Ghost of Tom Joad

Welfare State es un deprimente clicker poético sobre la pobreza

Welfare State es un deprimente clicker poético sobre la pobreza Vaya por delante que al lector al que las formas de Welfare State le parezcan pretenciosas, seguramente tenga razón. Al fin y al cabo es un juego en el que al ir siguiendo una mecánica de clicker simple nos aparecen poemas generados aleatoriamente a partir de 250 frases predeterminadas, con un tono bohemio y artsy que quizá algunos no estén dispuestos a soportar. Pero quizá el mérito del juego está en que, incluso algo tan sencillo como arrojarnos construcciones gramaticales sin contexto, funciona si uno decide empatizar y colocarse en la situación que se nos plantea: la insoportable opresión de tener cada vez menos dinero. ¿Os ha sucedido alguna vez que escucháis una canción y os da la sensación de que está hablando de vosotros? Ese pequeño espasmo ególatra de ir encajando cada verso en nuestras circunstancias personales es un proceso inconsciente que Welfare State trata de simular, no con la clásica canción de desamor en momentos de ruptura, sino arrojándonos sentencias muy cortas y ambiguas mientras nos muestra cómo nuestro saldo va disminuyendo un poco cada día. Nos enfrenta a la progresiva disminución de nuestros recursos, de ser testigos de cómo los números descienden sin que podamos hacer nada, sin que tengamos el control de nuestra vida. Las frases que aparecen sirven como piezas de un puzle emocional en lugar de lógico que durante la experiencia de juego vamos encajando en ese estado de ansiedad creciente. En ese rompecabezas, cuando un elemento encaja en otro (una frase cobra sentido en el contexto de la ruina personal), lo que obtenemos es una especie de satisfacción amarga. En el ejemplo que ponía antes también sucede algo parecido: la desesperación que uno sufre tras un trauma sentimental se ve masajeada cuando nuestro cerebro juega a su propio puzle de asociación, por eso mucha gente tiende a enfrentarse a ese abismo de dolor escuchando música que retrata emociones parecidas a las suyas. Eso que ahora llaman trigger warning, la alerta de que existen resortes capaces de desatar una avalancha de recuerdos y sensaciones, sirve aquí como una especie de cura paliativa, un exorcismo temporal hasta que las heridas se cierran por sí solas. Welfare State es un deprimente clicker poético sobre la pobrezaEn el juego de Randy O’Connor una flor de loto dibujada a mano representa nuestra energía vital, algo así como la barra de salud de toda la vida, y se expande o se contrae según las decisiones cotidianas que vamos tomando en cuestión de gastos. Todo son transacciones muy pequeñas, relacionadas con tomar un café o dar unos dólares a beneficencia, así que la escala económica es mínima. No hay alquileres o hipotecas que se lleven la mitad de sueldo, ni gigantescos gastos inesperados que terminen por poner el clavo final en nuestro ataúd. La idea es que el juego se mueva en márgenes muy pequeños para transmitir la certeza de que la línea que nos separa de caer en la pobreza siempre es mucho más fina de lo que un cree o quiere creer. Durante la partida, los versos que se intercalan con nuestra experiencia apuntalan el estrés de baja intensidad pero siempre continuo, como un ruido de fondo que cada día aumenta su volumen una fracción de decibelio. Y no hay final feliz: el juego toma la caída en desgracia como parte fundamental de lo que quiere expresar, su voluntad es que vivamos una versión contemplativa del descenso hacia la ruina, así que no podemos cambiar ese destino. Con Welfare State no es difícil empatizar, aunque paradójicamente su estética nos pueda parecer antipática, porque el tipo de preocupación del que habla es trascendental y absoluto. Quedarse sin dinero es un miedo universal que tenemos casi todos en un sistema en el que no existen alternativas reales: a los pobres a menudo se les llama «personas en riesgo de exclusión social», que significa literalmente que serán excluidos o expulsados, privados de seguir viviendo en sociedad, si no consiguen dinero. Quizá sea uno de los logros más escalofriantes del capitalismo moderno: pasar por encima de la naturaleza gregaria del ser humano (un factor esencial para la supervivencia y la evolución: permanecer juntos), convertir el dinero en algo tan esencial como el oxígeno y convencernos de que hay que echar del grupo a todo aquel incapaz de mantener cierto ritmo de producción para el beneficio propio de sí mismo. Hacernos pobres es, en definitiva, una amenaza que funciona en la ficción porque la sombra su amenaza real siempre planea sobre cualquiera de nosotros. Welfare State es un deprimente clicker poético sobre la pobreza Hace unos meses juguetábamos aquí mismo con la idea del videojuego como canción triste, de la posibilidad —relativamente novedosa y muy significativa del estado actual del medio— de jugar a un videojuego triste cuando uno está triste. Con Welfare State no parece la mejor idea ponerse a vivir la debacle angustiosa de la ruina económica mientras uno lucha por salir a flote de sus problemas de dinero en la vida real, pero sí tiene sentido como eso que los anglosajones llaman cautionary tale: pasarlo mal un rato para acercarnos un poco más a quienes sufren la pobreza de verdad a nuestro alrededor, y para recordarnos que nadie está a salvo de caer por ese precipicio. Welfare State es obviamente gratuito y está disponible en iOS.
Redactor
  1. Adgalo

    Welfare State es obviamente gratuito…

    Hoy en día este punto es de todo menos obvio xD

    Suena lo suficientemente interesante (¡viva la angustia!) como para pegarle un tiento, peeero Apple es enemiga del estado de mi casa…

  2. timofonic

    Curioso que un simulador de pobreza se haga para un dispositivo Apple ¿en exclusiva? Con esa esclavitud laboral frabricando esos lujosos productos.Y para colmo, los productos Apple son premium y nada de para pobres.

    Yo llamaría esto de varias formas…

    – Poor Simulator for Rich People. How to know that mysterious feeling of not having everything.
    – Simulador de Pobre para gente rica: Cómo conocer esa misteriosa sensación de no tener todo.

    – Imagine… How to Be Poor:
    – Imagina Como Ser Pobre:

    ¿Eres de una familia de conservadores de votantes del PP que fue a los centros educativos más caros? ¿Vas a los mejores centros de salud y belleza que todo tu inmenso dinero puede comprar? ¿Nunca has ido a un Carrefour en tu vida ni a un supermercado de barrio a hacer tú la compra? ¿Tienes todo lo que tiene Apple y en carcasas customizadas con diamantes y oro de máxima calidad? ¿Te da asco ver gente mal vestida y sucia por la calle? ¿Crees que habría que eliminar a los pobres y matarlos, pero no te atreves a decirlo? ¿Piensas que con Francisco Franco iba todo mejor? ¿Tienes chófer propio para cuando quieras y un jet privado? Con este juego podrás descubrir que es no tener dinero para sobrevivir y acabar agonizando mientras te excluyen, para poder valorar lo privilegiado que eres y ser más feliz.

  3. pinjed

    @timofonic

    Los Xiaomi de 80 euros también se fabrican en condiciones de trabajo terribles (probablemente en las mismas fábricas). Y la ropa de Primark. Y las consolas. Y los ordenadores.

    La gracia del juego es, al menos en parte, concienciar al no-pobre de la angustia de ser pobre. Un pobre no tendría mucho interés en jugar a un juego sobre el infierno de ser pobre. Es de cajón, vamos.