Un monje budista recomienda los videojuegos como terapia contra la agresividad

Si hacemos un recuento de las veces que el sector del videojuego recibe palos injustificados y las que se dice algo positivo, la proporción es como comparar el presupuesto del Real Madrid con el del Real Unión de Irún ((Oh, wait…)). Sin embargo, pocas veces tiene uno la posibilidad de leer lo que opina sobre los videojuegos alguien tan peculiar como un monje budista. Y, para sorpresa de muchos, lo que dice Trinley Dorje, el Karmapa Lama —un pez considerablemente gordo ya que es el único líder budista reconocido por los gobiernos de China, India y Tibet— de 24 años, no suena precisamente desfavorable:

Yo veo los videojuegos como algo parecido a una terapia emocional, una terapia emocional a nivel mundano, para mí. Todos tenemos emociones seamos practicantes budistas o no, emociones felices, tristes, de desagrado, y todos necesitamos un modo de tratar con ellas cuando surgen. Así que algunas veces puede servir como alivio, como descompresión, el jugar a algunos videojuegos. Si tengo algunos pensamientos o sentimientos negativos, los videojuegos son una forma de liberar esa energía en el contexto de ilusión en el juego. Luego me siento mejor. La agresividad que sale de los videojuegos sacia cualquier deseo que pueda tener de expresar ese sentimiento. Para mí, eso es muy útil porque cuando lo hago ya no tengo la necesidad de golpear a alguien en la cabeza.

Y es que incluso un monje budista, en su plenitud espiritual e inmensa misericordia, siente de vez en cuando los irrefrenables impulsos de coger una tubería y reventar unos cuantos cráneos para enseñarle a esos jodidos militares birmanos de cabeza cuadrada quién manda aquí.