Dream Selection Menu: el juego del descubrimiento y la crítica musical

¿Para qué sirve la crítica musical? Habrá tantas opiniones como culos al respecto de este asunto, pero todo el mundo estará más o menos de acuerdo en que el objetivo es crear un discurso alrededor de la música, un medio en el que desarrollar una descripción de sensaciones fruto de las combinaciones de sonidos y la relación que se establece entre esa percepción íntima y el universo cultural en el que habitamos cuando nos quitamos los auriculares. Los profundos cambios que internet ha provocado en la industria y las formas de distribución han impactado de lleno también en la crítica: ya no se trata de cientos de lectores bebiéndose cada palabra del monólogo de un crítico con acceso privilegiado a una grabación que tardará semanas o meses en llegar a sus oídos; ahora es un diálogo en igualdad de condiciones, donde la mayoría de veces el crítico y el lector han tenido acceso al mismo tiempo a la música. Uno puede leer la reseña del disco mientras lo escucha, y la experiencia es magnífica y llena de matices, pero la crítica musical ha perdido su mayor ventaja tradicional, y por eso muchos han optado por amoldarse a los nuevos tiempos y ofrecer un contenido que abarque otros objetivos. Por ejemplo, descubrir a sus lectores artistas que no conocían. Me cuenta HJDarger, matriarca de la hipnótica e imprescindible web sobre el cine y lo audiovisual Visual404, que en 2011 empezaba entre los blogs de crítica musical «una especie de carrera por ver quién era capaz de hablar sobre más artistas que nadie conocía». Era un enfoque competitivo, casi obsesivo, pero el fruto de aquel afán por descubrir y compartir solo podía ser positivo y extremadamente sano para los consumidores ávidos de propuestas frescas, y por descontado también para los artistas con menos poder promocional, gente que solo tenía su música y una conexión a internet. «A lo largo de 2012 y 2013», explica, «los blogs sobre música se convirtieron en webs de filtrado de discos, pero en 2015 las grandes páginas profesionales contrataron a todos esos bloggers y con ellos murió la publicación de datos en bruto.» Dream Selection Menu es una mezcla de videojuego y web que consigue dar una vuelta de tuerca a aquella crítica musical voraz y compulsiva que el capitalismo extinguió. Se trata de una retícula en la que aparecen portadas de discos cuyo enlace lleva a su perfil de Bandcamp (donde podemos escuchar su música) y se desvanecen de forma aleatoria, sin que sepamos muy bien si van a volver o no, si hemos perdido para siempre la oportunidad de escuchar algo bueno. Es el componente emocional, de urgencia, que vertebra una experiencia tan sencilla como gratificante cuando uno pulsa en una pista musical que le encanta y descubre que su autor tiene un disco entero o incluso más de uno. La recompensa casi obligatoria según las teorías de diseño de juegos es aquí algo más que una puntuación o un desenlace satisfactorio: es conocimiento cultural en estado puro. Otro componente en Dream Selection Menu es la estética. Elegimos los discos basándonos solamente en el aspecto de su portada, guiándonos por un criterio estético casi inconsciente, decidiéndonos por una imagen que nos estimula otra parte del cerebro que no tiene nada que ver con la música. Y tiene mucho sentido: los sellos discográficos seleccionados por su autor (aquí se puede consultar su lista completa) forman parte del movimiento musical y artístico vaporwave, una corriente nacida a principios de esta década que mezcla una serie de géneros electrónicos indie con una estética que parodia y homenajea el auge del consumismo, la fiebre yuppie de los ochenta, la moda de la música new age o los primeros pasos de la era de la información en los noventa. Una especie de retrofuturismo juvenil y socarrón obsesionado con la publicidad, la televisión, los videojuegos y el surrealismo más colorido y onírico; donde anuncios de Cindy Crawford bebiendo Pepsi grabados en cintas VHS gastadas y el tracking sin ajustar se dan la mano con melodías de sintetizadores, ruido de estática y psicofonías low-fi. «Es música contemporánea que ha nacido con los albores de internet, del net art y de los minisites experimentales», señala HJDarger. La clave de Dream Selection Menu es precisamente esa: no solo no separa la música de la estética, sino que la equipara en importancia y la ofrece como única puerta de entrada a la obra sonora de su autor. La mezcla indivisible del vaporwave, la dualidad sensorial y la convicción cultural, sobre todo lo demás, de que ahí fuera siempre nos esperan cosas maravillosas.