esto cerca no voy a salir del juego jamás y ya por descontado que no voy a aprobar nada.

    PD: no me levanté o me despegue del pc en ese transcurso de tiempo.

  4. Mominito

    Juegarraco que no me esparaba ver en Anait.

    Es especialmente interesante para la gente que se dice a si mismos que no son aptos en terrenos tecnologicos/ingeniería/similar. Lo mismo se sorprender viendo que les gusta el desafio y que valen más de lo que pensaban 🙂 Aprendiendo a base de vicio.

  5. GipsyTipsy

    Es una absoluta maravilla este juego. Pura droga sin cortar.

  6. KZhar

    Lo tengo fichado desde hace bastante tiempo porque es totalmente mi rollo.
    Después de leer el texto es un imprescindible al que tengo que jugar cuanto antes.

  7. kamelot666

    @sakuraenbragas
    Puedes construir el “cobete” y ahí te da la opción de terminar partida o seguir en un modo infinito donde hay una tecnología para desbloquear todas las veces que quieras.

    P.D: Los que como yo ya tienen este juego más que quemado les recomiendo Factory Town. Más o menos lo mismo pero mezclado con CityBuilder y con un estilo más cercano a la fantasía que a la ciencia ficción. Un poco inferior a Factorio pero también da para sus buenas horillas 🙂

  8. Silvani

    ¡Pero qué bien escribe el señor Letras! Mucho gusto verle de nuevo por aquí.

    Yo soy capaz de engancharme a un clicker. Con este tipo de juegos prefiero evitar la tentación.

  9. Gordobellavista

    @kamelot666
    Factory Town a deseados del tirón. Gracias por la recomendación.
    Satisfactory era la joven promesa en este género, pero siendo de los guarros de Epic, pues le van a dar por detroit. Si sale muy muy bueno, pues lo jugaremos pidiéndolo prestado a algún amigo.
    Por último, ¿Alguien ha probado Production Line? Pinta bien.

    Factorio es la ostia, y este análisis también. Gracias, Letras.

  10. Puny_Games

    Después del pedazo de texto y de 3 minutos de paseo por YouTube, como esto salga en Switch, le caen más horas encima que al Zelda cocinitas.

    Una duda para la buena gente que lo ha jugado, aunque en el análisis lo deja un poco caer: ¿no es abrumador para alguien con 0 idea de máquinas, ingeniería, etc?

  11. Inepto

    Hostia puta, ha vuelto @Letras (si es que se fue del todo), y analizando el Factorio, que grata sorpresa.

    Yo llevo años esperando una rebajilla que el juego salió a 20 euros en early acce, y lo subieron a 25 cuando salió. No es mucho, lo sé, y caerá, pero me sorprende que el juego NUNCA ha estado rebajado, al contrario, la sensación es que cuanto más se tarde más se paga ( y repito que el precio es poco y seguro que justo y merecido, pero con mi lista de prioridades no doy abasto a todo).

  12. carlost

    👏👏👏👏maravilla de análisis

  13. Gordobellavista

    @puny_games
    No hay que tener conocimientos previos de absolutamente nada. Es un juego para todo el mundo…
    Quiero decir: es abrumador para todo el mundo. xD
    Vas a crear lineas de montaje desastrosas que tendrás que corregir continuamente. Y cuando las afines, necesitarás ampliarlas, hasta crear monstruosidades muy locas difíciles de gestionar… pero es que en eso consiste el juego. Y mola mucho.

    A ver, no deja de ser un juego especialito y puede que a algunos no les guste. Pero es totalmente accesible, por eso no te preocupes.

    @inepto dijo:
    me sorprende que el juego NUNCA ha estado rebajado

    Creo que los autores aseguraron que nunca se rebajaría el juego ni entraría en un bundle.. Es una política de ventas, en plan juego limpio. Si te fijas, el juego no vale 24,95€, si no 25€.
    (Por cierto que es verdad lo que dices, yo lo compré por veinte. Pero en Steam está ahora a veinticinco, y sin embargo aparece aún como Early Access).

  14. Inepto

    @gordobellavista coño, es verdad, pensaba que los 25 era por su salida oficial del Early Acces ese, pero veo que no, que cabrones, como me despiste seguro que lo acaban subiendo a 30 xd

    Aprovecho mi salido del letargo para darle una colleja a los medios estos de videojuegos (en los más famosillos y grandes, claro está ) por no sacar la noticia de que Dwarf Fortress va a salir en Steam, especialmente a los de anait con el bombo que antiguamente le dimos al juego en los foros con incluso varios hilos dedicados.

  15. Freeslave

    Lo dicho aquí, cuidado con esta droga. Buenisimo,e he cogido enganchadas de 12 horas seguidas.

  16. kamelot666

    @gordobellavista
    El product line también lo prové, pero me paso lo mismo que con el big pharma. Los noto más encorsetados y no me terminan de dar esa sensación de libertad absoluta para hacer a mi antojo. Más bien son como juegos de puzzles donde las cosas siempre se hacen igual y no hay necesidad de reaccionar a nada.

  17. Gordobellavista

    @kamelot666
    Pues gracias por el aviso, porque el Big Pharma creo que es el único juego que he devuelto en Steam.

  18. Rekete77

    Qué maravilla de análisis!
    Estuve muy enganchado a Factorio hace un tiempo y ahora tengo Satisfactory en el punto de mira, lo pintan como un Factorio hecho en Unreal pero no sé si llegará al nivel… Alguien lo ha probado ya? 😅

  19. Prometeus

    @rekete77

    Yo lo sigo a través del youtuber angloparlante Squirrel (también de otros juegos de simulación de camiones y trenes)

    Tiene un diseño muy atrayente, que da la misma sensación que Subnautica. Solo en un planeta alienígena (aunque tiene multiplayer) con las herramientas que una corporación interplanetaria ha dispuesto para que te adaptes y prosperes en el entorno (y satisfagas sus ambiciones egoistas con tributos periódicos)

    Esperaré a que deje la Epic Store, y espero que en ese momento empiecen las rebajas en otras tiendas, porque si hay que esperar un año adicional por ellas, mucho me va a joder

  20. Creikord

    Estupendo texto. Me encanta la dirección de arte que ha tomado el juego para representar la ideología que impera en el mismo.

  21. Puny_Games

    @gordobellavista
    Genial entonces. Gracias por la aclaración.

  22. Sergeto

    @kamelot666 qué bueno, gracias por la información. Apuntado 😌

  23. Rocks

    Vaya pedazo de texto.
    Yo esperaré toda la vida a tener tiempo para dedicarle a este.

  24. picsel

    Este juego es miel!