Especial Filmageddon <em>à trois</em>: <em>Street Fighter: La última batalla</em>

street_fighter_la_ultima_batalla El de hoy no es un Filmageddon común y corriente, no. Hoy, con motivo de su 15 aniversario, la película que trataremos es Street Fighter: La última batalla, adaptación a la gran pantalla del célebre juego de lucha que cautivó los corazones de tantos jugadores en los noventa. Guybrush, chiconuclear y pinjed se enfrentan a la película para, cada uno desde su particular óptica, intentar desentrañar que significa, significó y significará la película de Street Fighter, social, cultural y emocionalmente. No tengáis miedo: embarcaos sin temer al riesgo en esta aventura por los chamuscados cerebros de estos tres valientes que, en un ejercicio de arqueología sentimental, han escarbado en sus interiores para rescatar el alud de potentes emociones que esta película causa en todo aquel que se atreve a encararla. Hoy, Filmageddon à trois especial de Navidad: Street Fighter: La última batalla.

Oh man, I should have stayed at Microsoft.

— Dee Jay

En 1993 algún lumbreras de Hollywood pensó que los videojuegos, al igual que las novelas y los cómics, también podrían ser una fuente de inspiración para el cine y, ni corto ni perezoso, engendró el proyecto de la primera adaptación cinematográfica de un juego, Super Mario Bros. Su recepción no pudo ser peor: los críticos la vapulearon, los fans del juego no veían por dónde cogerla y en taquilla sólo consiguió recaudar la mitad de lo que había costado; cerca de 20 millones de dólares por la taza del váter. Sin embargo, los productores son gente de fe y creyeron que un mal inicio no tenía porqué ser decisivo, así que siguieron adelante con la idea de adaptar videojuegos a la gran pantalla. Así llegó a los cines, en la Navidad de 1994, la primera película de acción real basada en la franquicia Street Fighter, y el tercer intento por enderezar una propuesta condenada al fracaso desde su nacimiento. joysticksflub El proyecto se puso en manos de Steven E. Souza, quien apenas había dirigido un par de telefilmes pero había estado involucrado en el guión de joyas como The Running Man y Commando, amén de la legendaria Die Hard y su primera secuela. No cabía duda, Souza era un hombre de acción y, con 34 millones de presupuesto, haría un buen trabajo. ¿El resultado? Una jodida bomba atómica que aún nos golpea el cerebro con su onda expansiva de nostalgia. El juego se basaba en la idea de reunir en un mismo torneo de lucha a gente de varios países, así que la situación más manejable era crear un país ficticio (Shadaloo) en pleno conflicto internacional. Y aquí fue cuando la imaginación de Souza echó a volar impetuosamente. Pasándose por el forro el tema del mencionado torneo y los diferentes estilos de lucha, no sólo se había inventado una trama bélica como apoyo narrativo —algo lógico teniendo en cuenta escaso argumento del juego—, sino que también había decidido meterle mano al único asidero reconocible que podía tener la película con respecto al juego: los personajes. vegasflub El protagonista era un patriota coronel Guile encarnado por un belga como Van Damme, aunque no se podía culpar a Souza del chovinismo descarado tan propio de la industria americana. Su fiel teniente Cammy, interpretada por la australiana que un lustro después invadiría los sueños húmedos de medio mundo como una renacida diva del pop, Kylie Minogue, era poco más que un perrito faldero con trenzas. Sagat y Vega, traficantes de armas; Zangief y Deejay, esbirros del general M. Bison; Dhalsim, un científico cautivo del dictador; Blanka, su conejillo de indias; Guile, Cammy y T. Hawk, militares; Chun-Li, periodista; Balrog, cámara; Honda, realizador; Ryu y Ken, dos estafadores de medio pelo. Una locura desquiciante que poco a poco nos dejaba con cara de idiota echando mano de una trampa tan vil como efectiva: culminar la película con, ahora sí, los personajes del juego tal como los recordábamos. Para ello, Souza debía convertir a los esperpentos que había creado (un genetista pusilánime, un cámara, un realizador de televisión, etc.) en los carismáticos luchadores que intercambiaban galletas en 2D (un sabio brujo indio, un decadente boxeador de Las Vegas, un imponente luchador de sumo, etc.), a lo largo de la película. Una metamorfosis que enderezara el entuerto en el que se había ido metiendo. Y lo cierto es que el bueno de Souza, trastabillando con las decisiones más absurdas y forzadas que ha dado el cine, consiguió llegar a la meta. Resulta casi inconcebible como cada uno de los personajes va mutando durante la película (Blanka, de hecho, lo hace literalmente), terminando en un plano estático final con «los buenos» enfundados en sus trajes del juego y en la misma pose ((Excepto un raquítico T. Hawk, que parece intentar huir desesperadamente de su propia irrelevancia en el filme.)). sflub01 Sólo Dios sabe los demenciales procesos mentales por los que tuvo que pasar Souza para hacer cuadrar aquel revoltijo de sinsentido y ridiculez, pero el caso es que pocos hemos olvidado aquella extraña pieza de rudimentaria ingeniería narrativa que fue un éxito comercial y poseedora de ese encantador “WTF factor” que nos hace verla una y otra vez, año tras año, en las eternas reposiciones de los domingos por la tarde en La Primera. Y eso, qué demonios, tiene su mérito.

— pinjed

guilesf

You call this «human»?

— Colonel William F. Guile

Dejadme que os cuente una historia curiosa: cuando vi por primera vez la película de Street Fighter ((En el canal Calle 13, me suena, aunque no podría jurarlo; desde luego no la vi en el cine, ni siquiera la vi demasiado a tiempo.)), me gustó mucho. Yo era un chaval y ver a esos personajes en pantalla me hizo ilusión y me pareció encomiable que alguien se hubiera tomado la molestia de filmar una adaptación de mi juego favorito. Por aquel entonces, Super Street Fighter II era un básico en mi Super Nintendo; por circunstancias que ni proceden ni son interesantes, mi primo había comprado un cartucho fabuloso que incluía Puzzle Bobble, Street Fighter II y otro juego que no consigo recordar. Mi afán por hacerle la puñeta fue superior a cualquier otra motivación que pudiera moverme en ese momento, por lo que, siendo como era un crío sin conocimiento de ningún tipo de decoro, insistí a mis padres de tal forma que accedieron a comprarme Super Street Fighter II con tal de que me callara. Podríamos decir que pagaron mi silencio, o que compraron su calma. Tener el mismo juego pero mejor era algo que me hacía sentir infinitamente orgulloso. Tanto jugué que incluso llegué a esperar a que mis padres fueran a dormir para levantarme yo y ponerme a repartir candela en el salón; esto me valió un castigo de seis meses sin jugar a la consola. ?A lo que quiero llegar es que vi la película de Street Fighter después de un largo recorrido que me unía inevitablemente al juego de una forma inmensamente sentimental, muy personal. Y me gustó. Aún hoy me gusta: me parece una película encantadora, totalmente ajena a ese afán terrible que tienen hoy los jugadores por ver cualquier incursión de sus personajes predilectos fuera del mundo de los videojuegos como un sacrilegio inaceptable merecedor de penas carcelarias y azotamientos públicos; está creada con una ingenuidad encantadora y, creo yo, con la mejor de las intenciones, sin ninguna maldad. Tenemos tanto dinero, tenemos esta base (si esto fuera una pizza, imaginemos que la trama, su deriva y las relaciones entre los personajes son los ingredientes; la base en esta hipotética pizza de Street Fighter bien podría ser de papel higiénico, o de aire, o de nada, porque es magistralmente endeble), vamos a hacer una película molona; vamos a meter a gente molona (Jean-Claude Van Damme, Kylie Minogue, Raúl Juliá, por amor de Dios, Raúl Juliá) y hagamos algo que la gente quiera ver, que es un propósito perfectamente lógico y en esto la película es perfectamente honesta: si la película fuera de 1970 y hubieran metido a Jean-Pierre Léaud haciendo de Ryu y a Anna Karina haciendo de Cammy, quizá este texto lo estaríais leyendo en Cahiers du cinéma, pero no es el caso porque se dirige a una gente muy diferente: fanáticos de la acción que quieren ver a Van Damme dando leña, un tipo de gente entre la que me incluyo sin pudor alguno.
Dee Jay y Zangief: los Cheech y Chong de Souza.

Dee Jay y Zangief: los Cheech y Chong de Souza.

Porque, ¿es dable esperar una adaptación de videojuego que trascienda a eso, a ser una pieza más del entramado mercadotécnico de la distribuidora? Lo dudo. ¿Es esto especialmente malo? Lo niego. ¿Merece Ryu ser tratado con un respeto afectado y profundo, con el rechazo automático que conlleva esto ante cualquier revisión posible —por descarada que sea— del personaje, como si fuera uno de los hermanos Karamazov? Lo discuto. Antes dije que había disfrutado de la película. No mentía; es más, sé de buena mano que no soy el único que disfrutó con ella, sé que no soy el único que la considera una pequeña joya de la adaptación de los videojuegos, aunque sea por el absurdo descontrolado que supone (y en el que, por cierto, no es pionera: el año anterior, la película de Super Mario Bros. había definido las claves de un género que sólo Uwe Boll ha sabido continuar con la pericia que caracteriza al director germano). Por todo eso y por mucho más, este texto parece más una carta de amor a un pedazo de celuloide ((O a una sucesión de unos y ceros que hacen que Van Damme aparezca en mi pantalla, que viene a ser lo mismo.)) que un análisis de cine comparado que tenga como centro a la película de Street Fighter. Por eso, también, he vuelto a ver Street Fighter, y he vuelto a disfrutarla: sentía que lo necesitaba. Como escribir esta carta de amor. Espero que sepan perdonarme los presentes.

— chiconuclear

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Quick! Change the channel!

— Zangief

Sé que muchos de vosotros consideráis que Street Fighter: La última batalla es a las películas de videojuegos lo que Superman 64 a los videojuegos en sí mismos. Afirmaríais sin dudar que es el mayor mojonazo, el peor montón de mierda, el más aberrante desvarío fílmico de los «años locos» del cine, cuando los productores de Hollywood, entre raya y raya de polvo de ángel ((Recordemos que estamos en los 90’s, kiddos.)), decidieron abrir de par en par esa Caja de Pandora que resultó ser el mundo de las adaptaciones de arcades. A todos vosotros os digo: ¡locos! ¡Ignorantes! Sois incapaces de entender que bajo esa socapa de esperpéntica parodia que es Street Fighter a simple vista, nos encontramos ante un largometraje conmovedor, tremendamente humano, fruto de una profunda reflexión acerca de los valores que rigen nuestro mundo. Con un héroe mitad filósofo, mitad guerrero, al estilo de las grandes figuras épicas que pueblan el imaginario popular, que sostiene sobre sus hombros el peso del drama de la obra. Regente de la nación de Shadaloo —clara referencia a la ciudad de Xanadú, la mítica Shamballa— encontramos a un idealista, un luchador revolucionario que en su incansable cruzada contra el status quo ((El grupo de música no, el otro status quo.)) está dispuesto a dar su propia vida (y la de todos los demás) en pos de un futuro en paz para las generaciones venideras: M. Bison. Sueña con un mundo sin guerra, donde la gente viva en paz en Bisonópolis, pague con Bisondólares y lleve Bisoñé. Pero profundicemos en la figura de nuestro protagonista; como se suele decir, a un hombre se le conoce por sus enemigos. Como antagonista de la historia, al mando de las Naciones Aliadas ((Nótese el «Aliadas», no «Unidas», es decir, juntas por intereses egoístas y no por unos valores comunes.)) se encuentra el Coronel William F. (de fascista) Guile. Un personaje que claramente representa al estamento militar, que se nutre de minorías como las mujeres, representadas por la Teniente Cammy, que muestra una repugnante relación de dependencia y admiración hacia él —representando claramente una crítica mordaz de la sumisión de la hembra frente al macho— y T. Hawk, un indio probablemente alistado al filo de los 18 años por un reclutador de esos que se pasean por los institutos de los suburbios de Phoenix, prometiendo a los pobres una vida mejor en el ejército. Pero el Coronel William F. (de fascista) Guile no se encuentra solo. De su lado se hallan dos de los típicos aliados del poder establecido: el poder económico, representado por los mercaderes y estafadores (clara alegoría del capitalismo) Ryu y Ken; y los medios de comunicación, simbolizados en el equipo de reporteros Chun-Li, Balrog y Honda. Todos ellos forman la fuerza opresora que se opone al cambio refrescante que supone M. Bison. street-fighter-3 Y es que M. Bison es un alma sensible, que lleva en su corazón cada muerto, cada amigo perdido en la guerra contra el Poder. Ante Chun-Li finge y dice de la escaramuza en su aldea «para Bison sólo fue un martes», pero, ¿cómo recuerda qué día de la semana era? Yo os lo diré. Porque M. Bison no ha olvida a aquellos que cayeron, ni a sus enemigos. Les rinde homenaje en su casa, en su dormitorio, en sus muebles fabricados con sus huesos, eterno recuerdo del valor y el honor de los que se le opusieron: sirviendo de jabonera en su cuarto de baño. Finalmente, como acto culmen de Street Fighter, cuando los políticos ofrecen firmar la paz, Guile se revela ante el poder del pueblo y clama con sus soldados: ¡guerra, guerra! Zarpan los barcos buscando teñir el río y los prados de sangre rebelde. Durante la ofensiva los dos principales ayudantes de Bison, Dee Jay y Zangief, le traicionan. Ambos son atraídos al capitalismo usando sus dos armas mas potentes: Dee Jay. se va por dinero —«Tendría que haberme quedado en Microsoft», apuntilla en clara referencia al libre mercado—; Zangief en cambio, una inocente alma cándida, puro y ansioso de justicia social, se ve corrompido por la motivación de Dee Jay (el dinero), tras haberse enfrentado mano a mano con Honda. Si lo diseccionamos con ojo crítico veremos con facilidad cómo no es más que una alegoría de cómo la presión social por el éxito económico combinado con el poder idiotizante de los medios de masas puede pervertir hasta la mente mejor amueblada, hasta la moral más recta. Dinero y propaganda, la fórmula del mal. Street Fighter no tiene final feliz, los malos ganan, destruyen la base de Bison (construida poéticamente bajo un templo budista) y Ryu y Ken se congratulan de sus futuros planes especuladores: «Alguien tendrá que ayudar a levantar este país», dicen entre risas amorales. El sueño de Bison muere. Y yo a ellos les digo: ¡nunca! Nunca mientras estemos nosotros para recordar al hombre que lo dio todo, hasta la vida, por el Sueño. Descansa en paz, dulce príncipe, descansa en paz, M. Bison.

— Guybrush

Redactor
  1. saint whistle-duck

    Pero a ver, ésta es en la que llora JuanCla o no?

  2. Psycho Fox

    Conmovedor homenaje a una película que ninguno de nosotros podrá olvidar jamás. Me ha llegado especialmente la sentida reivindicación de Guybrush, pero todos habéis estado geniales.

    Si me aceptáis la sugerencia, creo que la peli de Mario Bros, pionera en esta de las adaptaciones videojueguiles, también merece un articulo (todo sea que lo hayáis escrito ya y no me haya enterado, ).

    ¡Feliz Navidad, por cierto!

  3. pinjed

    @dycsegovia

    En ésta lloramos los demás.

  4. Harle

    Fantástico Filmaggedon. Gracias a los Tres Reyes de Anait.

  5. Sev

    Me encanta esta película, es totalmente fiel al videojuego, por lo menos en cuanto a los personajes. Que el guión de risa es otra cosa, pero es muy entretenida.

    Off Topic: Acabo de ver en Meristation una foto de Pep Sanchez junto a otros redactores….

    ¿Es redactor allí?

  6. Nae

    No teneis criterio. SF the movie es una mierda. La buena es Mortal Kombat!

    Sev, Sánchez o Sànchez?

  7. kei

    Peliculón, digan lo que digan. Una frasaza de Mr.Bison a Chun Li: «Para ti fue el día más importante de tu vida, para mi un lunes cualquiera», AMO!

    @Sev son distintos Pep Sanchez :d

  8. kenji

    ¡Bravo! Gran Filmageddon, tengo que volver a verla XD

  9. borya89

    muuy grande Guybrush!!

  10. Radical Ed

    Oye Guy, no vale pedirle a cohaagen que te haga los deberes. It’s Anait #1 rule!

  11. JuslibolLord

    La de guybrush es TAN gamerah que me he emocionado.

    Por lo demás, la pelicula ya me pareció una puta mierda cuando fui a verla al cine (a mi criterio adolescente que consideraba cualquier mierda digna de oscar), revisionada ahora mismo, es tan jodidamente mala, que sorprendentemente, es buena.

  12. Pep Sànchez

    ¡Peliculón!

    Hacerle justicia con un texto era difícil; hacerlo con tres es un logro desbloqueado. Asombroso, nens.

  13. aionic_kid

    Con Mario me daba igual, con Double Dragon hasta me gustó Angelina Jolie, pero Street Fighter era un juego que me llegaba al alma, como Bola de Drac, cosas que definen tu identidad y psicomotricidad. La forma de quitarse de en medio a Ken y Ryu fue inefablemente perniciosa; estaba claro que alguien tenía que pagar por toda aquella orgía de maldad y le tocó al pobre Raúl Julia. El primer texto es el más justo de los tres.

  14. Ryu_gon

    Lo más grande que he leído en esta web en mucho tiempo. SF: la última batalla es un peliculón como la copa de un pino que ha sido ninguneado, precisamente, por los fans más acérrimos de la saga de Capcom. Gente que dibujó en sus mentes una falsa épica para lo que es un juego en el que los tipos más bizarros de cada continente se dan de hostias (el argumento es lo de menos). Supongo que más de uno esperaba encontrarse con un film de «base filosófica» en el que todo fuera grandilocuente, pero no. Lo que vimos fue una cinta que mimetiza con mucho amor la simpleza de las historias que se nos cuentan en el global de los modos arcade de la saga.

    Y, Nae, no entiendo porqué no te gusta esta SF: la última batalla siendo un defensor de Mortal Kombat. Si ambas se inscriben en la serie B más maja, hombre (aunque SF no cuenta con el estelar Christopher Lambert y su peluca blanca).

    Muy buenos textos!

  15. WangChi

    Por favor,estais drogados? o no os han sentado bien los escamarlanes de navidad?. Las dos peliculas que se han hecho sobre SF son PURA MIERDA.

  16. stivenkosner

    Mortal Kombat pese a quien le pese es la pelicula mas fiel a un videojuego,Street Fighter La última batalla no se pude comparar con MK,de SF solo se salva el primer Anime que sacaron.
    Creo que es insuperable ver a Bob Hoskins vestido de mario sacar un Super Scope repintado disparando a un supuesto Bowser.

    http://uppix.net/e/2/5/0eff04f5fe8b391759d702d32df9c.jpg

    PD:El juego basado en la pelicula sigue fielmente el nivel de despropositos.

    http://www.youtube.com/watch?v=PV6TfJ3rvRI

  17. Shinomune

    El anime de SF… el previo a la pelea entre Vega y Chun Li… babas :D******

  18. aionic_kid

    Lo bonito del caso es justamente el asunto de la mala traducción, el hecho de que un «arcade» no se deje plasmar en una narración lineal sin que ésta apeste por los cuatro costados. El videojuego tiene «algo», algo especial, ese ir al grano, ese «nos echamos un vicio, aquí y ahora?» al que al cine le resulta imposible llegar. Incluso las pelis de acción apestan porque necesitan introducción, nudo, desenlace… un videojuego es otra cosa, es un ponerse manos a la obra, un hacer algo y no quedarse zampando palomitas en un sofá.

    El mismo problema les veo a los comics… son cuentos en el fondo, historias lineales que empiezan y acaban, pero ¿dónde empieza y dónde acaba el puto Street Fighter II? Ése es el tema: nunca empezó y nunca acabará.

    Mirad, el único género literario que le puede hacer sombra a los videojuegos sabéis cuál es? Es la filosofía, porque requiere un trabajo constante, un tomar notas, un «construir» algo en tu cabeza, como una máquina en miniatura. Toda la narratividad del cine, salvo casos contados, no les alcanza a los mejores juegos, y la diferencia se irá acentuando mientras no tengamos diletantes que intenten asimilar los juegos al cine por puro miedo a lo nuevo, por puro «si funciona, no lo toques».

    (sí hay un tipo de relatos que parecen videojuegos – los de Edgar Alan Poe!!)

  19. loversandbrothers

    Buah, la wena wena de verdad es la de Double Dragon. ¡Si hasta sale el T1000 con los peinados de Vanilla Ice! ¡O la Alyssa Milano con un tinte pelo cerdo cuando era una mozalbona! La vi en el cine, joder, y nunca mas he vuelto a saber de esta obra maestra.

    http://www.imdb.com/title/tt0106761/

    Y el de arriba mio (el del JSR) parece que esta teniendo un brote esporadico de gafapastismo inminente. ¡Que alguien llame a un curandero!

  20. aionic_kid

    Y el de arriba mio (el del JSR) parece que esta teniendo un brote esporadico de gafapastismo inminente. ¡Que alguien llame a un curandero!

    Eso no me lo dices en la calle, con una máquina del SF2 y 6 botones.

    En este blog se abusa de lo de «gafapasta», a mí me parece que la mayoría sois unos niñatos consentidos de consola en el salón y papá y mamá acercándose a mirar.

    En videojuegos hay 3 tipos de paisaje: la calle, el PC y la consola. Si no te has criado en la calle, con la espalda al descubierto y la amenaza de robo constante, no sabes lo que es pensar rápido ni buscarte la vida.

    Luego está el PC, que es como Deus Ex Machina.

    Pero los que sólo habéis sido consoleros sois la peste.

  21. Koldo Gutiérrez

    Maravillosa revisión de un clásico del celuloide. La vi en el cine. Y me gustó. Y cada vez que la dan por la tele, la vuelvo a ver.

    Eso sí, hasta ahora no me había planteado el argumento de la forma en la que lo ha explicado Guybrush. Gracias, me has abierto los ojos.

  22. aionic_kid

    @Sabin

    El suicidio es otra cosa que puedes plantearte.

  23. Ramiroquai

    He regresado del futuro solo para decir que Jean-Claude Van Damme petó a Kylie Minogue en la filmación de la peli. Ala, me voy que tengo que mostrar mi Tailandia. Dew!