Peces vigoréxicos, tuseros y novias robóticas

Rondita de Reseñas (XVI): Shutshimi, Bus Simulator, Love You to Bits

Rondita de Reseñas (XII)

En el ajetreado día a día del crítico de videojuegos, hay algunos juegos a los que es difícil dedicarles las mismas líneas que al resto. Sin embargo, por aquí jugamos a muchas cosas de las que nos gustaría hablar pero que se nos acaban escapando; para enmendar ese disparate, en estas Ronditas de Reseñas haremos críticas más breves, pero igual de rigurosas, de aquellos juegos que por hache o por be no nos entran en otro sitio. Un popurrí de nuevos lanzamientos, reediciones, juegos más antiguos… Aquí vale todo, o casi.

Shutshimi: Seriously Swole | por chiconuclear

Se nota un gusto en Choice Provisions por el arcade sencillo pero de ideas robustas; su Whoa, Dave! es tremendo como una manada de rinocerontes, y por un camino similar va este Shutshimi, desarrollado por Neon Deity Games, otros apasionados de lo retro. Shutshimi es uno de esos juegos que le hacen sentir a uno ridículo cuando intenta explicarle a alguien de qué va, como tantos videojuegos imprescindibles; es mejor cuando se habla de sus referencias y sus mecánicas.

Shutshimi es una mezcla de Parodius y Wario Ware; es un cute ‘em up en el que se encadenan oleadas de enemigos entre las cuales se nos da elegir entre un modificador que tenemos que elegir a toda prisa y que añaden, de manera temporal o permanente, armas, escudos o sombreros al pez con brazos musculados que manejamos. Es así de sencillo; las partidas duran pocos minutos y a veces es imposible saber qué demonios va a ocurrir. El caos forma parte de Shutshimi: es imposible mantenerse en una zona de confort porque de alguna manera esa zona no existe, constantemente modificada por la elección de un nuevo modificador entre zonas. Esto no es Nuclear Throne o Downwell, por nombrar dos arcades de ritmo elevado en los que tenemos que modificar nuestra estrategia para adaptarla a las variables obligatorias que van apareciendo: aquí el juego sabotea sin descanso cualquier momento de relax que podamos tener, confinándolo a los 10 segundos que dura cada oleada y creando así un genial contraste con la apariencia agresiva y estereotípica del ridículo protagonista.

No hay que tomarse a broma la propuesta de este genial arcade, que nos pide que elijamos a nuestro avatar (cuatro peces de distintos colores y a todos los efectos idénticos) guiándonos por una serie de características aleatorias y absurdas: desde su habilidad para hacer air guitar hasta su olor, pasando por su caligrafía o los días que le quedan de vida. Shutshimi es tremendamente inteligente y único, que le da un bofetón a muchas de las obsesiones recurrentes de los videojuegos y busca caminos nuevos creando un arcade alrededor de algo tan trivial como la creencia popular, ya rebatida y aun así todavía con fuerza (como tantas leyendas colectivas que siguen vivas entre los que disfrutamos de los juegos), de que los peces solo pueden retener unos pocos segundos en la memoria. [8]

Desarrolla: Neon Deity Games
Distribuye: Choice Provisions
Plataformas: PC, Vita, PS4, Wii U
Lanzamiento: 25 de agosto de 2015

Bus Simulator 2016 | por pinjed

Recuerdo haberle puesto un ocho a Farming Simulator y otro ocho a los dos Truck Simulator que han pasado por AnaitGames. Lo que para muchos parecía un ejercicio de ironía, especialmente en los juegos de camiones, acabó revelándose en una experiencia relajante, entretenida y mucho más satisfactoria de lo que uno podría pensar al primer vistazo. Algunos dejaron de mirarme como a un loco para odiarme por haberles enganchado a aquella droga de horizontes al atardecer y semáforos traicioneros. Lo que hacía funcionar los Truck Simulator, o al menos lo que yo supe disfrutar y traté de plasmar en unas líneas, no tenía nada que ver con el realismo o la virtud simulatoria, sino más bien con estados de ánimo y vibraciones fruto de la mezcla del rugir de los motores, el acto de conducir sin exigencias y la total ausencia de urgencia en hacer las entregas.

Pero, como dijo una vez el gran Johan Cruyff, un paloma no hace verano.

O, dicho de otro modo, que lo de American Truck Simulator era un cúmulo de circunstancias muy concretas que no tienen porqué ser extensivas a otros simuladores. Y de hecho no lo son, ni siquiera a los que tienen algunas cosas en común con él: Bus Simulator 2016 transcurre sobre otra gran bestia mecánica con volante y ruedas y también nos pide que llevemos una carga de un lugar a otro siguiendo la ruta que marca un GPS. En American Truck Simulator había que maniobrar para recoger o soltar el cargamento en la marca señalada, como en Bus Simulator 2016, gestionando la subida y la bajada del motor hidráulico del remolque, que en este caso podría ser muy similar al sistema de arrodillado del autobús, esa cosa que baja los ejes de un solo lado para facilitar un acceso menos pronunciado a los pasajero. Ahí se acaban todos los parentescos entre ambos, ya no solo en lo mecánico, sino también en la forma de expresarse y de acomodar al jugador.

Bus Simulator 2016 sufre el mismo mal endémico de un porcentaje abismal de simuladores: se le olvida ser un videojuego. Y si el detrimento de la condición lúdica fuese para favorecer el realismo o el detalle de la reproducción del oficio de autobusero poco habría que objetar, pero es que ni eso. El de stillalive studios es un juego que está muerto por dentro y por fuera: sus núcleos urbanos habrían estado mejor vacíos que transitados por esa sociedad de robots suicidas que cruzan la calle sin mirar y nunca caminan en grupo, como las vainas impostoras de La invasión de los ladrones de cuerpos. Ni el tráfico se comporta con sentido, ni el entorno plano y limpio como la maqueta de una inmobiliaria tiene más función que el de servir de pista para recorrer la ruta, con algún ocasional papelillo volador que por lo visto adelantó en la lista de prioridades a cualquier atisbo de local o comercio con rótulo.

La jornada laboral se vuelve algo más entretenida, de una forma cómica y hasta cierto punto simpática, en todo lo que no es relativo a la conducción. Desatascar la puerta con una palanca especial o devolver bien el cambio se convierten en la batalla diaria en nuestra loca carrera por amasar un emporio en la industria del transporte público, y el tutorial al que nos somete directamente el antiguo dueño de la empresa que acabamos de comprar está lleno de momentos de intimismo y anécdotas incómodas sobre desmayos al volante.

Jugando a Bus Simulator 2016 uno casi puede verse a sí mismo con una camisa blanca de manga corta, los cercos de sudor alrededor de las axilas, el bigote negro y espeso, el peine asomando del bolsillo del pecho y el pestazo a Davidoff, mirando de reojo el bocadillo de tortilla fría sobre el salpicadero y la botella de agua en la guantera. Lo cierto es que conducir un bus no es tan distinto de conducir un tráiler, y de hecho en el juego la conducción del mamotreto es impecable, pero no se puede negar la diferencia de glamour entre las dos profesiones. Quizá por eso, al menos en parte, Bus Simulator 2016 es un monumento a la bajona funcionarial. [5]

Desarrolla: stillalive studios
Distribuye: astragon Entertainment
Plataformas: PC
Lanzamiento: 2 de marzo de 2016

Love You to Bits | por Pep Sànchez

Que Love You to Bits viene de Tiny Thief no podría ser más evidente. Los gemelos Marc y Xavi Terris repiten con el precioso apartado visual y con el diseño ultra sencillo que, digo yo, lograron que Rovio se fijara en la aventura del pequeño ladrón. Ahora, con los mismos ingredientes tenemos un juego más redondo, más efectivo, por lo apropiado del contexto y del tono.

Es el amor y no la cleptomanía lo que mueve a Kosmo, que después de un accidente espacial debe buscar las piezas de su novia robot desperdigadas por toda la galaxia. Cada planeta es un nivel, un trocito más de la pobre muchacha y, casi siempre, una idea nueva. Los viajes en el tiempo, los entornos que se van formando a cachos o las máquinas de clonación defectuosas aportan con gracia la variedad que te pide una mecánica tan simple; las interacciones están limitadas para que solo puedas coger y utilizar lo que toca, no hay margen de error, y únicamente ciertos coleccionables opcionales se esconden detrás de puzles relativamente ingeniosos. Con esos trastos –objetos familiares convertido en inventos futuristas muy en plan Doreamon– desbloqueamos recuerdos cotidianos de la pareja en forma de breves vídeos que, ojo, funcionan de una forma espectacular: son retales de una historia de amor típica y tópica, pero de algún modo, y gracias en gran parte a la banda sonora, se siente especialmente entrañable y tierna.

La complicidad se busca y se encuentra también a través del homenaje. «Hay mucho “guiño, guiño, codazo, codazo” a nuestros videojuegos favoritos», nos decían sus responsables. Las referencias a Zelda no te las acabas, hay una mundo muy Team ICO y un póster de LeChuck, por ejemplo, además de referencias a otros proyectos desarrollados por aquí: Rise and Shine y Lost Paradise, como poco. Parece en algún momento que tanta alusión acabará por saturar, pero supongo que nunca hay bastantes abueletes extraterrestres basados en UP.

El mayor problema de Love You to Bits es quizás el que tiene que ver con la progresión. La única forma de complicar las cosas parece ser expandir los niveles y aumentar el número de paseos, de modo que el último tramo se hace un poco más pesado de lo que debería. No ayuda lo de dejarnos sin premio: el final llegará «pronto» con nuevas fases gratuitas. Hay, en cualquier caso, pocas razones para no esperarlas. [7]

Desarrolla: Alike Studio y Pati.io
Plataformas: iOS. Próximamente en Android y PC (se puede votar en Steam Greenlight).
Lanzamiento: 24 de febrero de 2016

  1. goth_yagamy

    Nunca entenderé la loquísima industria de los simuladores aquí en Alemania (la mayoría jugados por gente en sus 50, por lo que me cuentan aquí), No sé de donde sale tanto mercado para eso. ¡Es que son docenas distintos al año!

  2. Peio

    @philip_s_owen
    En alemania también le daban fuerte a las aventuras gráficas, ¿no? Recuerdo que Péndulo tenía ahí un nicho.

  3. el papa espacial

    @peio
    Yo diría que sí porque Daedalic, una de las compañías que está nutriendo el género últimamente, es alemana.

  4. Cable

    @philip_s_owen @goth_yagamy

    Ya que de repente esto se ha convertido en el subforo de anaiteros en Alemania, ¿os habéis catado de que el símbolo de la parada en el Bus Simulator es la H de Haltestelle?

  5. opt7mu5

    Yo no quiero autobuses simulators. Si incluyesen la autocaravana en el American Truck simulator y ya sería feliz. 🙂

  6. Archienemigo75

    @chiconuclear Me he quedado flipado con lo que dices del Shutshimi. Lo probé en una única partida y enseguida me dediqué a otras cosas.
    Le daré una nueva oportunidad a la vista de lo que dices de él.

  7. pachuli

    Shutsimi bajaaaaaaando,un juego que me sorprendió gratamente fue el Rocketbirds que tambien lo dieron con el plus hace unos meses por si no lo conocéis.

  8. BoKeRoN

    Ya quisiéramos los aficionados a los simuladores de vuelo que tuviésemos tanta oferta como de farmings y demás working-sims que salen ahora.

    O un Silent Hunter VI. O un Dangerous Waters 2. Por uno de esos dos, sacrificaba yo a todos los miembros de Platinum a un dios oscuro sin pestañear.

    Y por un Panzer Élite nuevo, quemaba la sede de Vlambeer.

  9. Pep Sànchez

    OJO, que podría haber pasado por alto una referencia a Jaume Creixell en Love You to Bits. Preguntaré a los desarrolladores y, de confirmarse, habría que subir dos puntos la nota.