
El
Filmageddon de esta película se lo tenemos que agradecer a un lector habitual que nos la recomendó. Le prometí que la vería y la reseñaría en caso de poder enmarcarse en esta sección. Tengo que admitir que dio en el blanco, porque con este filme me ha concedido matar dos pájaros de un tiro: hacer un Filmageddon, y hacerlo sobre una película que no me haya gustado nada. Porque a pesar de que el guión intenta ahondar en temas tan profundos como la angustia vital, la conciencia de nuestros actos e incluso el mismo concepto de la existencia, falla estrepitosamente en alcanzar, siquiera, una historia coherente que hilvane estos conceptos.
Nirvana es una producción francoitaliana rodada en Italia, con guión y dirección de Gabriele Salvatores, ganador de un Oscar a la mejor película extranjera por
Mediterráneo. La historia transcurre en un futuro distópico próximo, en el año 2005 (la obra es de 1997). Jimi Dini es un programador de videojuegos que está pasando por una fase depresiva por culpa del abandono de su mujer, Lisa. A falta de tres días para que cumpla la fecha de entrega de su próximo videojuego, Nirvana, Jimi descubre que un virus ha corrompido al personaje principal de éste, otorgándole conciencia de si mismo y de su situación como personaje de videojuego. Percatándose de la irrealidad de su existencia, Solo, el protagonista del software, le pide a su creador que acabe con él, borrándole. La demostración de humanidad por parte de Solo motiva a Jimi a comenzar un viaje con una doble finalidad: destruir la copia maestra del juego alojada en los servidores de la Okosama Starr, la compañía para la que trabaja, y descubrir qué ha sido de su mujer. De esta manera se embarca en una aventura que le lleva a viajar desde El Centro, la parte rica de la ciudad, hasta las diferentes y cada vez mas empobrecidas zonas del extrarradio. En su periplo conocerá a Joystick, un antiguo ángel (que es como se conoce a los hackers que «vuelan» por la red) que le guiará hasta Naima, una joven y atractiva informática que ha perdido sus recuerdos. Mientras, Solo intentará por su parte mostrarle a María, otro personaje de Nirvana, que ambos forman parte de un juego. No parece un mal argumento, ¿cierto? Uno casi podría vislumbrar un homenaje ciberpunk a
Niebla, la
nivola de Unamuno. Una historia acerca del verdadero significado de la existencia, a través de una emocionante trama que implica un futuro urbano, sucio y descorazonador, dominado por corporaciones, donde los hackers son los nuevos soldados de una guerra donde el ser humano se juega, no sólo su libertad, sino su propia humanidad y conciencia como individuo. Pues no.

Joystick en el oftalmólogo
La película tiene una realización solvente, con una fotografía que no destaca ni para bien ni para mal. Parece un filme de encargo, realizado sin pasión ni imaginación. En ningún momento chirría la puesta en escena y el diseño de producción y vestuario es, de lejos, lo mejor de la película. Eso sí, sin ser nada del otro mundo. El mayor lastre de
Nirvana se encuentra en la constante sensación de encontrarnos ante una historia creada por y para poder explorar conceptos que le interesan al realizador. Da la sensación de que los personajes tienen que pasar por un camino predeterminado y tener una serie de experiencias, sí o sí, follándose por el camino la empatía que podrían suscitar y la suspensión de incredulidad de la historia. Pongamos como ejemplo el detonante de toda la trama: la toma de conciencia de Solo.

Jimi habla con Solo
Para empezar, el misterioso virus que le da autonomía ni se explica ni se entiende. Pasa porque sí. El siguiente problema se plantea inmediatamente después. Jimi quiere borrar de los servidores la copia maestra para acabar con el sufrimiento de Solo, lo cual no tiene mucho sentido, da igual como lo interpretemos. Por un lado, si sólo se ha infectado el ordenador de Jimi eso quiere decir que en el resto de copias del juego no debería haber problema para Solo, pues sigue siendo inconsciente de su situación. Por el otro, si la copia maestra es la que está infectada y todas las copias a partir de la misma serán corruptas, una llamada a la compañía debería bastar para que borren el juego o lo arreglen. Al fin y al cabo, ¿quién querría comercializar un videojuego con un protagonista que no responde a los comandos que le de su jugador? Otro: Jimmi y Joystick caminan por las calles del barrio árabe. Joystick se ha percatado de que un hombre les sigue. Primero le dice a Jimi que no corra, para después y sin razón aparente echar a correr a los pocos segundos. Finalmente engañan al perseguidor y le reducen, identificándose éste como un psicólogo de la compañía para la que trabaja el programador. Le está siguiendo, pues teme por su salud mental y quiere que le entregue el juego. Aceptando la inverosímil situación de que los psicólogos de las compañías siguen como perros a los trabajadores de ésta ((Que estamos hablando de un programador de juegos, no del único ingeniero capaz de calibrar el Rayo Mortal de la Muerte de la empresa.)), y teniendo en cuenta que nadie salvo Jimi sabe que Solo tiene conciencia y que no está haciendo nada ilegal, todo podría resolverse con un «no me sucede nada doctor, gracias por preocuparse, entregaré el juego mañana por la mañana» y adiós muy buenas. Sin embargo, ¿cuál es la reacción de Jimi, el programador deprimido? Arrastrar al psicólogo a un ciberburdel donde le tendrán 24 horas conectado a, atención, una puta psicópata tailandesa.

Con ejemplos como estos podría llenar párrafos y párrafos, sin embargo mejor lo dejo aquí y pasamos al siguiente punto: los actores. En general cumplen con su papel (tened en cuenta que he visto la versión doblada, así que no puedo juzgar más que su presencia física) sin destacar ni emocionar. Cristopher Lambert sin embargo si que consigue lastrar a su personaje, manteniendo una cara de póker espectacular en todas las escenas y limitando su variedad gestual a gritar o esbozar media sonrisa picaruela. En los inmortales uno se cree esta actuación, porque hablamos de un guerrero confiado, pero que me aspen si me creo que un desarrollador de juegos es capaz de adentrarse en los barrios más inmundos de su ciudad esbozando un rictus facial digno de Keanu Reeves llevando una careta de cartón de sí mismo. La supuesta desesperación que motiva a Jimi Dini es prácticamente nula a nivel interpretativo. No obstante tampoco podemos acusar a los actores de cargarse la obra, ya que no tienen mucho donde agarrarse. Los diálogos son, en el mejor de los casos, aceptables. Especialmente sangrante es el caso de los discursos que pretenden ser trascendentales y reflexivos, y que acaban siendo una sucesión de frases grandilocuentes y vacías. Tal es el caso del monólogo del vídeo de Liza, que veremos en injertos desde el principio y durante todo el metraje, o las líneas de Solo, que para ser un personaje de ficción de un juego recién programado parece atesorar más sabiduría Zen que cualquier humano de la película.

Como punto final, me gustaría señalar que el ritmo de la narración es irregular y se hace incluso demasiado larga. Sin embargo las secuencias que suceden en el mundo de Nirvana sirven, sin ser por sí solas destacables, como alivio. Todos los errores que perjudican a la película no se aplican aquí, al ser un mundo virtual y por tanto tener de manera intrínseca permiso para que sus habitantes sean extraños sin parecer por ello increíbles al ojo del espectador. En definitiva, Nirvana es una buena premisa que cae lastrada por una despreocupación alarmante por hacer profunda la historia, sus personajes y los detalles que les darían credibilidad a ambos, que cae víctima de un utilitarismo nada beneficioso que hace perder toda complicidad que la audiencia pueda tener con la historia. La cinta puede ser fácilmente disfrutable para los aficionados al género, pero para el resto probablemente no llegué más allá de resultarles pasable.
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.
Ese tal Solo me recuerda a Milo entonces, que tampoco lo puedes controlar y se va a vender…
Me ha encantado el filmageddon. Recuerdo que la vi cuando llego al videoclub de pequeñito y ni de aquella la termine de ver. Era demasiado mala.
Joystick es Marron del hormiguero
http://www.elgancho.es/manager/xinha/plugins/ExtendedFileManager/demo_images/tv/EL_HORMIGUERO/.resized_350x377_marron.jpg
Recuerdo que un día vi a dos amigos míos, que son cinéfilos, discutiendo acerca de ella. Uno de ellos decía que era una película muy buena y el otro decía que era un, y cito, «ejercicio de masturbación pretenciosa».