Análisis de Damnation

Supongo que si eres un editor y llega un escritor de segunda y te dice: voy a escribir un libro que es como este best-seller pero peor, peor escrito, más cutre, y encima nadie va a hablar sobre él; supongo que, decía, en ese caso es imposible negarse a publicar ese hipotético libro. Por eso supongo que Codemasters no pudo resistirse a publicar Damnation cuando vieron que era un clon de Gears of War pero peor, peor hecho, más cutre y sin nadie jugando a él. Una Guerra Civil norteamericana extendida y steampunk es una base argumental demasiado interesante como para no querer jugar a Damnation. Desgraciadamente, en esta ocasión el juego vendría a ser como esas personas que son la hostia cuando te hablan de ellas, pero que a medida que vas conociéndolas sus puntos negativos se hacen más y más grandes hasta que se hacen insoportables. En el caso que nos ocupa, Damnation sería una de esas personas, aunque con la puntualización de que quizá algún día sales con él de fiesta y te lo pasas bien durante un rato, un rato corto en el que cuenta un par de chistes acertados o una anécdota especialmente brillante; maticemos. Básicamente es una copia absoluta de Gears of War. Además de compartir motor, el diseño de los menús, su estructura, los escenarios, cómo se juega, la selección de armas; incluso los objetos coleccionables, calco de las placas de identificación de Gears of War, prácticamente todo evoca al juego de Epic y huele a copia barata. El único punto en el que Damnation intenta despuntar es en su intento de sustituir la horizontalidad habitual de los juegos de acción por una verticalidad, la parte plataformera y que constituye además la parte más interesante del juego, no demasiado lograda y que en este caso no huele a copia, sino directamente a decisiones erróneas de diseño. Así, podríamos decir que Damnation es una mezcla entre la acción de Gears of War y un componente plataformero que podría aportarle un algo, un poco de frescura, digamos, una vuelta de tuerca; nada más lejos de la realidad, porque la principal baza de Gears of War (el sistema de coberturas) se pierde aquí, pero manteniendo las paredes en las que cubrirse y la distribución de los enemigos. Como jugar a Gears of War sin un botón en el mando, el de cubrirse. Se sustituye por el salto, añadiendo igualmente a los mapas varios niveles de altura, en su mayoría en forma de edificios de pequeños poblados muy mal ambientados; igual es que tengo poca imaginación, pero un poblado con edificios totalmente vacíos, sin paredes interiores, sin puertas, colocados a una distancia tan corta que se puede salvar de un salto muy normalucho (el protagonista no es ningún superhéroe) y que encima está rodeado de precipicios que llevan a la nada no me resulta creíble. ?Esto no tendría por qué ser un problema si pudieras compensar la inmersión que no ofrece la ambientación con la parte puramente jugable, pero eso resulta también imposible por culpa del pésimo diseño de ésta. Las distintas partes jugables de Damnation (la parte de tiros, la parte de saltos y la parte de la moto) están tan separadas, tan delimitadas y distinguidas entre sí, que aunque no aparece ningún cartel que te indique que has pasado de una a otra tú mismo te das cuenta, sacándote totalmente del juego. Disparas, matas a todos los enemigos; saltas y llegas a cierto punto; disparas y matas a todos, de nuevo; coges la moto y haces un recorrido insulso que no es más que una excusa para una pantalla de carga; disparas, saltas, disparas y fin. Las partes de disparo ortopédicas, nada divertidas, no es divertido matar a los enemigos por lo que como juego de disparos, Damnation no funciona. Las partes de salto, nada fluidas, con plataformas que no suponen un reto sino una pura molestia, un relleno, y aun así es la parte más interesante y entretenida del juego. A pesar de esto, no es suficientemente divertido saltar por lo que Damnation tampoco se sostiene si, en vez de considerarlo un shooter de plataformas, lo consideramos un plataformas con armas de fuego. Sobre la parte de moto ni hablaré porque no merece la pena; bastará decir que la moto no vale ni como anécdota o minijuego de descanso dentro del juego en sí. Visualmente el principal problema de Damnation es que desaprovecha su motor (Unreal Engine 3, que ha demostrado sobradamente su potencial) hasta puntos preocupantes, sobre todo por el diseño horrendo de todo lo que compone los escenarios. Los modelados de los personajes, principalmente los enemigos “rasos”, son pobrísimos, y en general todo desprende un aroma a mediocridad que, si he de ser sincero, no pude ver en los materiales que se mostraron antes de la salida del juego. El doblaje es tan surrealista y delirante (por ridículo) como el argumento en sí, muy débil, por cierto; y el resto de sonidos del juego están cubiertos por esa mediocridad que hace imposible hablar sobre ellos, ya no digamos diferenciarlos. En definitiva, un juego terriblemente mediocre que se juega hasta el final por el puro morbo de ver qué error, qué desacierto horrible ha cometido el equipo de desarrollo en la siguiente fase. Es suficientemente corto como para no dejarlo a medias, pero también es suficientemente malo como para no rejugarlo jamás. Los modos multijugador están totalmente vacíos por lo que exprimir el juego por esa vía es imposible; Damnation se exprime lo poco que se puede y luego lo mejor es dejarlo quieto, prestárselo a algún amigo y no preocuparte mucho si no te lo devuelve, ponerlo en la estantería de las cosas a las que no vas a volver a jugar. Damnation se exprime lo poco que se puede y para ello basta un alquiler, una tarde en casa de algún conocido, pero desde luego no es una compra recomendable (ni recomendada). Nota: 3