Kid C está varado en el espacio y el tiempo.
Cuando su nave, la Soleá, queda atrapada en un horizonte de sucesos por el pérfido Dr. Wolfgang, Kid C se embarca en su aventura más peligrosa hasta la fecha: usando su navaja de plasma y el eterno poder de los palos del flamenco, debe navegar por sus sueños (¡y pesadillas!) más personales para regresar a su mundo y derrocar al Dr. Wolfgang, devolviendo por bulerías la paz a la galaxia.
• ¡Supera decenas de niveles ambientados en los psicodélicos sueños de Kid C!
• ¡Realiza ataques de poder incalculable superando quick time events basados en los palos del flamenco!
• ¡Pon a prueba tu habilidad en la Segunda Aventura, que remezcla los niveles, enemigos y desafíos de la aventura principal! ¡Diversión infinita!
🇬🇧 Kid C is stranded in time and space.
When his ship, the Soleá, gets trapped in an event horizon by the treacherus Dr. Wolfgang, Kid C embarks in its most dangerous adventure to date: using its plasma knife and the everlasting power of flamenco’s palos, he must navigate his innermost dreams (and nightmares!) in order to get back to his world and overthrow Dr. Wolfgang, restoring peace to the galaxy por bulerías.
- Beat dozens of levels set in the psychedelic dreams of Kid C!
- Perform attacks of immeasurable power by performing quick time events based on flamenco’s palos!
- Test your skills in the Second Quest, which remixes the levels, enemies and challenges of the main adventure! Endless fun!
🇯🇵 キッド・Cは時空に取り残されている。
彼の宇宙船「ソレア」が反逆者ウルフギャング博士によって事象の地平線に閉じ込められたとき、キッド・Cは今日までで最も危険な冒険に乗り出す。プラズマナイフとフラメンコのリズム「パロス」の永遠のパワーを使って、自分の心 の奥底の夢(そして悪夢!)を航海し、自分の世界に戻り、ウルフギャング博士を倒し、「ブレリアス」のリズムで銀河に平和を取り戻さなかればならない。
- キッド・Cのサイケデリックな夢を舞台にした数十のレベルを攻略しよう!
- フラメンコの「パロス」に基づいたクイックタイムイベントで計り知れないパワーの攻撃を繰り出そう!
- メインアドベンチャーのレベル、敵、チャレンジをリミックスした「セカンドアドベンチャー」でスキルを試そう!無限の楽しさ楽しみは無限大!

Ficha técnica
Desarrollador: Michiharu Minobe
Fecha de la última versión conocida: 16 de junio de 1989
Restaurado por: Monogatari Ltd.
Corrección de textos en japonés: Juan Carlos Boutellier
¿QUIÉN ES MICHIHARU MINOBE?
Michiharu Minobe nació en Kioto en 1950, pero su familia se mudó a Tokio pocos años después de su nacimiento.
Incluso antes de estudiar Arte en la universidad, ya había desarrollado un interés sincero y profundo por las posibilidades de la tecnología para hacer que las personas experimenten el arte en sus propias carnes, en vez de hacerlo pasivamente; esta idea de la participación en la experiencia artística le llevó a experimentar con las instalaciones digitales primitivas, el videoarte, los sintetizadores. Su familia, preocupada por el futuro del joven Minobe —que parecía demasiado absorto en lo que sus padres consideraban una pérdida de tiempo, tonterías sin ningún sentido ni utilidad, y a veces incluso aberraciones ofensivas y que atentaban contra el buen gusto y la decencia básica—, le animó a buscar un trabajo y empezar a ganarse la vida. Fue entonces cuando empezó a buscar trabajo en estudios de desarrollo de videojuegos, en Tokio y alrededores.
Después de trabajar en varias compañías y en algún juego de éxito moderado (trabajó en Hect durante el desarrollo del port de Formation Z, de Jaleco; brevemente en Vic Tokai, como asistente en el arte y el sonido de Aighina no Yogen: From the Legend of Balubalouk), Minobe viajó a España de vacaciones en 1987. Allí quedó fascinado por el flamenco, que conocía solo por encima pero que íntimamente —pensó más adelante— fue el motivo por el que viajó a España. Pasó varios meses en Cádiz, Sevilla, Málaga, hasta que trabó amistad con un pintor de Guadix, con el que se mudó a un pequeño piso del Albaicín, en Granada. Una actuación en televisión del bailaor Shōji Kojima fue lo que le llevó a tomar la drástica decisión de no regresar a Japón.
Fascinado, Minobe empezó a estudiar obsesivamente el flamenco y su cultura, sus palos, a adquirir un conocimiento enciclopédico sobre un mundo hacia el que rápidamente empezó a sentir un respeto profundísimo, inconmensurable, de proporciones genuinamente cósmicas. Ese mismo respeto fue el combustible que le llevó a desear convertirse en el mayor erudito del planeta en ese arte único y el principal impedimento para participar en él de primera mano: el miedo a no estar a la altura o a mancillar un arte que (erróneamente) consideraba demasiado puro le llevó a buscar maneras de relacionarse con el flamenco de soslayo, nunca de manera directa.
Fue entonces cuando recordó su breve experiencia desarrollando videojuegos en su país natal. Entonces tuvo la idea: crear un videojuego que sirviera para que todo el mundo pudiera experimentar en primera persona el flamenco. El proyecto llevó por título Las leyendas del tiempo, en homenaje al disco de Camarón de la Isla, y se basaba en un concepto revolucionario para su época: un sidescroller en 2D en el que se intercalaban minijuegos rítmicos basados en los palos del flamenco, inspirados en películas interactivas como Dragon’s Lair o Time Gal y que se anticipaban tanto a los quick time events de Shenmue como a los juegos de ritmo, como Parappa the Rapper o Beatmania.
Las restricciones técnicas de las consolas de la época, principalmente Famicom (que era donde Minobe apuntaba para este juego, que necesitaba ser popular y accesible para el gran público), hicieron que el proyecto no llegara a buen puerto, y Minobe lo abandonó, según cartas y testimonios de la época, en algún momento entre finales de 1989 y principios de 1990. En la versión que hemos podido recuperar, encontrada de manera casual por los trabajadores de un servicio de vaciado de casas de Granada, hay una pegatina donde se lee simplemente «Leyendas», seguido de una fecha: 16 de junio de 1989.
Durante los 90, Minobe se dejó ver por tablaos y peñas flamencas de Granada y alrededores, estudiando —siempre en silencio, con una discreción que algunos atribuían a su nacionalidad y otros, con mejor ojo, a una conexión especial e irrepetible con el arte— a cantaores, guitarristas, bailaores, a veces tomando notas, otras simplemente perdiéndose en la música, con los ojos cerrados; si se sabía que no estaba dormido era por la delicadeza con la que seguía los ritmos con los dedos, acariciando y tamborileando en el cuaderno en el que después tomaba notas. Hay quien dice que alguna vez le vio escribir por tangos, por tientos o por seguiriyas. Son exageraciones naturales en un hombre como Michiharu Minobe, que en algún momento a mediados de los 2000 se recluyó en una minúscula casa en las Alpujarras, propiedad de la madre de su amigo el pintor, para continuar con su estudio del flamenco. Poca gente le ha visto desde entonces, y menos han hablado con él; a sus 75 años, de vez en cuando se le ve en alguna actuación, siempre en silencio y sin llamar la atención.

Videojuegos de ayer
para el mundo del mañana.