Dying Light, cancelado en PS3 y Xbox 360 por faltarles potencia

Tras su retraso hasta febrero de 2015 supimos que algo en el desarrollo de Dying Light no estaba yendo según lo previsto. Ahora creo que ya podemos decirlo con seguridad porque Techland ha anunciado la cancelación de esta suerte de Dead Island parkouriano en las consolas de la anterior generación, Xbox 360 y PS3. Y lo más llamativo, prácticamente le echan las culpas al hardware. Tal cual:

Más de 200.000 objetos mostrados a la vez en pantalla y nuestro uso de iluminación realista basada en tecnología de físicas llevan a las consolas next-gen hasta su límite. Características como estas junto a los principales pilares de la mecánica de juego —como el Movimiento Natural, el progreso en tres áreas del personaje y el gran mundo abierto— sin parte inherente de cómo se juega a Dying Light. Y combinar todo eso en una experiencia fluida solo es posible en las plataformas más avanzadas. Después de mucho testeo interno, hemos llegado a la conclusión de que no tenemos otra opción que abandonar los sistemas past-gen y lanzar Dying Light exclusivamente en consolas next-gen y PC. O hablando en plata: las consolas de la anterior generación simplemente no eran capaces de ejecutar el juego y a la vez mantenerse fieles a la visión que tenemos de Dying Light.

Vayamos por partes: estamos hablando de Techland, que no son famosos precisamente por tener el listón técnico entre los más altos. En segundo lugar: si bien es cierto que el proceso habitual de esta época de transición es hacer el juego «gordo» y luego echarle sifón para que las consolas anteriores lo puedan mover, echar toda la responsabilidad a aparatos que llevan ahí casi una década, con sus tripas y sus tics al descubierto, es cuanto menos poco humilde: quizá habría sido más justo admitir que no quieren dedicar recursos a una versión rebajada del juego. Y en tercer lugar, y ya termino: puede que Techland se esté disparando en un pie si dicen abiertamente que este Dying Light es tan, tan potente. En los dos pies de hecho: primero ponen en duda su propia capacidad para exprimir mejor el sistema en el futuro, y además introducen en la cabeza del jugador unas expectativas de potencia gráfica que ya veremos si son capaces de satisfacer.