Filmageddon: <em>Cómo fabricar un monstruo</em>

cfumLos remakes son una lacra que está pudriendo el cine desde sus propios cimientos. Creo que en esto estaríamos todos más o menos de acuerdo. Sin embargo, de vez en cuando la divina providencia nos regala chispazos de absoluta genialidad como ocurrió con La cosa de Carpenter, La invasión de los ultracuerpos de Philip Kaufman o la última y magnífica Casino Royale. Y este, en efecto, no es el caso de Cómo fabricar un monstruo. Dirigida en 2001 por George Huang ((Director y guionista que en los noventa trabajó con titanes como Kevin Spacey o Benicio del Toro. Poca broma.)) para estrenarse directamente en televisión y basada (o eso dicen) en la original de 1958, la película nos cuenta el loco proceso de desarrollo de un juego llamado Evilution (traducido al español como «El avance del mal», contribuyendo así sus actores de doblaje a convertir el filme en algo ya de por sí más ridículo) por parte de la compañía Clayton Software. Tras la concienzuda fase de testeo que llevan a cabo un grupo de niños de once años a los que se remunera con galletas, los responsables del estudio llegan a la conclusión de que el supuestamente terrorífico y adictivo Evilution es lo que vendríamos a llamar un montón de mierda caliente.

Those nerds are a threat to our way of life

Para arreglar el desaguisado en las cuatro semanas que faltan hasta la fecha límite, el jefe de la compañía decide hacer borrón y cuenta nueva despidiendo al grupo de empollones incompetentes que tiene en plantilla y contratando a tres programadores, a cada cual más demencial: DonDepre Hardcore, un mastodóntico psicópata de dos metros obsesionado con las armas blancas y con aspecto de luchador de wrestling ((De hecho el actor que lo interpreta, Tyler Mane, fue wrestler profesional y seguramente os suene por su papel como Dientes de Sable en la primera película de X-Men o como el Michael Myers adulto en las dos espléndidas incursiones de Rob Zombie en la saga Halloween.)); Bicho (Bug), un supernerd acneico y completamente chalado; y Sol, «como el Astro Rey», un mesiánico pseudogurú autoproclamado capaz de encontrar, según él, «la solución a todos los problemas». Este pintoresco trío habrá de hacer frente al desarrollo de Evilution en el tiempo que queda si quieren llevarse la jugosísima prima de un millón de dólares que les ofrece la compañía. bscap0026 A trancas y barrancas, los tres locos van avanzando en su objetivo y un noche solicitan los servicios de una siliconada actriz de tercera para llevar a cabo la sesión de captura de movimientos para generar las animaciones de la heroína protagonista. Todo va bien hasta que Dios, ese jodido aguafiestas, mete las narices en el asunto y un rayo alcanza el sistema eléctrico del edificio dañando el revolucionario chip de inteligencia artificial creado por Sol. Por alguna razón fuera de cualquier tipo de lógica, el traje telemétrico ((Un amasijo de metal que utilizan para captar los movimientos y que, para que os hagáis una idea, sería algo así como el prototipo del traje de Iron Man si se hubiese fabricado en 1920 con trozos de cobre y latas de sardina.)) ha invertido su función y, en lugar de guiar los movimientos del modelo poligonal en la pantalla del ordenador, es el mismo programa quien mueve el aparatoso cacharro. ¿Motores? ¿Poleas? ¿Articulaciones? ¡Mariconadas! En la realidad construida por la desquiciada mente de Huang todo es posible, incluso que un traje cobre vida y se dedique a eliminar uno a uno a los integrantes del equipo de desarrollo de Clayton Software en una terrible espiral de sangre, violencia, traición y brownies de chocolate.

Gimme’ Head Till I’m Dead

Una vez más estamos ante el omnipresente «factor Frankenstein», en el que la obra se rebela contra su creador obedeciendo a los mortíferos impulsos para los que fue concebida. Lo hemos visto mil veces. Sin embargo hemos visto pocas películas (o ninguna) que transcurran íntegramente en un estudio de desarrollo de videojuegos, y eso es precisamente lo que me ha llevado a reseñar Cómo fabricar un monstruo en esta santa sección en la que tanto amor depositamos cada jueves. No estoy muy seguro de que los responsables del filme supiesen exactamente el aspecto de una desarrolladora, así que tomaron el camino más sencillo: oficina con muchos ordenadores y gadgets (básicamente lectores de CD externos y una Palm del paleolítico), y algunos pósters de juegos como esa patada en el estómago con la que nos obsequió THQ llamada Evil Dead: Hail to the King, el pajerísimo Baldur’s Gate II, Giant: Citizen Kabuto e incluso un pinball basado en la gloriosa serie Historias de la Cripta. bscap0024 Es bien conocida la tradicional ignorancia con la que los cineastas se enfrentan a la tarea de intentar recrear la idiosincrasia de nuestro gremio, y Cómo fabricar un monstruo tampoco consigue escapar al tópico. Es más: cae de cuatro patas en la más risible vorágine de chorradas absurdas por frase, utilizando supuesta terminología técnica completamente aleatoria en un orden aún más aleatorio. Algunos ejemplos como «conectando e-mail», «poner en marcha la reconexión de los archivos del medio» o la sangrante «el teclado RAM está conectado y además el teclado 3D va conectado al disco duro» casi me cuestan la vida durante el visionado del filme ((Atragantarse con ganchitos es algo MUY serio.)), así que no quiero ni imaginar las secuelas psicológicas que podrían provocar en alguien con verdaderos conocimientos informáticos. Avisados quedan.

Isn’t she beautiful?

Mención aparte merece el jefe de los tres tarados, Drummond, un perdedor nato que ha descubierto en los videojuegos ese grandísimo negocio en plena expansión en el que, siendo lo menos escrupuloso posible, puedes llenar tu sombrero de pasta con una rapidez fulgurante. No se explica de otro modo que Evilution, un juego que busca ser ultraviolento e inusitadamente terrorífico, tenga como target principal a los niños. Para los anales de mi memoria queda la frase que el amigo Drummond utiliza en la presentación de su proyecto: «Estos juegos son como el crack para los niños… ¡Y son legales!». Gloriosa. bscap0025 Cómo fabricar un monstruo, aun en su insondable ridiculez de telefilme barato, es una película que no aburre en ningún momento. Tiene buen ritmo, los diálogos son relativamente ágiles y sus magníficos efectos de maquillaje destacan entre el resto de mediocridad técnica. Sin embargo, cuando podría simplemente tender un fundido a negro y mostrar los créditos acompañados de alguna canción punk juvenil en plan «esto ha sido una gamberrada divertida y nada más», el filme comete un error imperdonable: se toma en serio a sí mismo. Y no sólo eso, sino que intenta elevarnos un mensaje moralista que le queda demasiado grande y que, a juzgar por la raquítica filmografía de Huang, conforma su peor y más evidente tic: el trascendentalismo de chichinabo. O lo que viene a ser lo mismo: dar clases de filosofía con las tetas al aire.
Redactor
  1. Yonkykong.wordpress.com (Baneado)

    La tia no estaria controlada por exo esqueleto no?
    me imagino a la tia gritando huir o salvarme mientras la maquina va a por los 3 tarados sin usar aparente mente ningun medio para detectar el exterior

  2. Espastulator

    Bravo, Pinjed! Muy divertido de leer. Ya pensaba que era el único que se chupa cine freak-serie C-underground por un tubo.

    No sé si será peor que la de snowboarders y soldados nazis zombies que me he chupado this evening, de cuyo nombre no puedo ni debo acordarme, en defensa del buen nombre de la memoria selectiva humana.

  3. pinjed

    Dead Snow, excelsa.