Análisis de Viva Piñata

Hay algo en lo que yo y los chicos de Rare nos parecemos mucho: somos tremendamente lentos. Si algún día tenéis que esperar a que me cambie en el vestuario (algunos AnaitSirs vamos al gimnasio y todo, nenas), a que me prepare para salir de fiesta o a que escriba un análisis ((Gears of War coming soon)), sabréis a qué me refiero. A Rare, como os decía, le pasa algo similar. Perfect Dark Zero fue anunciado primero para GameCube y después para Xbox antes de dar el salto a la 360 (y total, ¡¿pa qué?!); del Kameo de GameCube incluso vimos alguna imagen, y se dice que la primera intención era lanzarlo en Nintendo 64; y la historia se repite con Viva Piñata, pues parece imposible pensar que las similitudes entre esta genialidad y el juego que nos ocupa sean simples coincidencias.

Si “El Pocero” es rico, es que algo falla

Viva Piñata es un simulador de especulación urbanística encubierto. Adornado con bonita y colorida vegetación, lleno de simpáticas piñatas, por aquello de hacerlo apto para todos los públicos, pero a mí no me la juegan. Nada más comenzar el juego recibimos las escrituras que nos convierten en propietarios de un pequeño terreno en Isla Piñata. Un terreno de mierda, dicho sea de paso, tanto por su tamaño (de momento… luego os cuento) como por la riqueza de su agrietado y seco suelo. Pala y regadera en mano, ya podemos comenzar las obras a crear el jardín de nuestros sueños para dar un buen pelotazo atraer esas adorables piñatas. Joder, si es que incluso podemos consultar el valor total de nuestro jardín. Ahhh, claro, pero es el valor en monedas de chocolate, entonces es para todos los públicos ¬¬. Huelga decir que en AnaitGames odiamos la especulación urbanística tanto como tú, querido lector; conocedores de que las grandes fortunas DEBEN amasarse gracias al juego y al vicio, pensamos que el único especulador bueno es aquel que ha sido colgado por los huevos. Pero si la magia de los videojuegos es capaz de lograr que un juego con centenares de hippies sea divertido, puede hacer lo mismo con lo que se proponga. Sin esa magia, Viva Piñata no podría ser un juego divertido. Y sin embargo, lo es. Es un error pensar que estamos ante el típico juego de “piñata conoce a piñata”. O no. Es que el otro día pensé esta frase, me hizo gracia, y la he tenido que meter con calzador. Lo que sí pienso que es un error es compararlo con juegos como Los Sims o Animal Crossing. Yo diría que se parece más a Dungeon Keeper. Pero aunque pueda tener elementos de uno u otro título, creo que su desarrollo es suficientemente diferenciado como para que 1) se pueda decir que es un juego original y 2) base este análisis en comentar “qué hay que hacer” o “cómo se juega” a Viva Piñata.

Comentario sobre “qué hay que hacer” o “cómo se juega” a Viva Piñata

¿Recordáis eso de «el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento”? (¡Yoda FTW!) Pues en Isla Piñata el dicho es “el avistamiento lleva a la visita, la visita lleva a la residencia, la residencia lleva al enamoramiento”.

Avistamiento

Cada tipo de piñata tiene sus propios “requisitos de avistamiento”, que el jugador no conoce pero Gamefaqs sí. Estos requisitos van desde el porcentaje de hierba o agua en nuestro jardín hasta nuestro nivel de experiencia, pasando por tener, por ejemplo, un determinado árbol, esta especie concreta de piñata como residente, o tres zanahorias. Cuando una especie aparece por primera vez lo hace, no obstante, fuera de nuestro jardín. Podemos verla, pero está más allá de de la invisible pero infranqueable línea que marca los límites de nuestra propiedad, lo que me lleva a…

Visita

Los “requisitos de visita” son algo más exigentes pero similares a los de avistamiento, y por lo general sí podemos consultarlos. Si cumplimos también en este sentido, la piñata en cuestión se animará a entrar en el jardín… en calidad de okupa, de momento.

Residencia

¿Sabéis qué hay que hacer para lograr que una piñata pase a ser residente? No, hombre, ducharse no. Lo de okupa era una forma de hablar. ¡Exacto! Hay que cumplir más requisitos. A los que habíamos visto hasta ahora se añaden los del tipo “se ha comido X _________”, donde X es un número y ________ puede ser una especie de piñata, una fruta, una flor… Hasta este momento, las piñatas son en blanco y negro, pero al convertirse en residentes se colorean.

Enamoramiento

Un nuevo puñado de exigencias (que incluyen siempre la construcción de una casa, distinta para cada especie de piñata) es el último escollo a superar antes de poder ser testigos de la danza del dulce, dulce amor. Un corazón sobre el enamorado indica que ha llegado el momento. Ah, no, falso. Antes hay que superar un pequeño minijuego en el que debemos guiar una piñata hasta su pareja, esquivando o evitando tocar las bombas que hay por el camino. Ahora sí que sí: ¡fiesta! Aquí es donde la calificación 3+ pierde todo su sentido. No sólo se nos obliga a ejercer el vouyerismo más vil, sino que además seremos testigos de actos impuros de cuarto grado, esto es, ¡incesto! Todo vale con tal lograr aumentar la población de nuestro jardín (un baile del enamoramiento = una nueva piñatita). Además, qué diablos, algunas de las danzas del dulce, dulce amor, como la de los Horstachio o los Doenut, son absolutamente awesome. Hay que decir que satisfacer los requisitos para el enamoramiento de una piñata sólo nos da derecho a hacerla “bailar” una vez. De todos modos, a partir de entonces podemos sustituir esas exigencias por un caramelo del enamoramiento, que están tirados de precio en la tienda del pueblo. Todo un acierto, en mi opinión, ya que aparear continuamente nuestras piñatas más valiosas para después venderlas es la mejor forma de conseguir monedas de chocolate. El minijuego de las bombas, no obstante, hay que superarlo cada vez… y a pesar de que no requiere más de cuarenta segundos, no siempre apetece. Todo lo descrito hasta ahora es válido tanto para las piñatas normales como para las amargas, que vienen a ser (junto con otros indeseables no-piñatas que hacen más o menos lo mismo) “los malos”. Cuando entran en nuestra parcela se dedican a escupir caramelos amargos que hacen enfermar nuestras piñatas. Cabrones. Tenemos la opción de partirles el culo a palazos o de descubrir su corazoncito: si logramos satisfacer los requisitos de residencia de una piñata amarga, se convertirá en su homónima “buena”.

Help, I need somebody

Regar las plantas, asustar a los visitantes no deseados, recolectar las frutar y verduras, cuidar de nuestras piñatas… se nos acumula el trabajo, nens. Pero recordad: somos especuladores, tenemos montones de monedas de chocolate ? ¡no tenemos por qué trabajar! La posibilidad de ir al pueblo para contratar distintos ayudantes que realizarán todos esos trabajos permite que nos concentremos en lo que más nos importe en ese momento. En ese mismo pueblo encontramos una especie de Consum donde comprar de todo un poco (semillas, frutas, mejores herramientas, elementos decorativos…), el manitas encargado de construir los refugios piñatiles, un inventor capaz de mejorar ciertos objetos, el médico, una tienda de animales piñatas domésticas y complementos… que irán abriendo sus puertas a medida que nuestra experiencia como jardinero vaya creciendo. De todas formas, aquellos que piensen que podrán comprar una HDTV con monedas de chocolate, sean un poco tacaños o simplemente se hayan quedado sin pasta, deben saber que esas ayudas son prescindibles. ¡Dejadme sólo! La regadera, y sobre todo la pala son aliados suficientes. Comenzamos nuestra andadura como jardinero con una roñosa e inútil pala que me recuerda a una que hace muchos años se regaló con el Happy Meal. Subiendo niveles iremos obteniendo mejoras que nos permitirán, por ejemplo, excavar para el suelo para formar estanques. Se nos otorgan puntos de experiencia por casi todo lo que hacemos por primera vez: plantar un abeto, lograr que esa piñata te visite, pase a ser residente o se aparee, descubrir nuevas variedades de una misma especie… Esta experiencia resulta vital durante la partida, ya que al alcanzar ciertos niveles logramos, además de lo mencionado hasta ahora, expandir el terreno que ocupa nuestro jardín.

Joder, otro análisis que me está quedando demasiado largo… cambiemos de tema

El apartado técnico de Viva Piñata es impecable. El estilo visual me recuerda a algunos trabajos de Pixar y tal vez esto nuble un poco mi capacidad de juicio, pero no me cuesta nada decir que es uno de los juegos con mejores gráficos de esta next-gen. El modelado de la vegetación, de las piñatas (con cada uno de los cientos de trocitos de papel que las componen moviéndose de forma independiente y espectacular), las texturas, los efectos de agua e iluminación… todo es magnífico. ¡Incluso se usan los efectos de desenfoque de manera inteligente! Además, continuamente encontramos pruebas de la dedicación que han puesto los chicos de Rare en este aspecto. No sé si es bueno o malo, pero soy de esos que valoran muchísimo tonterías como que si miras al cielo mientras llueve, se quedan más gotas en la pantalla que si miras hacia el frente. En lo referente a la dirección de arte, pues más de lo mismo. El diseño de las piñatas (el cocodrilo, igualito a Cucurulu, el peluche de mi infancia, podría ser perfectamente candidato a personaje del año), de la vegetación y de los personajes secundarios es genial. Tanto como el uso de la paleta de colores, que llena de vida y alegría cada frame. La música tiene un papel anecdótico que cumple perfectamente sin grandes alardes, igual que los efectos de sonido, graciosetes y tal. El doblaje, eso sí, es más que notable. Es un verdadero placer escuchar la voz de gente que le pone ganas, que hace de actor/actriz y no de lector/lectora. En ningún momento me he preguntado qué tal estarán las voces en inglés, y eso dice muchísimo a favor del doblaje castellano.

¡Al turrón!

Todo esto está muy bien, pero ahora empieza lo importante. Os lo pondría en negrita, pero ¿de qué coño serviría si para llegar hasta aquí habéis leído el resto por huevos? En primer lugar, es obligado comentar si el juego es o no infantil. Y voy a hacerlo con uno de los pocos tópicos que no me hacen rabia: no es para niños, sino para todos los públicos. Más similitudes con Pixar… ¿veis por qué me encanta este juego? No se me ocurre un estilo mejor para un juego de piñatas, y si el aspecto infantil sirve para traer juegos originales, bienvenido sea. Pero más allá de su apariencia, un juego para todos los públicos debe ser accesible. Viva Piñata es fácil de jugar por varios motivos: el tutorial es muy claro, en todo momento aparece la función de cada botón en la esquina superior derecha de la pantalla (rollo Zelda), la curva de aprendizaje es muy correcta… ¿Y funciona? Pues para los jugadores casuales, sí: mi novia está enganchada al juego. Los no-tan-casuales tal vez lo encuentren demasiado fácil, en el sentido de que no hay nada que suponga un verdadero reto en el sentido de requerir habilidad: atraer un león nos llevará muchísimo más tiempo que atraer un ratón, pero no se puede decir que sea más complicado en el sentido estricto de la palabra. Sin embargo, no creo que Viva Piñata tenga que ser un título que rete al jugador. Todo esto está ligado de alguna forma con la duración y la diversión. No es ningún secreto que este tipo de juegos acaban aburriendo. SIEMPRE. Hay que buscar nuevas fórmulas pero ya, porque esto es un mal endémico. Theme Park o Dungeon Keeper, por ejemplo, son auténticas maravillas, pero terminan por aburrir. La clave, sin embargo, es que lo hacen más tarde que temprano. Con Viva Piñata pasa (siempre según mi opinión, después de haber jugado cerca de cuarenta horas) lo mismo. Si bien es cierto que la mecánica parece y podría resultar repetitiva, hay diversos factores que lo suavizan. El más importante es que las más de sesenta especies de piñatas tienen requisitos muy distintos y a veces incompatibles (unas prefieren grandes extensiones de agua y otras no vienen si no hay más césped que otra cosa). Esto, junto con el hecho de que algunas se pelean continuamente si las obligamos a convivir y de que la extensión del jardín es limitada, hace que sea muy recomendable crear varios jardines (hasta ocho por perfil) diferentes y con uno u otro tipo de piñatas y plantas. Por si esto fuera poco, hay decenas de accesorios que comprar y un buen puñado de logros (desbloquear algunos no es en absoluto trivial). En definitiva, se ha puesto empeño en esto de conseguir un aporte extra de variedad. No obstante, nunca es suficiente. Se me ocurre, por ejemplo, que podría haber distintos minijuegos para cazar piñatas o más opciones online. Lo único que podemos hacer mediante Xbox Live es enviar objetos a otros usuarios, pero no visitar su jardín.

El hecho de que seas una personalidad no implica que tengas personalidad

Sé que la frase pierde parte de su significado en la traducción, pero me encanta y, de hecho, ahora sólo me interesa la palabra personalidad. Porque estoy harto de oír que un buen catálogo es aquel variado, y eso es cierto a medias. Yo diría que lo mejor que le puede pasar al catálogo de juegos de una consola es tener personalidad (concepto que, de alguna forma, podría englobar calidad y variedad). Eso se consigue, evidentemente, gracias a juegos con personalidad. Viva Piñata lo es, sin duda, y a la Xbox 360 le viene de maravilla. Nos encontramos ante el mejor título que Rare ha programado para una consola de Microsoft. Un muy buen juego, visualmente impecable, cuidado, lleno de detalles simpáticos (como una estatua de Banjo que hay por ahí o que en la alfombra de la casa de los caracoles se pueda leer “Take it easy”) y lo suficientemente divertido como para despertar el interés de todo aquel que busque algo original. Y viendo como están las cosas, seguro que casi todos buscamos algo original. Nota: 8