Ogame es grande

Jugar a Ogame es una buenísima manera de ponerse en la piel de un emperador espacial, de ser como ésa pasa arrugada y siniestra con capa que sale en La Guerra de las Ganancias. Sin arrugas y sin capa (opcional, yo tengo la mía en la tintorería), puedes crear tu imperio, en un universo gigantesco compartido con tus adorables vecinos. Esos son los otros emperadores. Bah. Ogame es un juego multinacional, con sus correspondientes páginas alemanas, gabachas, etc. Pero bueno, si te registras en la española, solamente interactuarás con usuarios de tu misma lengua. Ahora los más listos diréis «qué original, eso es el argumento de unos 325.000 juegos». La clave, señores, señoritas y ewoks, es que Ogame es diferente (ahí va otro comentario original). Lo digo en serio. Vayamos por partes:

• La interfaz de Ogame no usa 3D, ni animaciones, ni figuritas, ni soldaditos, ni navecitas, ni polígonos… todo está escrito y acompañado por unas Vonitas ilustraciones. Pensaréis que es aburrido, pero os equivocáis ultramuchísimo, kilómetros de equivocación. La falta de gráficos provoca una inmersión total. La imaginación pone el resto. Se trata, a simple vista de una página web normal, con sus menús y sus barras de navegación.
• Ahí viene otro detallazo: cuando te registras en la web y obtienes tu código de usuario, creas tu nuevo y bonito planeta, el que será tu segundo hogar. Le das un nombre (ahí se ha visto de todo, desde planeta Rajoy a planeta de Agostini, ¡ojo! esto es cierto).
• Es momento de empezar a construir lo que habrá en tu planeta y para hacerlo necesitas recursos (¡oh, sorpresa!). Para eso tienes que hacer minas (yo no voy a enseñarte a jugar, sólo quiero demostrar que Ogame es lo más grande, si visitas el tutorial, ahí está todo explicado pasito a pasito).
• Una vez tu planeta avanza, has construido naves y eres alguien en tu universo… empiezas a interactuar con los otros planetas (alianzas, trapicheos, comercio para cobardes y, por supuesto, ataques e invasiones en toda regla).

O sea, conclusiones, repitan conmigo, Ogame es grande por:

• Ser totalmente gratis (véase «juegos online y lucro» un artículo que me he inventado sobre World of Warcraft y sus bonitas cuotas).
• Ser inacabable: 20 universos, miles de jugadores por universo, decenas de miles de planetas interactuando, terakilos de deuterio, metal y cristal vagando sin rumbo para que tu lo recojas, te lucres y mates más.
• Sólo necesitas la conexión a internet, puedes conectarte en cualquier parte sin más software que un explorador.
• El universo sigue vivo cuando no estás conectado (las minas siguen produciendo…) y los tiempos de construcción son largos, por eso basta con conectarse una o dos veces al día. O seis, como yo. Atacar de madrugada es tremendamente vil y excitante.
• Te da algo en lo que pensar.
• La gente que mira de reojo la pantalla de tu ordenador no verá navecitas ni monstruitos, por lo tanto no creerá que eres un freak. Finge que estás trabajando en algo muy importante, (aunque en realidad a mí me gusta que se piensen que soy freak. Por eso acompaño cada movimiento con un ruidito y onomatopeias varias. La de nave despegando es mi preferida).
• Se puede compaginar con la vida real (te atrapa pero no obsesiona).
• Como Amena, cada día somos más.
• Llegará un día en que, quién no tenga un planeta en Ogame no será nada.