El 1-1 de la música de videojuegos

La banda sonora de Super Mario Bros, a examen en 33⅓

La banda sonora de Super Mario Bros, a examen en 33 1/3

Koji Kondo fue el primer empleado de Nintendo que se dedicó a tiempo a completo a la composición musical. Es un dato interesante; uno de los primeros que se leen en Koji Kondo’s Super Mario Bros. Sountrack, el libro de Andrew Schartmann publicado en la colección 33⅓. «En la época de los primeros arcades (alrededor de 1971), el sonido en los juegos no se concebía como música», explica Schartmann. «Tenía, en su lugar, una función puramente práctica, para atraer a nuevos clientes y ofrecer feedback a los jugadores». 

«Incluso hoy, la mayoría de juegos arcade incluyen algo conocido como modo de atracción: una “demostración no jugable que se ejecuta entre sesiones… diseñada específicamente para persuadir a los que pasan a que dejen su dinero”», cuenta. «En pocas palabras, el arte no era parte de la ecuación. Ni podía serlo».

En 1983, la industria del videojuego en Estados Unidos se derrumbó; aprovechando la caída de Atari, Nintendo se introdujo en Norteamérica siguiendo la filosofía de Hiroshi Yamauchi, histórico de la compañía: cuestionándose todo desde las raíces. La segunda mitad de los 80 fue una época dulce para Nintendo: con el espíritu de innovación de su época juguetera todavía flotando en el ambiente, consiguieron que su sello de calidad significara algo importante en los años inmediatamente posteriores al icónico caso de E.T., símbolo de la sobreabundancia de juegos desarrollados rápido y mal para un público que parecía poder absorber todo lo que le echaran.

El sello de calidad de Nintendo, digo, fue importante porque representaba una cierta ambición de cuidar los videojuegos más que los demás. «En un duro contraste con los estándares de la industria, la compañía decidió contratar a alguien específicamente para componer la música de sus juegos», escribe Schartmann. Super Mario Bros. es el juego ideal para ilustrar ese momento clave en la historia de Nintendo, de las consolas y del videojuego en general.

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La banda sonora de Super Mario Bros, a examen en 33 1/3El libro de Schartmann dedica casi 50 de sus 120 páginas al contexto en el que Koji Kondo compuso la banda sonora de Super Mario Bros. Es importante porque es también una justificación: la colección 33⅓ es conocida por sus ensayos sobre obras importantes de la música contemporánea. Tienen libros dedicados al Harvest de Neil Young; al Forever Changes de Love; al Reign in Blood de Slayer; al Dangerous de Michael Jackson. En el prefacio de su libro, Schartmann cita a un crítico que, al recibir la noticia de que 33⅓ iba a publicar un libro sobre la banda sonora de Super Mario Bros., escribía:

Algunos de los discos son clásicos absolutos, como Bitches Brew, de Miles Davis, pero, ¿querrías leer 140 páginas sobre la creación de Super Mario Bros.?

«Es mi responsabilidad», escribe Schartmann, «convenceros de que la banda sonora de Super Mario Bros. de Kondo es tan importante, y tan valiosa cultural y musicalmente, como cualquier gran disco del siglo veinte».

De ahí que se perciba como especialmente interesante la primera parte, la que va del 1-1 al 1-4 (los capítulos del libro están numerados, en un guiño al juego, siguiendo la fórmula de parte-capítulo), en la que se habla de cómo eran los videojuegos en la época en la que Nintendo le encargó a Koji Kondo la banda sonora del juego que tenía que servirles para convencer al mundo de que NES no tenía nada que ver con la estigmatizada Atari de 1983. Solo por esta parte merece la pena leer el libro: nos habla de una época irrepetible en la historia de los videojuegos en los que la calidad, la sorpresa y la innovación, a falta de otras herramientas (muchas de ellas consecuencia directa del mundo online), eran la principal preocupación de las grandes compañías.

La banda sonora de Super Mario Bros, a examen en 33 1/3

La segunda mitad, la que examina al detalle las composiciones que forman el “disco” Super Mario Bros., también ayuda a ver con claridad el valor musical de la obra de Kondo. El primer tema que se escucha el primer nivel, seguramente el más famoso de la historia de los videojuegos, es todavía hoy el preferido de Kondo, junto con el principal de The Legend of Zelda. «Aunque aprecia la variedad de sonidos que ahora tiene disponibles, Kondo ve el avance tecnológico como una espada de doble filo: “La gente a veces piensa ‘bueno, ahora tenemos todo esto’, así que en vez de tener que crear algo realmente genial, dependen mucho de la tecnología, o de la instrumentación”», transcribe Schartmann. En otros libros de 33⅓ he leído historias de grandes músicos que se imponen limitaciones y trabajan a partir de ellas, como las constricciones de la Oulipo; la de Kondo es una historia sobre limitaciones impuestas y sobre cómo acabaron dando lugar a cosas totalmente nuevas: imposible no pensar en el chiptune o el pixel art.

«Como pianista clásico, compositor y teórico que trata principalmente con Haydn, Mozart y Beethoven», cuenta Schartmann en el prólogo, «tardé algo de tiempo en darme cuenta de la excepcional creatividad que hay en la música de Koji Kondo». Nosotros quizá tenemos que hacer el camino inverso: nosotros, que ya le damos a Kondo la importancia que se merece, el libro de Andrew Shartmann nos cuenta los motivos por los que esos ruiditos que salían de la consola y que el mundo entero tiene clavados en la memoria son, además, una parte importante de la música popular contemporánea.

  1. albertaker

    Uno de mis dioses particulares, calidad en estado puro.

  2. Dr. Sonic

    Kondo y Ennio Morricone las futuras generaciones necesitan escuchar genios así.

  3. DrTenma

    Por gustos personales, considero que la mayor calidad musical contemporanea se da en el cine, los videojuegos y cada vez más en las series (los tiempos de trabajo son menores y a veces va en detrimento de la calidad). Soy además mucho más de «scores» (música instrumental) que canciones; muy posiblemente porque trabajo mientras escucho música y las letras me pueden despistar (es tener a alguien hablándote al oído).

    Koji Kondo es un grandísimo genio y me atrevo a decir que junto con Nobuo Uematsu, son los compositores que más han marcado en los videojuegos.

    No conocía esta colección de libros, pero me da que este tomo de Konji me lo compraré. Gracias por la recomendación, Víctor.

  4. Mis cojones

    Sin esta gente, no podrías leerte el 33 1/3 de Loveless y luego fliparlo con el primer album de The Depreciation Guild.

    @drtenma
    Si crees que la mejor música no se desarrolla en su propio escenario artístico será porque dedicas más tiempo a jugar y ver series que a escuchar música.
    Ponte el último recopilatorio de Mogwai, o algún disco de Seefeel o relacionado.

  5. borre

    Excelente artículo. Gracias.

  6. DrTenma

    @fontanea sí, si no te lo discuto, por eso además matizaba la opinión enfatizando que era «por mis gustos personales». A mí me gusta la música (mal denominada) clásica, o compositores de BSOs como Jerry Goldsmith, John Williams, Basil Poledouris, etc Es la que más escucho porque me gusta y, por supuesto, la aprecio más porque he escuchado muchas. Si me abro a otras ramas, seguro que encontraría otros grandes compositores/bandas.

    Como ejemplo de hasta donde no domino la música en general, yo a Mogwai no los conocí hasta su colaboración con Clint Mansell en la BSO de «The Fountain». Con eso lo digo todo jajajaja

  7. Fire Emblem

    nos habla de una época irrepetible en la historia de los videojuegos en los que la calidad, la sorpresa y la innovación, a falta de otras herramientas (muchas de ellas consecuencia directa del mundo online), eran la principal preocupación de las grandes compañías.

    THIS

  8. Mominito

    @drtenma Pues ya si te metes en la música indie explotas. Se crean muchas más maquetas de calidad sublime que juegos con bandas sonoras buenas en un año, década o siglo.

  9. Mis cojones

    @mominito
    Pasarse algún grupito 🙂

  10. Mominito

    @fontanea Oki doki, te envio un privado y me recuerdas. Cuando tenga tiempo te recomiendo un par de grupis 🙂

  11. Chicocartera

    @drtenma digo lo mismo, en los jueguicos se hacen cosas muy buenas pero estás dejando pasar maravillas. Y ya que sale el tema de Mogwai y del postrock, creo que es un momento tan bueno como cualquier otro para sacar a relucir el MEJOR DISCO DE LA HISTORIA:

    https://www.youtube.com/watch?v=JbnhjsDI_ho

    Dale calor, que si necesitas música instrumental para currar esto te va a reventar las meninges, y además son japos como el señor Kondo 🙂

  12. DrTenma

    @mominito por supuesto, insisto, sé que hay gran música fuera de lo que yo normalmente escucho. Y obviamente no pretendo que mis gustos creen dogma jajaja

    @chicocartera gracias por la recomendación, pondré la oreja a ver qué tal 🙂

  13. Gegr is Win

    Victor, te pones on fire al hablar de Mario Bros.
    :bravo:

  14. GrilloFerreyra

    @drtenma dijo:
    Por gustos personales, considero que la mayor calidad musical contemporanea se da en el cine, los videojuegos y cada vez más en las series (los tiempos de trabajo son menores y a veces va en detrimento de la calidad). Soy además mucho más de «scores» (música instrumental) que canciones; muy posiblemente porque trabajo mientras escucho música y las letras me pueden despistar (es tener a alguien hablándote al oído).

    Koji Kondo es un grandísimo genio y me atrevo a decir que junto con Nobuo Uematsu, son los compositores que más han marcado en los videojuegos.

    No conocía esta colección de libros, pero me da que este tomo de Konji me lo compraré. Gracias por la recomendación, Víctor.

    A mi me pasalo mismo, no se porque, prefiero mil veces la música «score» como la llamas, a las canciones. Cuando escucho música instrumental yo me voy imaginando cosas y momentos en cambio con las cantadas me imagino lo que dice la canción

  15. RafaelSolano

    Esta frase es para enmarcarse en oro de 24 k : «Es mi responsabilidad», escribe Schartmann, «convenceros de que la banda sonora de Super Mario Bros. de Kondo es tan importante, y tan valiosa cultural y musicalmente, como cualquier gran disco del siglo veinte».

  16. Sams

    Buen artículo, mejor redactor.