My Beautiful Dark Twisted Fantasy

Análisis de MonsterBag

Análisis de MonsterBag

Es posible que conozcas MonsterBag. Está entre los juegos de la colección instantánea de PlayStation Plus de este mes; es un juego lleno de colorines que en el blog de PlayStation se describió como un «simpático título» que «combina puzles y plataformas mientras intentas guiar a un pequeño monstruo con forma de mochila a lo largo de una aventura donde no falta el sigilo, con el objetivo de reunirle con su amiga Nia». «MonsterBag parece mono y divertido», terminaban, «pero también tiene un lado oscuro».

El énfasis en el lado oscuro es importante: MonsterBag es un juego simpático, mono y divertido, pero nos cuenta una historia bastante dura y nos pone a hacer toda clase de atrocidades para conseguir llegar a nuestro objetivo.

La violencia en MonsterBag es retorcida. Cada nivel es parecido: nosotros somos el monstruo que da título al juego, y tenemos que ir saltando entre personas (y otras criaturas, a partir de cierto momento) evitando que nos descubran y resolviendo las situaciones y puzzles que nos plantean para llegar al final, hasta Nia, la niña a la que intentamos proteger (aunque ella es mucho más fuerte de lo que parece, en el fondo: como todas las niñas). En el primer nivel, tenemos que llegar hasta el final de la cola para el bus; no podemos engancharnos en el hombre que hay justo detrás de Nia hasta que no encuentre su abono, que está debajo del pie de un niño que tiene sed. Hay un puesto de limonada fría. Atando cabos y usando los poderes telequinéticos de nuestro avatar, tenemos que hacer llegar el abono al hombre para conseguir llegar hasta Nia.

Es un ejemplo sencillo que más adelante se va complicando, a medida que los puzzles son más complejos y las situaciones de riesgo más habituales: algunas de las personas a través de las cuales nos podemos mover nos matan si nos pillan, con lo que tenemos que cuidar el timing de nuestros saltos para no entrar en su línea de visión; en otras, fuegos o rayos láser nos obligan a actuar con precisión para no acabar fritos.

Análisis de MonsterBag

El momento en el que MonsterBag comienza a fascinar es cuando empiezas a darte cuenta del contraste cada vez más pronunciado entre algunos puzzles y lo que ocurre en pantalla. Del niño sediento y el puesto de limonada pasamos a una tribu salvaje, una chica superviviente de un accidente aéreo y un aborigen enamorado de ella: cuando intentamos pasar, un bocadillo con un corazoncito nos indica que hasta que no consigamos juntarlos no podremos pasar. ¿La solución? Empalar a la muchacha para que el tipo pueda arrancarle el corazón. En una instalación militar en la que los soldados nos acribillan a tiros a la mínima que nos ven, un puzzle nos pide mezclar los colores primarios hasta dar con las mezclas correctas para una ranita, una zanahoria o un patito de bañera.

La sorpresa de MonsterBag, lo que lo hace tan recomendable a pesar de su brevedad (o quizá por eso: de haber durado más de dos horas, seguramente el impacto se habría diluido), es lo que cuenta. No me extenderé mucho, porque creo que es mejor que lo veáis por vosotros mismos, pero el protagonista de MonsterBag no es el monstruito azul que controlamos, sino Nia, la niña: su pasado, y su viaje hacia la aceptación de lo que es y la superación de ciertos asuntos que tiene clavados. Es una historia valiente y bonita, presentada de una forma sorprendente y que te golpea duro: es un juego humano, en el fondo, sobre asuntos humanos, de esos que tanta falta nos hacen.

MonsterBag es un juego al que lo de simpático, mono y divertido no le hace la justicia necesaria: es una historia que se nos cuenta separándonos del papel protagonista, una fantasía infantil que esconde temas mucho más serios de lo que el dibujo encantador y los colorines flúor pueden dar a entender. Tiene sus defectos (algún bug que hace que el avance se pueda ver entorpecido y haya que reiniciar niveles; algún checkpoint algo mal puesto que le quita peso a algún jefe final), pero es una propuesta interesantísima; me alegra que Sony apueste por este tipo de juegos tan especiales para su colección instantánea, y recomiendo encarecidamente a todo el que tenga acceso a él que le dedique unas horas. Nia merece eso y más. [7]

  1. Raesy_GK

    Lo cierto es que quitando que me gustaba la estética, el juego no me llamaba nada de nada. Veo que ha sido un error y lo corregiré de inmediato. Bastante interesante la propuesta, gracias Chiconuclear.

  2. Silvani

    Vaya, pues ya habéis hecho que me pique el gusanillo.

    El aspecto gráfico me echaba para atrás, pero si es corto y tan interesante como decís… Y gratis…

  3. El Jugador Medio

    Perfecto, no tenía ni repajolera idea de cómo se jugaba a esto ni tan siquiera de qué iba. Me atraía por curiosidad, ahora tengo auténtico interés.

  4. El Jugador Medio

    Edito el doble post, y así aprovecho para decir que mal la Vita que no tiene juegos y bla bla bla bla zzzzzzz

  5. carlosgargra

    Me duró 10 minutos, sus mecánicas me parecen muy fallidas, y un juego para Vita no puede tardar tanto en dominarse… De lo peor que he catado en el Plus…

  6. Simonchu

    Hay muchas ganas. Esperando que lo pongan de oferta.

  7. Yurinka23

    El estilo visual me llamaba mucho, pero no tenía ni puta idea de que iba. Tocará hacer una pausa en Olli Olli 2 para jugarlo.

  8. Bluebyza

    Me encanta la estética.

    No sé porqué sale en la ficha que es de Sonic Team si es de IguanaBee, un estudio chileno.

  9. Víctor Martínez

    @bluebyza
    Ya debería salir bien!

  10. Ronie

    Lo probé anoche y no pinta mal. Pero de plataformas tiene poco, no? Me pareció demasiado simple todo, no sé si luego se irá complicando.

  11. TioBraulio

    La verdad es que no me atraía nada el juego, de hecho ni siquiera me lo descargué… Pero vamos, visto lo visto habrá que darle un tiento a ver.

    Un análisis muy oportuno

  12. Jorgerundez

    Vengo a agradecer el análisis. Si no fuese por @chiconuclear, ni lo habría probado.

    Ha merecido la pena. A mí también me tocó la patata. Animo al resto a probarlo también.