Ángeles y NESmonios

Mes Mini #15: Kid Icarus

Mes Mini #13: Kid Icarus

Cuando imaginamos el pasado solemos hacerlo en departamentos estancos. Por un lado, Europa; por otro lado, África, Asia, etc. No solemos pensar o imaginar que estos territorios que ahora están irremediablemente unidos antes también lo estaban. Hace escasas semanas la arqueología sorprendió al mundo con la noticia de un hallazgo de dos esqueletos chinos en la Gran Bretaña del siglo II d.C. La primera idea o comentario que vino a la mente de muchos, la mía incluida, fue una pregunta: ¿qué hacían esos dos señores allí? Se tiene constancia de la existencia de relaciones comerciales y diplomáticas entre la China y la Roma antiguas, pero hasta ahora no había habido demasiadas evidencias materiales. Otra noticia que saltaba a la palestra hace muy pocos días tenía como protagonista otro hallazgo arqueológico, cuatro monedas romanas en un castillo japonés medieval en mitad del Pacífico, la fortaleza de Katsuren. Los arqueólogos encargados de la excavación ofrecieron una explicación sencilla, pero a la vez fascinante: en el Japón medieval existía el coleccionismo de antiguos objetos romanos. Es decir, existía una fascinación por todo lo europeo ¿Cómo llegaron esas monedas allí? Nunca lo sabremos, pero lo que sí sabemos es que alguien japonés se tomó la molestia de adquirirlas, guardarlas y atesorarlas como muestra de su admiración, interés o fascinación por el mundo grecolatino.

Este interés por el mundo occidental antiguo no ha parado ahí. Durante toda la década de los años 80, ya del siglo XX, se produjo una explosión de homenajes, influencias y referencias en la cultura popular japonesa a la antigua cultura griega. Los principales ejemplos de este hecho son conocidos por todos. Saint Seiya (1986) utilizó numerosas referencias a la mitología griega, como la diosa Atenea y su bastón de mando, el Niké, representación de la diosa Atenea Victoriosa. Incluso los templos que aparecían en el anime y el manga representaban los estilos y tipos grecolatinos más clásicos. Otros que utilizaron y emplearon el mundo grecolatino y especialmente su mitología fueron Nausicaä y el Valle del Viento (1984), nombre extraído de la Odisea de Homero, la película Arion (1986) basada en la Guerra de Troya,  Ulises 31 (1981) que llevaba la historia de Odiseo al siglo XXXI, Run Melos (1981), el manga La ventana de Orpheo (1975-1984), Medusa, de Ryoko Yamagishi (1991), etc. También hay ejemplos más recientes, como Historie (2003), de Hitoshi Iwaaki. 

Todas estas referencias e influencias no quedaron reservadas al papel, sino que se extendieron por otros medios nacientes, como los videojuegos. La saga Final Fantasy aparece preñada de referencias mitológicas grecolatinas, como Gaia, ciudad que aparecía en la primera entrega (1987); hay casos curiosos, como el de Ring ni Kakero (1995), juego de boxeo donde todos los personajes griegos tienen nombres heroicos: Ulises, Orfeo, Ícaro, Teseo o Apolo. En el más reciente Persona 3 (2006) la mitología griega adquiere protagonismo al personificar diferentes personajes del juego. Sin embargo, para  la consola Famicom y la primera consola de Nintendo se lanzó otro videojuego que bebía de manera más directa de la mitología griega que ninguno de los anteriores: Kid Icarus (1986), creado y dirigido por Toru Osawa, también responsable de gran parte del Metroid original (su sistema de mapas, Kraid y Mother Brain), parte de Zelda: Ocarine of Time (fue co-director del juego junto a Eiji Aonuma, Yoshiaki Koizumi, Shigeru Miyamoto y Yoichi Yamada) y co-escritor de For the Frog the Bells Tolls (1992), un muy curioso RPG para Game Boy que no salió de Japón.

Mes Mini #13: Kid Icarus

En Kid Icarus el jugador controla a Pit, un joven ángel atrapado en el Inframundo que, de un día para otro, se ve agraciado con el equipo sagrado de Palutena, la diosa de la luz, que se ha visto engañada, derrotada y atrapada por Medusa, la diosa de la oscuridad. El joven Pit será el encargado de derrotar a Medusa y rescatar a Palutena utilizando las armas sagradas de la diosa de la luz que irá recogiendo a través de la partida. Toda la trama se desarrolla en el Mundo del Ángel, un lugar inventado y moldeado a partir de todas estas referencias mitológicas griegas. 

Kid Icarus llegó a vender 1,76 millones de copias y se ha convertido, con el tiempo, en un auténtico juego de culto, debido al olvido del que ha sido testigo durante decenas de años, años en los que ha visto cómo sus sagas hermanas crecían y se reproducían y él, en cambio, guardaba su lugar como hijo único. Las diferencias con el resto de los productos de Nintendo de la época, como Super Mario o Metroid, son evidentes: el jugador no avanza de izquierda a derecha, sino que asciende, como Ícaro, hasta los cielos. Más tarde, en escenarios posteriores, el movimiento del personaje vuelve al esquema clásico de izquierda a derecha. Además, cuando se traspasa la pared izquierda se aparece en el lado derecho, al contrario que cuando nos acercamos al límite meridional, en cuyo caso nuestra vida termina, y también la partida. De hecho, una de las señas características de este juego era y es su extrema dificultad.

El empleo de la mitología griega como recurso nominal sin ninguna implicación en la trama o las mecánicas del juego es algo recurrente dentro del uso de la mitología griega en la cultura popular japonesa. El caso de Kid Icarus es diferente, porque la historia de Ícaro sí afectó a la mecánica del juego; de hecho, la transformó por completo. El jugador debe ascender desde el Inframundo hasta el Cielo, hasta la Diosa de la Luz, el Sol, para poder salvarla, igual que le ocurrió a Ícaro, quien para salvarse, junto a su padre, del Laberinto del Minotauro ideó unas alas de cera para escapar por el aire. Pero Ícaro ascendió demasiado y acabó muriendo en la caída, después de que el calor del Sol derritiera sus alas. 

Kid Icarus no solo innovó dentro de las mecánicas de juego del género plataformas, sino que también fue uno de los primeros juegos en presentar finales alternativos. Tenía cinco, aunque no eran muy diferentes unos de otros, ya que solo cambiaba la forma en la que el héroe era presentado al jugador tras salvar a Paulatena. Sin embargo presentaba esta característica como su juego hermano, Metroid, con el que compartió un gran número de desarrolladores. También innovó con otra serie de elementos como la gran cantidad de elementos que el jugador podía recoger por el escenario, objetos que podían ser intercambiados en pequeñas tiendas que nos encontrábamos en los interludios de los diferentes escenarios. 

Mes Mini #13: Kid Icarus

Lo que más me llamó y me sigue llamando la atención de Kid Icarus es su historia y su empleo de nombres y conceptos grecolatinos ¿A qué vino ese repentino interés en la cultura grecolatina durante buena parte de los 80 en Japón? No podemos dar una respuesta clara y definitiva, pero vamos a intentar establecer una serie de claves. La primera: el mercado occidental. Es más fácil vender un producto a un público que lo reconoce como propio. Todos nosotros hemos crecido con la mitología grecolatina de fondo: algunos la hemos estudiado y otros la han visto o leído en películas, series o novelas. Por lo tanto, si en cualquier producto encontramos el nombre de Atenea lo reconocemos al momento, al contrario que si aparece el nombre de Kagutsuchi.

Otra razón que encontramos para el empleo de nombres grecolatinos es la misma que hizo que un señor del siglo XVI coleccionara monedas romanas: es exótico. Para la audiencia y el público japonés, que estaba inmerso en un proceso de occidentalización que comenzó a finales del siglo XIX con la era Meiji, la introducción de nombres y conceptos ajenos a su tradición cultural suponía un elemento exótico y atractivo. Por esto la utilización o empleo de estos nombres solo se quedaba en la superficie, en la utilización de la terminología; más allá de eso, las historias y los esquemas narrativos seguían siendo puramente japoneses. 

Por último, la tercera razón que encontramos para este fenómeno tiene que ver con la primera: el esfuerzo de muchos creadores japoneses por crear obras de carácter universal. Obras que no solo puedan ser disfrutadas dentro de Japón y conociendo las referencias culturales propias, sino dejando al receptor que sea quien de sentido y cargue de contenido las referencias que encuentra durante su contacto con el producto cultural que sea, ya sea manga, anime o videojuegos. En Japanese Visual Culture: Explorations in the world of Manga and Anime, Mark W. MacWilliams defiende esta idea de neutralidad cultural:

[Los creadores japoneses] dejan el valor de uso a los gustos del consumidor y a las tradiciones culturales fuera de Japón, permitiéndose a ellos mismos ser apropiados con las referencias locales. Appleseed [manga con referencias mitológicas grecolatinas] es culturalmente inodoro, no tiene nada que no le permita ser consumido globalmente.

Estas tres ideas (hacerse un hueco en el mercado occidental, el exotismo o interés por la cultura occidental y el esfuerzo por crear obras universales) llevaron al Japón de los años ochenta a crear productos que empleaban sin ningún orden o concierto nombres de dioses, diosas y héroes grecolatinos para todo tipo de productos culturales; desde animes hasta videojuegos como Kid Icarus.

Mes Mini #13: Kid Icarus


Aprovechando el lanzamiento de NES Mini, repasamos sus treinta juegos dando pinceladas de sus desarrollos, su repercusión y lo que podemos aprender de ellos hoy. Un nuevo artículo cada día, de lunes a domingo.

Colaborador

Alberto Venegas es profesor de ciencias sociales en la educación secundaria, doctor en Historia por la universidad de Murcia, director de la revista Presura y autor del libro Pasado interactivo: memoria e historia en el videojuego, publicado por la editorial Sans Soleil.

  1. rvm

    Personalmente, yo odio esa asepsia cultural.

    Por otro lado, buen artículo.

  2. Deses

    Hostia Ulises 31. Aún recuerdo lo rarísimo que se me hacía por entonces el nombre de «Telemaco» 🙂

    @rvm
    Y ahora que el mundo está no solo más abierto sino más conectado, esa asepsia y ese miedo irracional a todo fragmento cultural ajeno se está erosionando en gran medida.

    Aunque he de admitir que en mi persona esa asepsia le ha hecho mucho daño a la mitología griega. Cuando entraba en el instituto, estaba obsesionado con ella y quería aprender más. Pero diecibastantes años después, cuando miro a esa mitología solo puedo ver algo genérico e insípido, y esto se debe sin duda a su sobreexplotación aséptica en… todos lados: sea en series, sea en videojuegos o sea en ciencia para cualquier cosa que necesite un nombre.

  3. Xadou

    Pero que coño es eso que hay al final del artículo, al lado de Palutena XD

  4. Oldsnake

    Cada artículo renueva la idea, ninguno es igual a otro; es un deleite leerlos.

  5. Deses

    @xadou
    Pit afectado por una maldición como la de convertirle en berenjena.

  6. BoKeRoN

    Muy buen artículo. Felicitaciones.

  7. eisenyer

    @xadou
    «Kid Icarus no solo innovó dentro de las mecánicas de juego del género plataformas, sino que también fue uno de los primeros juegos en presentar finales alternativos. Tenía cinco, aunque no eran muy diferentes unos de otros, ya que solo cambiaba la forma en la que el héroe era presentado al jugador tras salvar a Paulatena.»

    Imagino que será uno de los finales. Uno no bueno para el pobre Ícaro.

  8. Tatos

    Para mi, que era un renacuajo, lo que me hizo disfrutar de este juego como un enano era el sistema de cargado de partidas, que hacía mucho más llevadera la dificultad del juego.

    No eran ranuras de guardado, como las que ya tenían los Zelda y que luego serían el estandar en SNES, era un sistema de códigos generados a partir del estado de la partida, lo que te permitía «guardar» un número infinito de partidas siempre que apuntases bien los códigos. Aún conservo por ahí una libreta llena de códigos como oro en paño.

  9. nelo

    Se me antoja exagerada la fama de juego jodido de este título: pienso que tan solo el primer/dos primeros niveles son realmente dificiles. A partir de ahí vas leveleando el arsenal de Pit y hacia el final arrasas la superficie terrestre con un estornudo (por otro lado. gracias, sistema de passwords. Sin ti esto sería un infierno9
    Eso si, es un juegazo como la copa de un pino, y la mano de su creador, ese interés tan genuino por aunar aventura, plataformeo y acción, están completamente ahí. Rejoice!

  10. Sams

    Gran artículo.

    Y sí, puede hastiar el abuso de los mitos clásicos pero siguen siendo categorías universales y una revisión obligada de casi cualquier tema. Nos hace ver que el ser humano 2000 años después poco cambia y eso es demoledor.

  11. Epetekaun

    Muy buen artículo. Da gusto leeros.
    Con este juego me da la sensación de que todo el mundo lo recuerda, pero que en realidad lo jugaron muy pocos.

  12. DrTenma

    Me ha gustado mucho el artículo, @albertovenegas. A mí siempre me pareció normal que el juego estuviese basado en la mitología greco-romana… Más que nada porque en aquellos años no caía en que a los japoneses estas referencias les debían pillar algo más lejos.

    A mí es un juego que me gustó siempre. Desde su magnífica BSO hasta el carisma de los personajes.