Niko Bellic, actor de Broadway

El teatro de los juegos

El teatro de los juegos

Edipo se apuñaló en los ojos con los broches que sujetaban el vestido de su madre; en un ataque de celos, Medea prende fuego a la futura esposa de su marido Jasón y mata a dos de sus propios hijos como venganza por abandonarla; Penteo fue sometido al espargamo, un ritual que consistía en desmembrar pedazo a pedazo al sacrificado y comerse parte de su cuerpo. No importa lo que digan en Antena 3: no hay videojuego capaz de superar en violencia a la mitología grecorromana. Estos eran relatos que se contaban también a los niños en dos de las culturas más avanzadas de la historia de la humanidad, así que quizá esa fascinación por lo macabro no sea precisamente un indicador de que nos estamos volviendo más violentos, del declive de la civilización o de la corrupción de los espíritus.

Una gigantesca proporción de los patrones narrativos que se siguen usando hoy en día en novelas, series de televisión y superproducciones de Hollywood copian punto por punto las historias nacidas de relatos de la Grecia Antigua, así que por higiene cultural —como en todos los ámbitos— es bueno tener siempre un ojo puesto en los clásicos: está muy bien reírse con Louis C.K., pero George Carlin un par de veces al año debería ser obligatorio; lo mismo con los Monty Python o Eugenio o Chiquito de la Calzada. No es bueno caer en la tentación de dar por sentada la supuesta superioridad de lo clásico, pero sí que estamos en deuda con algunos señores de otros tiempos.

El teatro de los juegos
Foto: AV Club

Eddie Kim, un profesor de teatro de Connecticut, conoce perfectamente la importancia de los clásicos —por algún motivo el teatro es el medio que sigue más emparentado con sus raíces; no es difícil dar con representaciones y readaptaciones de la mitología clásica en los teatros de cualquier gran ciudad durante todo el año— y ha ideado una forma excepcional de enseñárselos a sus alumnos de un modo algo distinto a lo habitual. Tan interesante era su concepción, que en 2010 su proyecto Grand Theft Ovid saltaba de las aulas de la escuela Pierrepont School en West Point al escenario del teatro The Brick en Brooklyn, enmarcado en el Game Play Festival.

La idea es sencilla pero nada fácil de ejecutar: cinco de sus alumnos dan la espalda al público frente a ordenadores portátiles y consolas conectados a un proyector. Cada uno de ellos se encarga de contar un mito utilizando las posibilidades y limitaciones de videojuegos comerciales actuales. En aquella proyección los chavales de Eddie representaron relatos como el de Ícaro cayendo al vacío en Grand Theft Auto IV, el drama de Orfeo volviéndose para ver a Eurídice desvanecerse por culpa de sus ansias en Call of Duty: Modern Warfare 2 o la masacre de los catorce hijos de Niobe a mano de los dioses en Halo 3. El colofón lo puso el propio Eddie cuando representó el mito de Dafne y Apolo en una de las áreas más concurridas del mundo de World of Warcraft, y docenas de jugadores se acercaron a ver en directo la actuación sin saber que estaban siendo proyectados en un teatro de Nueva York.

Aquel mismo sábado de 2010 el actor Fred Backus ponía su voz en el espectáculo Theater of Arcade, donde algunas escenas famosas del cine eran representadas con personajes de videojuegos —mención especial a Mario y Luigi drogados hasta las cejas de setas alucinógenas, atravesando el desierto de Nevada mientras ven plantas que comen hombres y tortugas gigantes—, y luego saltaban al escenario David Hindman y Evan Drummond para mostrar una tecnología que les permite usar instrumentos musicales como mandos para controlar juegos y dieron una pequeña jam session enfrentándose en partidas de Pong, Mortal Kombat y Mario Kart.

Este mes de julio ha vuelto al The Brick el Game Play Festival, que cumple seis ediciones anuales. El año pasado los asistentes disfrutaron de maravillas como Legendary, Maybe, un espectáculo de marionetistas digitales que utilizan juegos como Far Cry 3 o World of Warcraft para representar los relatos del historiador romano Tito Livio, o That Cute Radioactive Couple, una comedia escrita y dirigida por Charles Battersby ambientada en universos postapocalípticos como Fallout 3 o BioShock.

El teatro de los juegos

En esta nueva edición se han programado espectáculos como el thriller 14 Symptoms, de Corinne Nulton, donde cuatro personajes —un hacker ególatra, un asesino en serie, una cheerleader con una doble vida y un fantasma— se ven envueltos en un asesinato únicamente a través de salas de chat y juegos online —una idea parecida a la de Nacho Vigalondo con su Open Windows—, o Grand Theft Ovid 2, la secuela con la que Eddie Kim vuelve a Brooklyn cinco años después para contarnos otros cinco segmentos de La metamorfosis de Ovidio usando videojuegos actuales como herramienta en lo que Seth Schiesel del New York Times calificaba en 2010 de «impresionante despliegue de ingeniería, coordinación y habilidad narrativa».

La «intersección entre tecnología, teatro, arte en vivo y cultura del videojuego», como lo llama la revista American Theatre, quizá suene a experimento marginal para gente muy metida en los videojuegos y no tanto en el teatro, pero la realidad es que tienen más en común de lo que parece. Dentro de seis días, de hecho, en el teatro Broad Stage de Santa Monica, en Los Angeles, tendrá lugar una representación en vivo que podría sentar precedentes muy positivos en este sentido: los integrantes del reparto de The Last of UsTroy Baker (Joel), Ashley Johnson (Ellie), Merle Dandridge (Marlene), Hana Hayes (Sarah) y Annie Wersching (Tess)— harán una lectura en directo de algunos tramos del juego, bajo la dirección de Neil Druckmann y con Gustavo Santolalla tocando parte de la banda sonora original que él mismo compuso. Las entradas se agotaron en pocas horas, al igual que sucedió en cada parada de las dos giras de The Legend of Zelda: Symphony of the Goddesses que Nintendo organizó en 2012 y 2013. Algo tiene que haber ahí.

En esta industria siempre hablamos de los lazos que unen al videojuego con el cine, de lo bueno y lo malo de este parentesco apoyado sobre todo en las características formales de ambos. Puede que sea más productivo alzar la vista y mirar en otras direcciones, recorrer los caminos inexplorados que señalan Eddie Kim o la organizadora del Game Play Festival, Gyda Arber —«actriz/guionista/directora especializada en transmedia (tecnología + teatro)», reza en su biografía de Twitter; cero complejos, todo entusiasmo—, verdaderos dramaturgos vocacionales a la búsqueda de nuevos horizontes. Quizá hemos estado ignorando un vínculo entre ambos universos, el de la interactividad: como dicen en A.V. Club, «el teatro no puede divorciarse de su audiencia y el espectáculo no existe hasta que la atención del público le da vida», del mismo modo que los videojuegos no lo son si nadie los juega.

Habrá que ver si el arte más antiguo y el arte más reciente, y sobre todo su necesidad común de «imaginar y explorar nuevos mundos», son capaces de combinarse a medio plazo. Lo intentos de provocar este machinima teatral, por ahora, son esperanzadores.

Redactor
  1. Preacher (Baneado)

    El principal problema del teatro, no se menciona en el texto, es que tiene muy malos gráficos. Son tíos disfrazados, joder, o a veces ni eso.

  2. Rand (Baneado)

    Me ha recordad cuando jugaba al Mario Kart en Supernintendo. El tipo de la nube y la caña de pescar que te rescataba siempre me pareció un ejemplo de Deus Ex Maquina.

  3. Mr. Arbogast

    @uluairi

    Creo que antes de juzgar primero debe haber uno experimentado, visto… aunque de buenas a primeras me produzca una reacción parecida a la tuya.
    Soy de los que cree que todo lo que sea arriesgar e innovar siempre és positivo, a fin de cuentas siempre se empieza calificando estas cosas de pedanteria (el gafapastismo actual) y acaba siendo hortera o desfasado, o no. Igual se convierte en algo realmente interesante. No quiero ni imaginar las primeras reacciones a los inicios de la Fura dels Baus, por poner un ejemplo.

  4. SrVallejo

    Me resulta mil veces más interesante lo que el teatro puede aportar al videojuego que lo inverso, pero no deja de ser un texto interesante.

  5. Silvani

    @preacher

    El principal problema del teatro es que si la obra es un peñazo, no puedes levantarte e irte sin que un montón de gente se sienta ofendida. Bueno, yo no puedo, que he visto a gente hacerlo mientras gritaba «¡Esto es una puta mierda!», y tenía razón y yo seguí viendo esa puta mierda.

    Un botón Pause, eso necesita el teatro.

  6. Galth0r

    Joder yo quiero ir a ver lo del Last of Us el día 28. ¿Alguien me lleva?

  7. tylc

    Es leer teatro y videojuego y venirme a la mente el infravalorado (en algunos sitios) Puppeteer

  8. TassaDarK

    Acaba de venirme un flash del futuro en el cual todos tenemos un Oculus v5 en casa y asistimos a una obra de teatro «virtual» en el que somos espectadores dentro del propio escenario donde se desarrolla la obra y los actores están cada uno en sus casas con trajes de captura de movimiento, oculus y micrófono representando cada uno a su avatar y guión dentro de la obra (pero desde el punto de vista del espectador todos están «juntos» en el mismo lugar «virtual»).

    Con los suficientes gráficos sería como asistir a una película que se representa y actúa en vivo.

    MIERDA, no sé que hago escribiendo esto en un foro y no yendo a patentar la idea ahora mismo.

  9. TassaDarK

    @sax dijo:
    Ya se te han adelantado @tassadark

    http://i.imgur.com/1rbYPWt.jpg

    ¡Cabrones! Joer, si es que está to inventao ya…

  10. natxopistatxo

    ¿Mitos grecolatinos en videojuegos actuales? ¡Quiero un pase en primera fila, por favor!

  11. Mis cojones

    @silvani dijo:
    @preacher

    El principal problema del teatro es que si la obra es un peñazo, no puedes levantarte e irte sin que un montón de gente se sienta ofendida. Bueno, yo no puedo, que he visto a gente hacerlo mientras gritaba «¡Esto es una puta mierda!», y tenía razón y yo seguí viendo esa puta mierda.

    Un botón Pause, eso necesita el teatro.

    La mayoría de los teatros son adaptados de obras escritas, si no te gustan los teatros, creo que es más bien tu problema. Deja de intentar hacerte el culto y deja asientos libres para que los demás podamos ir al teatro.