Fuck Video Games

Ruin Jam 2014: Revolución anti industrial

Ruin Jam 2014: Revolución anti industrial Los videojuegos son saltar de plataforma en plataforma, saltar encima de criaturas imaginarias para llegar a plataformas inaccesibles de otra manera, disparar a criaturas imaginarias para acceder a botones que nos acerquen plataformas, activar palancas que dejen caer plataformas encima de criaturas imaginarias, abrir cofres en los que hay espadas con las que enfrentarnos a criaturas imaginarias, combatir con criaturas imaginarias para conseguir experiencia y subir de nivel, subir de nivel lo suficiente como para enfrentarnos a la Última Criatura Imaginaria y terminar el juego, salvar a la princesa imaginaria, conducir rápido, saber conducir lento cuando toca, capturar la bandera, gestionar una ciudad imaginaria, disponer nosotros mismos las plataformas y las criaturas imaginarias y las banderas en un mapa y experimentar con ello. También son recipientes en los que construir nuestras historias, los videojuegos, y también son teatro, y también son aburridos y también pueden jugar con nosotros, en algunos de los ejemplos más brillantes de videojuegos que se escapan de la norma. Hablo de Journey, hablo de Takeshi no Chōsenjō, hablo de The Graveyard. También podría hablar de la parte de Raiden desnudo en Metal Gear Solid 2, o de los efectos de Golden Freddy en Five Nights at Freddy’s, o de, yo qué sé, Kane & Lynch 2, un juego espantoso e imprescindible. Hay muchas formas de subvertir lo que el jugador espera de un videojuego, tanto mecánicas como temáticas. Que no sean más habituales es una pena. A veces, intentar cosas nuevas se conoce como arruinar la industria, una expresión tan ridícula que ni siquiera voy a pararme a hablar de ellas: ya sabéis a lo que me refiero. Durante la primera mitad de septiembre de este año se llevó a cabo la Ruin Jam, una game jam expresamente dirigida a «todos aquellos que ha sido, está siendo o planea ser acusado de arruinar la industria del videojuego». Una reunión de gente que se cachondea de cierta corriente ultraconservadora y aterrorizada de la que ya hemos hablado en alguna ocasión, que parecen temer por la pureza ilusoria de un hobby (no una forma de expresión cultural, no un medio que puede empezar a ganar relevancia social y a afianzarse como plataforma de transmisión de conocimiento) en el que alguien, en algún momento, abrió una brecha. Se empezaron a colar los malos. Estamos perdidos. Ruin Jam 2014: Revolución anti industrial
Grand Theft Alto
«¿Qué es arruinar los videojuegos?», se lee en la web de la jam. Dan una lista:
— “Diversidad forzada”, esto es, personajes de minorías con voluntad propia. — Gente que hace o habla de juegos teniendo vida social o amorosa. — “SJWs”, que significa “Social Justice Warriors” [Guerreros de la Justicia Social]. Es malo ser esto por algún motivo. — Gente que llama juegos a cosas que no son juegos. El criterio sobre qué es un juego todavía tiene que ser revelado. — No poder saltar, disparar o morir. — Crítica o sátira de series de videojuegos.
81 juegos se presentaron a la jam. Hay de todo: está KissQuest, «la aventura más importante de todas», en la que tenemos que besar a todo lo que encontramos, chico o chica; YourLifeSimulator, una angustiosa recreación del ciclo información-sueño-alimento-higiene que domina la vida; Average Maria Individual, un walking simulator ambientado en el 1-1 de Super Mario Bros.; The Startup Game, un juego sobre combinar eficiencia laboral y vida social dentro de la empresa; Up All Night, un simulador de matar el tiempo y estar despierto seis horas; o Fuck Videogames the Videogame, una buena representación visual de lo que se puede llegar a sentir cuando uno se enfrenta a la masa sin cara de internet. Es divertido pasar un rato explorando estos experimentos, enfrentándose a ellos como quien se enfrenta a un perro con la rabia, sufriéndolos en nuestras carnes. No solo no quieren ser videojuegos, sino que quieren ser exactamente lo opuesto; crear un espacio propio y mostrárnoslo para animar a la reflexión. Obviamente no vamos a ver ninguno de ellos en la contraportada de una revista ni en las pausas publicitarias de Adán y Eva, y ese es el último mensaje: los únicos que pueden arruinar la industria son los que se anuncian en las paradas del bus y copan la lista de apps con más recaudación de las tiendas de Apple y Google, y precisamente ellos son los menos interesados en hacerlo. Los demás (los que escriben sobre temas incómodos, los que desarrollan juegos sobre asuntos poco habituales, los que se pronuncian en contra de algunos hábitos negativos enquistados en la cultura del videojuego, una que compartimos y en la que inevitablemente va a caber más y más gente, porque el crecimiento conlleva eso; los que hacen jams para reírse abiertamente de los videojuegos) no van a arruinar nada. Desde luego no la industria. Mejor reírnos, por no llorar.
  1. Invento Man

    Por lo que he entendido, el mensaje es satirizar o meterse con los «juegos» que tanto gustan en Anait, es decir, juegos en los que el protagonista es una gota de agua que debe vagar por los pensamientos intimistas de un charco con sentimientos, que en realidad es todo una metáfora, que en realidad es todo una mierda y te aburres. Eso y las grandes IPs como FIFA o GTA.

    Menos mal que lo compensáis alabando a la gloriosa BAYONETTA y a PLATINUM.

  2. dmb

    @invento_man
    Te ha faltado mencionar que el charco es solamente un sueño de Antonio Resines.

  3. Ribot

    :bravo: :bravo: :bravo:

  4. Gegr is Win

    — No poder saltar, disparar o morir.