Crónica de un fracaso: BioShock 2 en la Barceloneta

Son casi las ocho y media de la maldita mañana y acabo de llegar al piso. Después de haber estado un rato buscando algo de BioShock 2 en la playa más famosa de Barcelona, lo único que os puedo decir del juego es que tendrá dos puntos menos en nuestro análisis; uno por cada hora de sueño perdida. Situemos primero a aquellos que no leyeron la noticia en su momento o no han hecho clic en el enlace de arriba. Resulta que 2K Games mandó cartas advirtiendo de que hoy sábado, al amanecer, «las olas podrían llevar información valiosa» relacionada con BioShock 2 a varias playas de todo el mundo. La de la Barceloneta está en la lista, acompañada de unas coordenadas: 41º 22′ N 2º 11′ E. Veamos en Google Earth dónde es eso exactamente: ¡Aha! «Barceloneta Beach» es de hecho un jodido punto geográfico más concreto que la zona correspondiente a esos valores de longitud y latitud. Vamos mal. «Sea ((of Dreams)) lo que sea, Pep, no lo encontrarás». No paraba de pensarlo mientras estaba en Razz, unas horas antes. Pero si algo nos han enseñado cientos de respetables ancianos en cientos de buenas y malas películas, es que un hombre vale lo que vale su palabra, y yo había dicho que me pasaría. Total, estaba dos míseras paradas de metro. A eso de las 6:50 llego a la punta de más al sur de la playa. A primera vista no se ve nada. Ni una torre gigante emergiendo del agua, ni un enorme Big Daddy hinchable, ni la Big Sister haciendo top-less… no es que esperara nada de eso, pero el sueño empezaba a aparecer, y con él la esperanza de encontrar ese algo rápido. Pero no. Llevaba muy poco caminando cuando he visto un grupo de jóvenes sin bañador ni toalla, con camisetas negras de grupos y discos que jamás escucharé y que no parecían haber estado en ninguna fiesta esa noche. Sé que los prejuicios son malos, pero allí, en ese momento, me pareció BASTANTE evidente que estaban por lo mismo que yo. «Todos esos ojos verán más que los míos», me he dicho mientras me ponía a rebufo. Pero iban muy lentos y los he pasado al cabo de nada. No tienen más importancia en la historia. Entre la típica fauna de esta playa —y no me refiero a gaviotas y cangrejos de roca— pululaban varios sujetos que bien podrían pasar por Splicers, pero en ese momento yo tenía en mente la idea de que mi objetivo era un mensaje dentro de una botella. Había unas cuantas, sin duda, pero si tenía que ponerme a mirarlas una por una, a los 5 minutos tendría todo el abecedario de gripes como mínimo. Y pocas cosas me molestan más que tener arena en las bambas. Con cada listón de la pasarela que dejaba atrás, la impresión de que no iba a tener suerte crecía. No ayudaba el toparme con auténticos profesionales que se estaban tomando la búsqueda mucho más en serio que yo. Llego al otro extremo y nada. Pero nada de nada. Bueno, arena, sueño, cansancio, así que me voy de cabeza para el metro de Vila Olímpica. Antes de entrar giro la cabeza en busca de una señal divina o algo, pero sólo veo dos hoteles de cinco estrellas en los que se podría hacer una fantástica presentación de BioShock 2 con consolas, teles y vistas al mar. Duermo durante tooooodo el trayecto, claro está. Tengo un don para despertarme justo en la parada que toca. 90% de efectividad. Y aquí estoy por fin, con un ojo que ya no quiere abrirse, acabando este texto que, ahora que lo pienso, podría haberme ahorrado porque contiene C E R O información sobre videojuegos. Pero eh, tampoco es mi culpa. Buenas noches.