El animador en stop motion que usa un Power Glove modificado para trabajar

Junto a la Virtual Boy, quizá el intento más desastroso de Nintendo ha sido el Power Glove, un guante con botones que servía para controlar los juegos de NES de una forma supuestamente más estilosa sobre el papel, pero del todo inviable en la práctica. Era una basura. Y a mí me encanta. Tengo uno, de hecho (también tengo el E.T. de Atari 2600; me vuelve loco coleccionar fracasos ajenos, lo confieso), y no me desharía de él por nada del mundo.

Ahora un tipo llamado Dillon Markey le ha encontrado un nuevo uso más allá del objeto de culto o la prenda irónica. Markey trabaja como animador en stop motion para programas como Robot Chicken o la productora PES. Un día, hace tres años, cansado de tener que estar yendo del plató a las cámaras y a los ordenadores para grabar cada fotograma, pensó en la idea de un panel de botones numérico portátil con el que pudiese controlar parte o totalidad de los aparatos que necesita operar en sus trabajos de animación.

Y entonces le vino a la mente el glorioso Power Glove. Su forma era ideal porque podía utilizar ambas manos para colocar las figuras y tomar el fotograma sin tener que echar mano ni siquiera del bolsillo. Acompañadoo de un amigo ingeniero, llevó a cabo una profunda sustitución de la electrónica interna del aparato, le colocó un procesador Bluetooth para hacerlo inalámbico y hasta incluyó unas siempre útiles teanzas retráctiles y un sensor con altavoz que dice «FUCKING AWESOME» cuando realiza un fist-bump, el saludo chocando los nudillos.

En efecto: fucking awesome.