Materialismo wholesome

Análisis de Assemble with care

Análisis de Assemble with care

En Persuasive Games: The expressive power of videogames el autor Ian Bogost recoge la opinión del crítico cultural James Newman en relación a por qué los videojuegos han tardado tanto en ser incorporados al canon cultural. Para el analista, el hecho de que los videojuegos fueran percibidos en primera instancia como un entretenimiento para niños hizo que pasaran bajo el radar de muchos de los críticos más reputados de la época. Sin embargo, lo que realmente trazaba la línea que los dejaba fuera —teniendo en cuenta que la literatura infantil sí que goza de prestigio— era su presentación como medio trivial. Como un divertimento que prefería, de forma activa, ignorar la actualidad, la sociedad, las modas y, sí, también la política.

 La apertura de la crítica cultural a los videojuegos ha supuesto la reinterpretación de muchos mensajes en clave política, el análisis sociológico o con diversas perspectivas sociales de los héroes y los villanos de las historias, e incluso el estudio y la descomposición de las mecánicas, permitiendo su incorporación a la narrativa. No obstante, dentro de la vertiente más popular de videojuegos sigue faltando un acercamiento a la actualidad, un discurso sobre la realidad que nos rodea y una representación de las diferentes «filosofías de vida» puestas en práctica por aquellos que se dedican al desarrollo. Y aunque dentro del ámbito independiente se refleja un mayor rango de preocupaciones, en los juegos la actualidad o el discurso filosófico sigue estando íntimamente relacionado con los news games o los serious games.

Aunque es fácil quedarse con la faceta más superficial de Assemble with care, hablar de su ternura y de la cálida sencillez de sus personajes (así como el hecho de que el 90% de ellos sean mujeres), lo cierto es que el juego resulta en su totalidad un ejercicio de coherencia e inteligencia en el que todos sus elementos se ponen al servicio de un idea. El concepto materialista de que nuestras posesiones aumentan de valor con el tiempo debido a los recuerdos que asociamos a ellas. 

Aunque el materialismo es una filosofía amplia que engloba desde el atomismo a la psicofísica, tanto popularmente como en el ámbito de la psicología se utiliza para designar aquel pensamiento que asocia la felicidad y el placer a la compra (y en ocasiones a la exhibición pública) de las posesiones. En una sociedad capitalista, este materialismo práctico deriva en la compra, consumo y descarte instantáneo de bienes y, por tanto, en un sentimiento de infelicidad ante todo lo que no podemos tener, que han hecho que el concepto se perciba como negativo. Frente a él —siempre en ámbitos no académicos— tenemos estilos de vida que nos invitan a «vivir el momento» o «valorar las experiencias» por encima de cualquier objeto material. 

Asentados en esta idea de consumo rápido parece dificil entender Assemble with care como un juego materialista, pero esto es exactamente lo que es. Porque en las situaciones en la que se corta la comunicación, en las que las palabras no son suficientes, el juego convierte a los objetos que antaño nos conectaban en la clave de la felicidad. En la puerta que une los corazones. Assemble with care mantiene que los bienes materiales deben cuidarse con el mismo mimo que cuidamos a otros. Y, como las personas, estos tampoco deberían ser desechables.

Análisis de Assemble with care

El juego empieza con María, una manitas trotamundos que decide asentarse en el pueblo de Bellariva durante una temporada antes de seguir su viaje sin destino. De continuar lo que ella misma define como una huida a ninguna parte. Buscando ganarse la vida con lo que mejor sabe hacer: arreglar objetos y darles una nueva oportunidad, la mujer conocerá a algunos de los habitantes del pueblo. Personas que no solo necesitan reparaciones sino cambiar los hábitos de vida que, de forma evidente, han acabado por hacerlos infelices. La historia de María y de los habitantes de Bellariva se cuenta en un formato que recuerda al libro infantil en el que la tipografía y su tamaño resultan tan expresivas como las escasas ilustraciones que las acompañan. En lugar de animaciones, Ustwo ha decidido potenciar la expresividad de su juego mediante la música, los efectos de sonido y un trabajo de voces que, junto con el aspecto a libro infantil, consigue sumergirnos en un estado nostálgico expresamente buscado por los desarrolladores. Y este aura de melancolía se reflejará también en el tipo de objetos que tenemos que arreglar: desde un walkman, hasta un proyector de fotos, pasando por figuritas y una consola portátil de apariencia retro.

Esta reivindicación de lo infantil, de tratar al jugador como un niño en el sentido más positivo de la expresión, se alinea con ciertas tendencias —como la que hace unos años llevó a muchas editoriales a editar libros de colorear pensados para un público adulto— que relaciona lo infantil y las actividades que hacíamos de niños con la relajación, la atención plena y la meditación. En la ficción, esta infantilización de las historia puede ayudarnos a ser menos exigentes, a dejarnos llevar y a conectar de forma más sencilla con la parte sentimental de la historia. Y aunque Assemble with care pone mucho mimo en toda la presentación, y los personajes consiguen ser relativamente carismáticos, la conclusión de sus historias parece excesivamente precipitada y aleatoria. Especialmente ajena a cualquier tipo de realidad que sí encontrábamos en el conflicto inicial. 

Es fácil llegar a la conclusión de que el equipo de Ustwo ha escrito el juego partiendo de la creencia de que los feel-good deben alejarse totalmente de sentimientos negativos y mecánicas exigentes. Pero en este punto se equivocan. Lo que caracteriza los títulos con una atmósfera reconfortante es elegir una perspectiva humanista y dar cabida a los sentimientos por delante de otros factores. Y precisamente eso es lo que Ustwo nos niega. Tanto María como los demás vecinos del idílico pueblito costero van del punto A al punto B sin cuestionarse prácticamente nada, mientras que Assemble with care nos asegura que eso es positivo y que lo que presenciamos es incuestionablemente wholesome. No es así. Lo que sucede es que nos niega la posibilidad de equivocarnos y aprender.

Análisis de Assemble with care

Muchísimo más conseguidos están los sentimientos que envuelven las mecánicas, Desmontar y juguetear con las piezas y los diversos artefactos que el juego nos entrega es una verdadera delicia. Desatornillar te recompensa con un giro suave de la herramienta y un más que satisfactorio tintineo cuando la pequeña pieza de metal golpea la cerámica del recipiente en el que lo guardamos. Assemble with care es ASMR hecho videojuegos, y sus puzles, más que premiarte por haber resuelto un problema complicado, te recompensan simplemente por tomarte el tiempo necesario como para indagar en las «tripas» de un producto que, a todas luces, es obsoleto y en una sociedad capitalista tendría que haber sido desechado.

Además de intentar apelar a un sentimiento nostálgico usando a aparatos populares de los años 80, la propuesta de Assemble with care reconecta el juego con ciertos planteamientos ecologistas y DIY que abogan por aumentar la vida útil de los aparatos y reutilizar materiales siempre que sea posible, limitando la cantidad de residuos producidos. En la propuesta de Ustwo los cuidados y los autocuidados se reflejan también en la manera en la que tratamos a las cosas que poseemos como si, en cierta forma, fueran una extensión de nosotros mismos y de nuestra propia memoria. En el juego el valor de los objetos se presenta siempre en términos relativos, ligados especialmente a los recuerdos más que a su pura utilidad práctica. Es por eso que otro de los pasos que da Assemble with care para alejarse del capitalismo es la de no mostrar en ningún momento cuál es el pago que recibe María o no introducir ningún tipo de mecánicas ligadas a las comprar o una meta basada en la ganancia de dinero. 

En el materialismo mostrado en Assemble with care los objetos y las posiciones son importante porque nos conectan, por lo que el secreto de la felicidad no se plantea como «tener más» sino tener mejor. Cuidar lo que ya tiene historia en vez de buscar historias diferentes, un mensaje que conecta con la huida de la protagonista y que la dirige, en una situación esta vez sí, bien llevada, a cambiar definitivamente el rumbo de su vida.

La última cuestión importante en relación a Assemble with care hay que mirarla con perspectiva y, sobre todo, desde fuera del propio juego. Tal y como sucedía con Florence (y también, pero menos claramente, con Monument Valley), la propuesta de Ustwo ha sido desarrollada específicamente para móviles y tabletas, y no adaptada desde otras consolas o ideada de esta manera para poder permitirse ser un juego «menor» o con inferior calidad por lanzarse en una plataforma «de segunda». Assemble with care dignifica los juegos para móviles dejando claro que se pueden crear juegos de calidad siempre y cuando nos quedemos con las posibilidades expresivas de la plataforma en vez de con sus defectos en cuanto a potencia y rendimiento general.

Assemble with care puede parecer sencillo. Simple. Pero esto es solo una fachada que levanta con convicción. Aunque flaqueen sus historias su espíritu brilla. Su mensaje sobre la importancia de los recuerdos y la reivindicación de los objetos como materialización de la memoria se mantiene en el jugador hasta mucho después de haber terminado con la propuesta. Igual que el gustito. La sensación de satisfacción tras trastear con los estilizados objetos y de devolver la vida a recuerdos que habían quedado atrás. La pena es que las reparaciones son pocas. Y yo aún quería jugar un poquito más. [7]

Redactora
  1. Hechss

    Una pena la exclusividad de Apple Arcade. Espero verlo algún día en Android o, por lo menos, fuera del plan de suscripción manzanero.

  2. Mominito

    Igual, me lo pierdo por no teneos iThings.

  3. Phazonglaux

    Suscribo lo dicho. Si sale en Android lo cataré.

    ¡Me ha gustado mucho el análisis! Y me identifico totalmente con la asociación de un cúmulo de recuerdos a objetos particulares y el repudio a la cultura de comprar, tirar, repetir.

  4. DarkCoolEdge

    @martatrivi ¿cuánto dura más o menos?

  5. Marta Trivi

    @darkcooledge
    Dos horas! (Menos si vas a tope)

  6. morri

    Sí, yo creo que me lo pasé en menos de dos horas, pero es esa la duración. El juego es interesante, muy facilito y es cierto que da mucho gustito reparar cosas. Se hace realmente corto. Tiene 13 objetos, igual que Monument Valley tenía 13 pantallas. Aunque la verdad es que para el Apple Arcade que vas picoteando entre uno y otro juego se agradece.