Las fiestas de Nochevieja: una guía razonada Remastered

Nivel: Saints Row: The Third IV La madre superiora de todas las fiestas debe ser algo legendario, algo que nadie olvide jamás, como un cataclismo de lo ocioso en la puta cara de todos los invitados. Imaginad un episodio de Mis Super Dulces 16 y multiplicadlo por mil. Tiene que ser una fiesta tan espectacular que al terminar los invitados se vayan a casa desmoralizados, con la sensación de que no vivirán para ver otro evento así. Un hiperguateque tan descomunal, tan delirante, que saldrá en los libros de historia. ¿Y por dónde empezamos? Está claro: por la localización. Esto va un poco al gusto del anfitrión, pero ya os aviso de que los áticos con piscina pasaron de moda en los ochenta. El lado bueno es que es extremadamente fácil que alguien se ahogue, se desnuque o se despeñe desde la azotea: eso le dará un toque de dramatismo e intensidad a la fiesta. Un punto más en la larga lista de anécdotas inolvidables que debéis anidar en los recuerdos de los comensales esa noche, y eso es lo más importante: que se lo cuenten a sus nietos, y sus nietos a sus propios nietos. Si un montón de piojosos mugrientos consiguieron que Woodstock sea recordado como el desmadre más salvaje de todos los tiempos, qué no podéis conseguir vosotros con nuestra ayuda. Otra posibilidad más a la altura del nivel que tratamos en cerrar un local para uso privado. Y no, no hablo de la taberna que regenta vuestra tía; hay que pensar a lo grande. Supongo que muchos pensaréis en mamotretos ibicencos que suelen ser mecas del narcotráfico de diseño y lugar de peregrinación douchebag. Olvidaos, demasiado vulgar. Lo opuesto, lo más original, sería montar el megatinglado en la isla volcánica de Miyakejima, una ciudad en la que sus habitantes deben ir siempre ataviados con máscaras de gas y a quienes el gobierno japonés paga un sueldo por vivir allí y servir de experimento para ver cómo actúa el organismo humano ante una exposición permanente al polvo de azufre. Exótico, ¿eh? Nuestra sugerencia está un poco más cerca, en Praga, y se llama Karlovy Lázně. Es una discoteca de cinco plantas, ideal para dividir por clases como un Titanic del jolgorio, o por ambientes al gusto. Además estamos en la República Checa, junto al río Moldava, la cantera de las señoritas más guapas y marranas de toda Europa. Será tan fácil como abrir Eurobabeindex, filtrar por país e ir seleccionando como cuando de pequeños os traían el catálogo de juguetes del Corte Inglés y jugábais a elegir uno de cada página. Las checas tendrán barra libre y zonas VIP reservadas pero al descubierto, para que todo al que pase cerca se le acelere el pulso al contemplar las vistas. En su contrato haremos constar algo llamado “bonus por beso lésbico”. El lugar tiene una fama terrible de ser un hervidero de carteristas salvajes, pero eso no es problema por el siguiente punto a tener en cuenta: la seguridad. Nada de guardias jurados con porras: contrataréis a los mercenarios más tatuados y temibles que tengáis la habilidad de encontrar, si puede ser rusos mejor. Y si vais con tiempo, les compraréis trajes de oficial de las SS y les armaréis con fusiles MP40 funcionales. Para intimidar, pagaréis a vagabundos para que intenten colarse en la fiesta y encomendaréis a los seguratas que lo dejen inconsciente de un culatazo y lo lancen al río ante la mirada de quienes estén haciendo cola. Eso les eludirá de jodernos la fiesta. La bebida y la comida es una cuestión personal y no os podemos imponer nuestra opinión, pero es importante que impresionéis más de oídas que de boca. El cocinero será René Redzepi, un tío a la altura culinaria de Ferran Adrià, pero más joven, menos mainstream, más guapito y seguramente se le entiende mejor cuando habla a pesar de ser danés. Además luce mejor un chef de Copenhagen que uno de Hospitalet, desde luego. La bebida la preparará Manuel Martín, que para eso es campeón mundial de coctelería, y le permitiréis que venga acompañado de su propio equipo de barmans, pero solo podrá atenerse a la gloriosa guía de cócteles de Sabin, la guía de whisky de Nae y las imprescindibles recomendaciones de @maserna, que será el consiglieri oficial en el área de los caldos de la risa. Y cerramos el tutorial con el apartado musical: partid de la base de que la inmensa mayoría de pinchadiscos (sí, sí: pinchadiscos) son generalmente idiotas e impresentables, así que en la sala principal optaréis por pagar el premium de Spotify por una vez en la vida e impondréis vuestra lista, que para eso os habéis currado todo el percal. Como disponemos de varias salas, en una de ellas podemos montarle un escenario a la banda de @iTor, The Day of the Ten Tackles, con el grupo de Ryan Gosling como telonero; en otra podemos contratar a unos chiptuneros apañados como @Xustafu, y en la última colgaremos a Mario Vaquerizo de los huevos y los invitados podrán divertirse disparándole con una pistola de clavos. ¡A disfrutar! [pinjed]¿Más? Nivel principiante | Nivel intermedio | A modo de epílogo