La otra GRIN también cierra y deja su juego sin terminar

Cuando GRIN Gamestudio anunció Woolfe – The Red Hood Diaries hace poco más de un año y consiguió financiarlo en Kickstarter un mes después, no faltaron despistados que confundían a la GRIN sueca que cerró y se convirtió en Overkill con esta GRIN Gamestudio belga salida de la nada. «¿No habían cerrado?», preguntaban, y ahora esa confusión cobra un peso irónico devastador: un año después, la GRIN belga también se va al garete. Y ojo porque la cosa va a terminar de la peor manera. Al parecer el plan original era financiar el desarrollo del primer episodio por crowdfunding (algo que consiguieron con creces, acumulando 22.000 dólares más de los 50.000 iniciales) y con los beneficios de las ventas pagar el desarrollo del segundo capítulo. Craso error. La crítica y el público machacaron a Woolfe – The Red Hood Diaries, que no vendió lo que había previsto y les ha llevado a la bancarrota. No solo no publicarán un segundo episodio sino que parece, vaya drama, que varias recompensas del Kickstarter se quedarán sin cumplir. Asumen, eso sí, que no todo es culpa de las ventas. En el comunicado que han colgado esta semana admiten que cometieron la temeridad de aumentar la «dimensión» del juego respecto a la idea original, y cuando hace eso sin aumentar el presupuesto te pueden pasar estas cosas. «Pasar de 2D a 3D ha tenido un impacto brutal en los costes de desarrollo, pero nos dimos cuenta demasiado tarde», reconocen, y destacan la relación entre la conversión del proyecto a 3D y la influencia que esto tuvo en el otrora sencillo sistema de colisiones, que se volvió el problema más grande. Y sobre las recompensas físicas que prometieron a sus backers, la tragedia: «La gente que nos apoyó (…) no podrá recibir las recompensas en las que invirtieron», lamentan. «Lo más loco del asunto es que la mayoría de las recompensas están listas para enviarse. Las pegatinas y las cartas solo necesitan un sello. Los pósters están imprimidos, firmados y preparados. El artbook listo para imprimirse, la banda sonora preparada para distribuirse, la caja del DVD lista para producción. Pero no tenemos dinero, literalmente, para pagar sellos, así que ni hablemos de imprimir artbooks y portadas de DVD.» Y aquí tenemos otra muestra más de los peligros del desarrollo microfinanciado, la responsabilidad con las recompensas y la poca prudencia a la hora de planificar bien un desarrollo. Una cadena fatal que lleva al estudio a cerrar sus puertas. ¿O habrá una maldición sobre la palabra GRIN?