Estos días he estado jugando a Operation Flashpoint: Red River y dos de las reflexiones que me ha provocado el juego se confirman con este diario de desarrollo que tenéis arriba: una, que el cooperativo es una parte tan importante del juego o más que la campaña individual.
Está claro que se trata de una saga que no busca enfrentarse a los superventas bélicos como Battlefield o Call of Duty, sino que intenta un acercamiento más realista a la simulación.
No puedo evitarlo: cada vez que un juego bélico pretende convertirse en un abanderado de la causa militar, una especie de masaje a la conciencia colectiva sobre las razones por las que uno va o no va a la guerra, me pongo de mala leche.
La secuela directa del decepcionante OF: Dragon Rising no parece muy distinto de su predecesor.
Lo único que recuerdo ahora mismo de Operation Flashpoint: Dragon Rising es que la intro era de lo mejorcito que se ha hecho en los últimos años, que podías atropellar a tropas de soldados chinos sin que se se dieran ni cuenta y que el sistema de checkpoints era un jodido infierno.