Retiran un informe sobre videojuegos violentos por errores en los datos

Parece que la correlación entre videojuegos violentos y violencia real sea algo de finales de los noventa que hemos superado gracias a la mejora mediática del videojuego (que a su vez se ha producido por la vía más efectiva para mejorar tu imagen pública: generando cantidades absurdas de dinero), pero por lo visto existe aún mucha gente que cree firmemente en este tipo de teorías y tratan de demostrarlas publicando investigaciones al respecto. El estudio del que hablamos hoy se titulaba «Boom, Headshot!»: Effect of Video Game Play and Controller Type on Firing Aim and Accuracy, fue publicado en 2012 por el profesor Brad Bushman de la University of Ohio y concluía, en esencia, que aquellos que jugaban a menudo a first person shooters extendían esa habilidad también al manejo de armamento real. El mismo profesor había llevado a cabo también otra investigación para demostrar que los videojuegos violentos hacen a sus jugadores más agresivos. Lo llamativo del asunto es que en esta ocasión Boom, Headshot! no quedará en el arsenal de argumentos de los abolicionistas y los expertos de tertulia matinal televisiva: el informe lleva mucho tiempo siendo acusado de irregularidades importantes por parte de otros del profesor Malte Elson de Universidad Ruhr de Bochum, en Alemania, y Patrick Markey, profesor de psicología en la Villanova University, en Pennsylvania, ambos responsables de otros estudios que hablan del carácter beneficioso de los videojuegos. El próximo libro de Markey, de hecho, lleva por título Moral Combat: Why the War on Violent Video Games is Wrong («por qué la guerra contra los videojuegos está mal»). Finalmente un comité de la Universidad de Ohio ha solicitado la retirada de la investigación a la editorial Research Communications que lo publicó hace ya un lustro, aludiendo a una serie de irregularidades e inconsistencias con respecto a ciertos datos que refleja el estudio y que ya no se pueden verificar porque el propio Dr. Bushman sacó esos datos originales del recinto y asegura que ya no existen. El propio Bushman ha escrito una réplica a su propio artículo y se encuentra ahora mismo en proceso de revisión. La retirada se produce, eso sí, tres añazos después de las primeras denuncias por errores en los datos. Personalmente descubro con esta noticia ese lugar llamado Retraction Watch y que me parece interesantísimo: una web que lleva al día la actualidad de todos los estudios e investigaciones en cualquier ámbito que son retirados por irregularidades o manipulaciones fraudulentas, y que sigue al dedillo las informaciones sobre recolecciones de datos o elaboraciones de informes que no cumplen con la debida transparencia y en muchos casos los conflictos de intereses y los amiguismos dentro de ciertos círculos académicos. Hay un artículo especialmente revelador sobre algo llamado los Cárteles de Citas, que vienen a ser algo así como circle jerks de investigadores que pactan citarse entre ellos con el único interés de hacerse famosos unos a otros. El caso concreto de Boom, Headshot! y los temas de los que habla Retraction Watch son un muy útil recordatorio de que cuando leemos o escuchamos aquello de «un estudio concluye» o «unos investigadores han demostrado», es mejor buscar dicho informe y darle un repaso aunque solo sea superficial. Lo único bueno de esta era de fake news y posverdad es que también tenemos a mano todas las herramientas para separar el grano de la paja.