La cultura del puño

Super Mes Mini #12: Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting

Super Mes Mini #12: Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting

Los dos problemas de Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting

Mientras la máquina de arcade de Street Fighter II se popularizaba en los EE.UU. en 1991, un taxista de Los Ángeles con el nombre de Rodney King recibía en plena calle una paliza tremenda de seis agentes de policía. Un año después los policías quedaron absueltos y el día 29 de abril de 1992 comenzó la mayor revuelta que los estadounidenses han vivido hasta la fecha. Seis días de disturbios raciales donde las costuras de la multiculturalidad se abrieron en carne viva.

En Polygon preguntaron a Jeff Walker, vicepresidente de ventas y marketing de Capcom EE.UU sobre el éxito de la recreativa de Street Fighter II. Contestó: «El juego había despegado… Incluso las revueltas de Los Ángeles [del 1992] me hicieron el trabajo porque estaban robando en las calles y [los saqueadores] corrían por las calles desde las tiendas 7/11 con los juegos de Street Fighter en sus manos…Tuvimos mucha publicidad porque había camarógrafos detrás de estos tíos corriendo por las calles con los juegos de Street Fighter».

Pese a que la recreativa fue todo un éxito Street Fighter II, tardó bastante en convencer a la gente de que era una máquina competitiva pensada para ser jugada unos contra otros. Según Yoshiki Okamoto, jefe del desarrollo del arcade en Japón, se esperaba que cada máquina tuviese entre 300 y 400 partidas por día, pero la realidad les trajo aproximadamente 100. Y de ese centenar de personas nadie la utilizaba como jugador contra jugador. La conclusión era que o bien ellos había hecho algo mal o bien nadie había entendido de qué iba la máquina.

Okamoto, por cierto, casi fue despedido dos veces de Capcom por mala conducta. En una ocasión discutió tan fuerte con su jefe que acabó tirándole un lápiz a la cara. Esta actitud un tanto salvaje de imponer las ideas a hostias parece que nunca se apaciguó en Capcom. De hecho, las costuras de la compañía también quedaron en carne viva cuando Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting comenzó a plantearse como una realidad.

Aunque parezca un asunto bastante trivial, que se permitiese el desarrollo de esta actualización de la recreativa de Street Fighter II supuso una lucha sin cuartel entre dos formas distintas del concepto del juego. Una guerra entre el equipo de desarrollo de los EE.UU. y la central en Japón en la que los EE.UU. acabarían por imponerse. Fue una pelea sobre la velocidad y la habilidad contra la pausa y la estrategia que iba a marcar el desarrollo de la franquicia y, por extensión, de la mayor parte de los videojuegos de pelea hasta la fecha y sobre el futuro de los eSports.

Super Mes Mini #12: Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting

Problema uno: la multiculturalidad de videoclub

Antes de que la globalización fuese una palabra de cambio común esta ya había llegado a los videoclubs del barrio en forma de películas de lejano oriente, clones de blockbusters hechos en países en desarrollo y, sobre todo, el pastiche del cine B norteamericano. Fue allí donde comenzamos a entrever uno de los problemas fundamentales de la globalización más allá de la economía: cómo congeniar culturas contrarias.

De entre los neoliberales, el pensador Samuel Huntington nos dijo que como había caído el bloque socialista el siguiente choque de culturas iba a llegar por culpa del enfrentamiento entre el oriente islámico y el occidente cristiano. Pese a que se cargaban mucho las tintas sobre estos supuestos peligros, sí señalaban un problema que ahora está constantemente en los medios: ¿debemos permitir las expresiones culturales de los que viven en nuestra tierra? ¿Debemos intervenir en los países en los que sus formas de organización cultural atentan contra nuestra forma de vida? ¿Debe imponerse una cultura superior en lo moral a otra que consideremos menor?

Esta doctrina, que a veces se moja en el neo-colonialismo y otras en ideas más cercanas al marxismo más elemental («todos somos la misma clase, la lucha es contra los que explotan, las formas culturales son macroestructuras del poder…»), deviene en problemas del tipo «¿Debemos permitir el uso del burka en las playas?»

Super Mes Mini #12: Street Fighter II Turbo: Hyper FightingEl arcade de Street Fighter II fue heredero de esta cultura de videoclub que trataba de señalar las diferencias culturales entre países mediante tópicos poco o nada matizados. Desde la idea de llamar a Zangief «Vodka» como nombre provisional, hasta las discusiones entre el equipo de desarrollo sobre si Chun-li tenía demasiados muslos, pasando por el lío monumental entre los nombres de los personajes de la versión japonesa y estadounidense, y la falta de un equipo de localización, convertían a la obra maestra de Capcom en un tutifruti que entendía las diferencias culturales como una representación folclórica hipervitaminada. Vega, el torero-ninja-español es una imagen tan potente, desastrosa, fascinante y fallida desde el punto de vista de la multiculturalidad como la forma en la que en Misión Imposible II se confunde las Fallas con la Semana Santa.

Hasta cierto punto resulta hilarante que estuviésemos en ese nivel de discusión sobre peculiaridades interculturales tan elevadas sobre qué se debe o no se debe permitir de una cultura extrajera dentro de tu cultura cuando, por otra parte, no se habían cerrado las heridas de acontecimientos claramente de choque de identidades culturales como las de las revueltas de 1992 en Los Ángeles o como las de nuestras peleas entre payos, gitanos y senegaleses en los campos de cultivo en Murcia. Si en algo acertaba Street Fighter II es en que la forma en la que solucionamos los asuntos entre distintos puntos de vista culturales suele ser a hostia limpia.

La culpa no es de Street Fighter, claro, sino de un mundo que estaba cambiado de paradigma socio-económico sin haber dado una solución razonable a ciertos problemas que afectaban a territorios cosmopolitas como las grandes ciudades de los EE.UU. y que había comenzado a principio de los años 70 del siglo pasado. Street Fighter II no deja de ser un producto cultural que representa cómo andaba el subconsciente colectivo en un tiempo concreto.

Street Fighter II tuvo que enfrentarse a ciertas susceptibilidades que, al menos, sugieren algo de conciencia sobre un producto popular y cómo debe cuidar qué es lo que trata de transmitir. Por ejemplo, la pantalla de presentación mostraba a un joven blanco rubio y a un joven negro de espaldas que parecían estar preparados para pelear. Dos personajes que no salen en ningún momento están tanteándose para ver quién pega primero. Es el blanco el que le da un sopapo monumental al negro y este último cae. Por precaución y dado cómo estaba ardiendo EE.UU. tras Rodney King, Capcom decidió que esto se cambiase, no fuese alguien a hacer una (bastante legítima, por otra parte) lectura racista.

Si intercalamos las imágenes del chico blanco pegando al negro, los negros saqueando las tiendas de los coreanos y llevándose las máquinas de Street Fighter II y a los coreanos armados hasta los dientes disparando a los negros nos encontramos con un panorama de racismo sistémico que la revuelta de los Ángeles sacó a la luz. Así como la comunidad coreana descubrió lo sola que estaba en momentos de necesidad, el resto del mundo comprobamos cómo Haz lo que debas, de Spike Lee (1989), era el retrato más acertado sobre las relaciones entre etnias en las ciudades superpobladas de los EE.UU. Mientras el avión de Street Fighter II nos mostraba la ventaja incuestionable de la globalización (poder viajar a cualquier lugar a precios casi sensatos), también nos dejaba claro que el calor multicultural no se puede apagar con el vaso de agua de la buena voluntad.


En otras palabras, los problemas serios de la globalización no iban a ser los económicos sino los culturales. La olla a presión de la multiculturalidad del estereotipo amenaza con estallar todo. Seguimos sin solucionar esto.

Problema dos: Objetos mal entendidos

A Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting no le fue nada mal. Se estima que su port a Super Nintendo vendió unas 4.1 millones de copias. Venía precedido por el éxito de la primera versión de Street Fighter II, un éxito debido a muchos factores: el diseño colorido y fuera de lo común en ese momento hacía que los ojos se volviesen para allá; el género de la lucha había sido explotado en otra dirección (los beat ‘em up) y este exploraba el mundo del uno contra uno; cada personaje era único y con una personalidad que trascendía la pantalla; El gameplay era muy bueno y cuando uno descubría que existían combinaciones de golpes o golpes especiales las posibilidades se multiplicaban por mil. Probablemente no hubo un juego tan carismático en los salones recreativos antes de Street Figther II.

Super Mes Mini #12: Street Fighter II Turbo: Hyper FightingPese al éxito, algo sucedió al principio que no parecía buena señal: Street Fighter II había sido diseñada para que la gente jugase unos contra otros, para que no sintiesen que la máquina era injusta (o muy fácil). Se trataba de recaudar el doble de monedas sin que se notase que se «obligaba» a los jugadores a que pagasen por dos partidas. Pasó que la gente jugaba contra la máquina y poco o nada entre ellos. Es decir, un juego perfecto que fallaba precisamente en su función principal.

Capcom tuvo que explicarle a la gente que no debían pelear contra el sistema sino entre ellos. ¡Y a eso se le llama competir! La labor pedagógica de Capcom se dirigió a crear torneos de lucha locales en los arcades más respetados como si fuese el comienzo de la UFC en California. Los que ganaban estos torneos locales podían participar en las finales. Además de los torneos, tuvo que ser la prensa del videojuego, con un artículo en el que se alababa el «battle play», lo que hizo que reventase la caja de Capcom. Gamest, una revista japonesa de videojuegos, fue la que señaló el camino a los pobres jugadores que no sabían que la máquina no estaba para combatir contra ti, sino para que aprendas cómo hacerlo contra otros humanos: los verdaderos rivales.

Ese fue el primer giro conceptual que dio Street Fighter II, que afectaría a toda la franquicia por venir, a todos sus imitadores y al juego competitivo en general. El segundo giro fue bastante más profundo.

Cuando James Goddard, consultor de diseño y jefe de localización para Capcom y fan acérrimo de Street Fighter II, probó las ROM piratas de Street Fighter II Rainbow Edition, tuvo una epifanía. Aunque mientras jugaba estaba rumiando lo mala que era la versión pirata, cómo desequilibraba el juego que se pudieran tirar bolas de fuego desde el aire y demás, quedó fascinado por la velocidad. Esta ROM aumentaba en un 25% la velocidad del juego. Cuando volvió a casa dijo estar «enganchado a la velocidad» y pensó que debían hacerse cambios importantes en Street Fighter de cara a la nueva actualización.

Goddard comunicó a Capcom que podían eliminar la competencia ilegal si hacían un juego igual de rápido pero que fuese equilibrado. Los estadounidenses estuvieron todos de acuerdo; en Japón, no. Según el equipo japonés, aumentar la velocidad iba a significar la pérdida del concepto estratégico de Street Fighter II en favor de la habilidad del jugador para responder en décimas de segundo. Eran dos visiones del mundo y de la competición bastante contrarias. Si en el original ya costaba seguirle la pista a algunas cosas, ¿cómo iba a poder ser estratégico un juego en el que todo iba a ir 15% más rápido?

Super Mes Mini #12: Street Fighter II Turbo: Hyper FightingHubo una cantidad considerable de discusión al respecto, pero finalmente ganó la idea estadounidense y Street Fighter II Turbo: Hyper Fighting fue un juego más rápido en el que se premió la habilidad sobre la estrategia.

Con este pequeño cambio en la velocidad, Street Fighter no solo se convirtió en lo que ahora conocemos sino que acababa de abrirse un nuevo mundo para los juegos competitivos, ese que pone como referente el estar 100% atento al juego, en el que la droga de la competición tiene forma de lata de bebida energética y en donde la edad media de los ganadores nunca pasa de los 25 años. Ya no es solo que los eSports no sean país para viejos, sino que toda la filosofía que rodea el EVO, a League of Legends o a DOTA se parece a esa distopía que Jonathan Crary anunciaba en su libro 24/7 sobre un estado mundial en donde nunca se duerme:

Miles de millones de dólares se gastan todos los años investigando cómo reducir el tiempo de tomar una decisión, cómo eliminar el tiempo inútil de reflexión y contemplación. Esta es la forma del progreso contemporáneo: la captura y el control implacable del tiempo y de la experiencia.

Dado lo importante que es el estar despierto y afilado como una navaja en las competiciones del milisegundo, uno llega a pensar que jugar al Street Fighter II original, en lugar de a sus versiones hipervelocistas, es en sí mismo un acto de resistencia. Una vuelta al valor de los tiempos lentos donde la toma de decisiones se produce debido a una estrategia, y no por un simple reflejo.

Propongo una idea: convertir en un acto político la mecanización de la realidad jugando a Street Fighter II y perdiendo siempre contra el sistema. Al menos así está obra maestra de los videojuegos nos estará poniendo en nuestro lugar. Que lo último que veamos sea nuestra cara hinchada por los golpes mientras la cuenta atrás del game over nos sume en el olvido.

  1. nekomajinz

    Hadouken.

    A la tarde acabaré de leer el texto jeje.

    La verdad es que estando este en la snes se me han quitado las ganas de pillar el de switch.

    Edito : leído y estoy aplaudiendo con las orejas. Me ha encantado el enfoque. Por otra parte no puedo estar más de acuerdo con la decisión de Goddard. En los salones reinaba la versión custom, la original quedaba relegada y en esa siempre había sitio en cambio en la «rápida» tenías que apoquinar tus veinticinco pesetas en el marco de la pantalla para retar al siguiente.

  2. Gegr is Win

    Texto marca A. Murcia, aunque no termine de compaginar con su estructura me parece un buen repaso de la evolución social que hubo dentro y fuera de la saga.

    Por cierto, viendo que le están dando voz a muchos ¿algún juego caerá para el amigo @f?

  3. Entropio

    Me ha gustado mucho el artículo, pero solo un matiz: En esta página hay mucha tendencia a llamar «neoliberal» a muchas cosas. Huntington (por cuyas ideas no tengo ninguna simpatía, por cierto) no es neo-liberal. Las ideas por las que es conocido (choque de civilizaciones) no tienen nada que ver con el núcleo del neoliberalismo (que sería permitir a los agentes económicos actuar libremente en el Mercado sin intervención del Estado), sino que estarían más cerca de una óptica conservadora o, supongo, neoconservadora.

    Por ejemplo, Huntington muestra su preocupación por cómo la inmigración desde países latinoamericanos puede erosionar la idiosincrasia de la cultura estadounidense. A un neoliberal eso le daría absolutamente lo mismo, estaría a favor de una inmigración libre que permitiera a empresas y trabajadores negociar libremente, sin que el Estado deba controlar este flujo migratorio. Una version liberal (o neoliberal) más moderada estaría a favor del control migratorio, pero no para garantizar la seguridad de la «cultura estadounidense).

    Que muchos de los que se definen liberales o neoliberales en lo económico luego sean conservadores en política internacional no es más que una muestra del batiburrillo ideológico de buena parte de los partidos de derechas a nivel mundial (Similar a la de los partidos de izquierda en otros muchos puntos, por otra parte). Pero al menos a un nivel académico, creoq ue es importante diferenciar las cosas con claridad.

  4. Entropio

    @boosterman
    Creo que en parte la culpa es de que muchos de los que cita a los neoliberales como su inspiración tienen poco de liberales (o se quedan principalmente con lo que les interesa del neoliberalismo) fomentando una caricatura. Pero eso no justifica aumentar el error llamando a todo lo que sea de derechas «neoliberal».

  5. Asterion

    Yo soy y siempre seré del Street Fighter II original. Aún conservo mi cartucho de aquellos días, y le doy caña varias veces al año. A pocos juegos les he metido tantas horas, con todos sus personajes y en todos sus niveles de dificultad. Magia pura.

    Uno de los juegos más influyentes de la historia, y probablemente uno de los que cuenta con más ports y adaptaciones. ¿En qué consola no se ha podido jugar a Street Fighter II o alguna de sus variantes?

    Supongo que yo contribuí a romperle los esquemas a Capcom. Recuerdo jugar en más de un salón arcade o en algún bar tranquilamente, hasta que la CPU decidía que ya había llegado demasiado lejos.

    En mi entorno la fiebre competitiva estalló con The King of Fighters 94, y alcanzó su cenit con la entrega del 98, otro de los juegos que más tiempo y monedas me ha robado. Ains, los viejos tiempos :_)

    Mi enhorabuena al autor, un texto entretenido y didáctico 🙂

    PD: Ken Masters, el puto amo 😛

  6. fonte

    Leo lo de las versiones bootleg para arcade y recuerdo haber visto en recreativas como los Hadouken se movían por la pantalla como si fueran olas y de repente todo parece encajar…

    Genial el artículo, por cierto.

  7. josecharlie

    Gran texto, sólo me gustaría matizar una cosa, cuando dices:

    Con este pequeño cambio en la velocidad, Street Fighter no solo se convirtió en lo que ahora conocemos sino que acababa de abrirse un nuevo mundo para los juegos competitivos, ese que pone como referente el estar 100% atento al juego, en el que la droga de la competición tiene forma de lata de bebida energética y en donde la edad media de los ganadores nunca pasa de los 25 años

    Precisamente Street Fighter es distinto a cualquier otro e-sport en esto. Si ves un torneo y ves los mejores 8-16 jugadores te encontrarás gente como Tokido (32 años), Infiltration (32), Ryan Hart (38 ) Justin Wong (32) Kazunoko (29) o por supuesto, Daigo «The Beast» Umehara (36).
    Por supuesto en los últimos tiempos con la popularización de los e-sports han aparecido muchos jugadores nuevos pero en general la media de edad es la más elevada de cualquier e-sport

  8. Asterion

    @josecharlie por muchas veces que lo vea, siempre se me caen los huevos al suelo con aquel combate épico de Street Fighter III del EVO en el que Daigo, a punto de perder ante Justin Wong, encadena 3 parrys seguidos y le da la vuelta a la pelea. BRUTAL.

  9. Entropio

    @f
    Entiendo lo que dices, pero lo veo de otro modo: una cosa es etiquetar políticas o regímenes y otra a ideas o pensadores. Entiendo que a Reagan, que es el ejemplo paradigmático de lo que dices, se le califique de Neoliberal, aunque durante su gobierno el gasto público se disparara (y es a lo que me refería también con mí segundo post). Pero si estamos hablando de pensadores me parece que hay que ceñirse más a los postulados teóricos, y las ideas de Huntington no son neoliberales.

    Que en el ámbito «real» los políticos «neoliberales» haya adoptado sus ideas sobre relaciones internacionales se debe a otros factores, pero no hace que sus ideas sean neoliberales. Tiene tan poco sentido como calificar a Marx de estalinista, o a Keynes de socialista.

    Por otro lado, en mí opinión no es que el neoliberalismo se haya apropiado de elementos conservadores, sino que el conservadurismo se ha apropiado de las ideas económicas neoliberales y se ha quedado con el nombre.

  10. kachorro

    La velocidad y la multiculturalidad eran dos aspectos que me preocupaban mucho en 1992: Perder la virginidad «cuánto antes mejor» y «con quién fuera».
    Al final siempre me quedaba Street Fighter II Turbo Hyperfighting.

  11. Tiago

    @asterion
    @josecharlie
    Yo soy de los que se pone a gritar como un orangutan cada vez que lo veo, el momento de hacer parry en el aire es para que haya un gif eterno y se lo enseñen a la muchachada en las escuelas.

  12. Entropio

    @f
    Con lo de «real» quería hacer una distinción entre la teoría neoliberal y las políticas que llevan realmente a cabo los políticos que se definen como neoliberales.

    Por fijar definiciones, ¿Considerarías a Popper, a Sen o o a Giddens neoliberales?

  13. Taim Meich

    @josecharlie dijo:
    Gran texto, sólo me gustaría matizar una cosa, cuando dices:

    Con este pequeño cambio en la velocidad, Street Fighter no solo se convirtió en lo que ahora conocemos sino que acababa de abrirse un nuevo mundo para los juegos competitivos, ese que pone como referente el estar 100% atento al juego, en el que la droga de la competición tiene forma de lata de bebida energética y en donde la edad media de los ganadores nunca pasa de los 25 años

    Precisamente Street Fighter es distinto a cualquier otro e-sport en esto. Si ves un torneo y ves los mejores 8-16 jugadores te encontrarás gente como Tokido (32 años), Infiltration (32), Ryan Hart (38 ) Justin Wong (32) Kazunoko (29) o por supuesto, Daigo «The Beast» Umehara (36).
    Por supuesto en los últimos tiempos con la popularización de los e-sports han aparecido muchos jugadores nuevos pero en general la media de edad es la más elevada de cualquier e-sport

    Exacto. Entiendo la intención del autor, pero usar a Street Fighter, precisamente, para destacar la juventud de los competidores demuestra que conoce poco el entorno competitivo de Street Fighter y tiene sólo una idea generalizada de los eSports, probablemente proveniente de otros juegos como LoL, CS, etc que sí que tienen jugadores más jóvenes.

    Por supuesto en Street Fighter están viniendo jugadores jóvenes y muy buenos, pero conviven con la vieja guardia de manera que no se ve como una comunidad tan joven.

  14. Asterion

    @philip_s_owen ¡A mis brazos! Yo también peleaba con el Korea Team 🙂 de hecho, todo el mundo lo hacía, al menos en mi barrio. Kim Kapwan, genio y figura.

    En la edición del 98 ya dejábamos que la máquina hiciese los equipos aleatoriamente, imagínate el nivel de enfermedad…

  15. Epetekaun

    Está una de las mejores versiones del SFII que haya habido nunca. Imposible de contar las horas que metí en este juego.

  16. DarkCoolEdge

    :bravo:
    Otro artículo Mini con el que disfruto como un gorrino. Que no pare la cosa.

  17. DrTenma

    @entropio aunque baje el nivel de la conversación, creo que en general se tiende a simplificar conceptos ideológicos. A mí me llama mucho la atención lo fácilmente que se tacha de fascista a gente que «sólo» son «de derechas», al igual que comunistas, etc. Hoy en día etiquetamos mucho y no toda la sociedad distingue las diferencias, con lo que acabamos cayendo en usar alegremente términos como «populistas», «neoliberales», «fascistas» y poco más.

    Sobre el juego, yo recuerdo el cambio que fue que fuese más rápido y, especialmente, poder elegir a los 4 jefes. A mis amigos y a mí nos chaló la cabeza.

  18. Entropio

    @f
    No estoy seguro de si te estoy siguiendo del todo, pero estoy de acuerdo tanto en la existencia de ese hiato entre teoría y aplicación como en la intención de justificarlo retrospectivamente (igual que el estalinismo se justifica como la hora de ruta necesario para llegar al estado final).

    Sobre la «purificación» (y aquí es posible que me haya pérdida) lo que quiero decir yo no es que las teorías neoliberales puras sean adecuadas y que su aplicación práctica haya sido incorrecta y las haya echado a perder, principalmente porque en mí opinión el principal problema de las teorías neoliberales (que comparte con gran parte de las teorías utópicas) es precisamente su desconexión con la realidad concreta.

    Otra cosa diferente es que para mí llamar neoliberales a Huntington o Fukuyama no sea correcto, ya que sus preocupaciones no son las de la escuela neoliberal ni sus soluciones sean pueden considerarse una aplicación de las tesis neoliberales a las relaciones internacionales. Lo cuál no impide que en la aplicación práctica confluyan neoliberales en economía y neoconservadores en política internacional.

  19. Entropio

    @drtenma
    Eso es precisamente a lo que me refiero, muchas veces se usando etiquetas de manera alegre y bastante generalizada, y eso termina haciendo el debate imposible, porque además muchas veces un términos se is de manera completamente diferente por cada uno de los lados de la discusión.

  20. DrTenma

    @entropio sí, desde luego, estoy contigo. De hecho eso casi se podría generalizar a muchos ámbitos. Creo que se discute mucho hoy en día como consecuencia de no poner en común antes las definiciones de los términos que se usan.

  21. Rocks

    Uno de mis juegos favoritos (aunque yo recuerdo y jugué mucho más el classic que el Turbo), y uno de los que más me impactó de chaval.
    Salíamos de clase y nos íbamos a la sala de máquinas, no a jugar, si no a ver cómo jugaban otros.

    El ir viendo a los diferentes personajes poco a poco a lo largo de las primeras semanas, ver las técnicas que hacía la máquina y que se fuese corriendo el cómo se hacían era pura magia.
    Al principio la peña tapaba el mando para que no vieses cómo hacía los ayukens.

    Un artículo fenomenal, me ha encantado el enfoque.

  22. Crypto44

    Muy buen artículo, no puedo esperar a tener en casa esa cosa tan bonita