La ley del puño

Análisis de Raging Justice

Análisis de Raging Justice

No sé si alguien ha tenido la oportunidad de comentar con alguno de los creadores de los beat ‘em ups clásicos (Streets of Rage, Final Fight, Double Dragon; ya sabéis cuáles son) el peculiar nombre con el que solíamos referirnos a ellos en su momento: yo contra el barrio. Es una expresión brillante que captura la esencia de todos los juegos que se te vienen a la cabeza cuando piensas en beat ‘em ups: alguien llega a un barrio que no parece el suyo y tiene que enfrentarse a sus lugareños. No sé qué es más propio de un yo contra el barrio: los puñetazos y las patadas o que al reventar de un puñetazo un cubo de basura caiga un pollo asado.

Raging Justice es un homenaje a esos yo contra el barrio de antaño. Es el tipo de homenaje bienintencionado contra el que es difícil ponerse de morros. Sus propios responsables explican que empezó «como algo divertido» a lo que dedicar el tiempo libre: Nic Makin, el jefe del proyecto, se juntó con algunos de sus antiguos compañeros de Rare (donde trabajó durante diez años; después de pasar por Codemasters, acabó de programador en Precious Blue Dot, una compañía que se dedica a desarrollar para el mercado financiero) para hacer «un juego que fuera atractivo para los niños que tenían en su interior». Después de dedicar su tiempo libre durante cuatro años a crear el juego, Nic y su mujer Anna montaron MakinGames, el estudio con el que ahora lanzan este Raging Justice.

Como guiño bienhumorado a sus recuerdos de infancia, Raging Justice es un juego simpático que repite la mayoría de tics de su género y se siente cómodo en los lugares comunes: las calles llenas de macarras, los bares donde se forman peleas multitudinarias, los personajes de película de serie B reunidos para formar el elenco de jefes finales. Ya sabes cómo se juega: pulsando los dos botones de ataque haces un golpe especial que te quita algo de vida. En los mejores momentos, Raging Justice es como estar en casa.

Es una lástima, por eso, que las mejores ideas del juego no tengan algo más de presencia. Los desafíos de cada nivel, por ejemplo, son una buena manera de motivar distintas formas de juego, y de dar pequeñas recompensas extra a quienes quieran tomarse el juego más en serio; sin embargo, su presencia es casi anecdótica y no hay muchos motivos para intentar completar ninguno, a pesar de que en algunos casos el juego se vuelve más interesante cuando lo haces. Eso enlaza con otra buena idea de Raging Justice: cuando dejas aturdido a un enemigo, puedes optar por rematarlo o detenerlo, actuando así de poli malo o poli bueno en función de si quieres puntos o, al arrestar al malechor, un ítem de vida. Es una idea sencilla que anima a utilizar la cabeza para recuperar vida sin depender de los puntos clave del escenario en los que hay objetos; anima también a utilizar más el ataque especial, porque existe la posibilidad de recuperar la vida que has perdido deteniendo a un macarra.

De paso, le da un sentido nuevo a otra de las peculiaridades de los yo contra el barrio: tiene sentido que cada enemigo tenga un nombre porque entre los objetivos de cada nivel está detener a los fugitivos, determinados facinerosos cuyos nombres se exponen al principio de la partida. Lo de dar hostias hasta en el carnet de identidad ahora se entiende de otra forma: solo querías identificar al malhechor.

Es una muy buena idea que encaja bien con la ambientación del juego y que podría haber dado mucho de sí, pero que por desgracia se queda en un trágico segundo plano. Los controles excesivamente sencillos se mezclan con algunas incomodidades y torpezas difíciles de tragar. Algunas parecen consecuencia del homenaje llevado demasiado lejos, como la facilidad que tienen los grupos grandes de enemigos para fulminarte media barra de vida sin que puedas hacer nada, aunque otras parecen tropiezos sin mucha justificación. Controlar grupos de enemigos es muy complicado, y no es raro que eso se interponga de maneras desagradables en el sistema de detenciones: cuando la gresca es importante, apenas hay manera de saber si al pulsar el botón con el que detienes a los enemigos, que es el mismo de los agarres y con el que coges objetos del suelo, vas a acertar al malo que querías o le harás un súplex a otro o cogerás una navaja. Es una circunstancia que se agrava con el paso de los niveles, pero que se puede ver con claridad ya en el segundo nivel, ambientado en gran parte en una pelea contra decenas de enemigos.

Análisis de Raging Justice

No anima a ser jugado, en definitiva. Ni siquiera las diferencias notables entre los tres personajes, que aprovechan con bastante gracia la especialización en cuerpo a cuerpo, agarres y movimiento por el escenario, salen ilesas cuando tienen que convivir con unos controles confusos y un diseño de niveles insípido casi por necesidad, porque las posibilidades de agrupar los distintos tipos de enemigo se acortan cuando casi cualquier combinación termina en el brete de no poder controlar tus acciones en cuanto algunas condiciones muy habituales se cumplen. Tampoco ayuda, merece la pena mencionarlo, su aspecto: personalmente me esperaba que los gráficos, sprites bidimensionales creados a partir de modelos en 3D, tuvieran que ver con un sentido del humor a lo Robot Chicken, pero nada más lejos de la realidad: aunque tiene alguna coña, en general es un juego sorprendentemente plano.

Es una lástima porque Raging Justice no esconde su naturaleza de homenaje sin maldad, pero al mismo tiempo es un ejercicio estéril que para colmo sabotea o no consigue hacer destacar ninguna de sus ideas originales. Aplaudo a MakinGames por haber podido sacar adelante un proyecto hecho básicamente por amor al arte y que ha sido una manera de conocer por dentro esos juegos con los que tanto disfrutaron cuando eran niños; para mí, sin embargo, ha sido una forma ideal de reencontrarme con todo lo malo de los beat ‘em ups sin tener ese impulso extra que te da tener bonitos recuerdos de los máximos exponentes del género. Un homenaje agridulce que no consigue decir nada sobre el género al que profesa devoción. [4]

  1. Orion

    Para mi este genero es de los que peor han envejecido con el tiempo.

    Me paso hace poco de volver a jugar al final fight y parecerme aburrido cuando en su momento me lo pase veces y veces.

    Quizas este juego al querer ser clasico ha caido en ese pozo.

  2. LXRNTVLX

    El mundo necesita otro Shank

  3. landman

    Pero tienes el agarre de saltar seguido de abajo + ataque? yo creo que eso hizo que el BOR se convirtiese de facto en todos los yo contra el barrio que podíamos necesitar durante años, clonar exactamente todo de SOR2.

    La verdad que lo que no me hizo saltar de cabeza cuando vi este juego fue los gráficos, me pregunto si son también homenaje a su pasado con Rare…

  4. Fan de Orgasmatrix (Baneado)

    Nada de acuerdo con este análisis.
    El juego es un beat em up clásico sin mas, con todo lo bueno y todo lo malo que eso conlleva.
    Sin duda a día de hoy con toda la oferta de nuevos géneros e ideas este juego arriesga muy poco (absolutamente nada) pero lo que ofrece lo ofrece con sinceridad y bien ejecutado.
    Me parecería absurdo darle mas de un 6 con lo que ofrece pero igual de absurdo me parece un cuatro cuando cumple al 100% lo que promete.

    Dicho esto a todo aquel que aún encuentre diversión en una partida ocasional de streets of rage, golden axe o final fight que le de sin miedo, esta a la altura. A todo aquel que esto ya les sepa a poco que pasen por completo este juego no ofrece mas que una experiencia de beat em up clásico lo mas pelado posible.

  5. Víctor Martínez

    @landman
    Tenía escrita una línea sobre eso pero al final lo quité, porque el principal responsable de esto lleva en Rare desde los años de Perfect Dark Zero/Kameo; vamos, que si su primer juego hubiera sido Donkey Kong Country todavía, pero no.

  6. landman

    @warmastered
    Un juego de 4 también es disfrutable, eh? tu lo has dicho, si sabes a qué te metes, le puedes sacar jugo.

  7. Fan de Orgasmatrix (Baneado)

    @landman siempre he pensado que si cumple lo prometido como mínimo tiene un 5, igualmente entiendo que existan discrepancias en el criterio numérico entre personas. Igualmente sigo sin estar de acuerdo con el análisis a nivel del texto.

    Los motivos de este aspecto gráfico los explicaron en un par de entrevistas. Desconozco el mundo de la programación y de la creación de juegos así que no se que os pareceran:

    «We have chosen an unusual art style that allows us the freedom of keeping the solid 2D gameplay, while elevating it with high def graphics. Pre-rendered sprites is a style that originated with games such as Donkey Kong Country and Killer Instinct. The idea was to take something with a retro-feel, but would look fresh on a HD screen. Pre-rendered sprites and backgrounds allows us to create highly detailed characters from 3D models using cool effects like cloth-physics, dynamic joints, etc, while keeping the 2D feel of the game just right. It also allows us to have as many characters on screen as we like. In a 3D engine, this would be expensive to simulate but in Raging Justice it’s all free (or as near as), it also means our programmer has less of a headache programming it!»

  8. landman

    @warmastered
    En el análisis que he leído yo apenas se habla de los gráficos y se destacan otros problemas.

    A mi en el cole con un 4 me aprobaban si deberes/asistencia eran buenas xD

  9. Fan de Orgasmatrix (Baneado)

    @landman lo de los gráficos no es por el análisis, es para responderte a tí xD

    @landman dijo:
    La verdad que lo que no me hizo saltar de cabeza cuando vi este juego fue los gráficos, me pregunto si son también homenaje a su pasado con Rare…

  10. Neo-Demon

    Buen análisis. Eso que me ahorro…

    El último beat’em up «moderno» de calidad que he jugado, es Fight’N Rage. Es un JUEGAZO en mayúsculas, y creo que ha pasado MUY desapercibido.
    Lo has jugado, @chiconuclear ?

  11. Víctor Martínez

    @neodemon
    Sí, ese sí que es muy bueno.

  12. Flushy

    Nunca conocí a nadie que llamara a esos juegos en los 80s 90s «yo contra el barrio».

  13. Diewito

    @neodemon
    totalmente de acuerdo, un señor juegazo. Para mí el mejor beat’em up que se ha hecho desde el Cadillacs & Dinosaurs. Además de lo bien que se juega lo de tener rutas alternativas y personajes desbloqueables me pareció todo un puntazo.

    Con respecto a Ragin Justice una pena que no lo hayan mimado un poquito más, a ver qué tal sale el 9 Monkeys of Shaolin, no pinta nada mal.

  14. Zensuke

    @warmastered
    El valor numérico es lo de menos. Debatir sobre si es un 4, 5 o 6 es ridículo.

  15. Fan de Orgasmatrix (Baneado)

    @zensuke en tu opinión, que es tan válida y respetable como la mía.
    Igualmente, en mi segundo mensaje aclaro que tampoco estoy de acuerdo con el análisis escrito, aunque no lo dejase muy claro en el primero, ya que en él se dicen cosas que me parecen directamente falsas después de mi experiencia con el juego (20+ horas en single y multiplayer)
    Aquí donde lo aclaro:

    @warmastered dijo:
    @landman siempre he pensado que si cumple lo prometido como mínimo tiene un 5, igualmente entiendo que existan discrepancias en el criterio numérico entre personas. Igualmente sigo sin estar de acuerdo con el análisis a nivel del texto.

    Pero en definitiva, las opiniones son como los culos, ni yo comparto el del analista ni tu compartes el mío.

  16. Garou

    @diewito dijo:
    @neodemon
    totalmente de acuerdo, un señor juegazo. Para mí el mejor beat’em up que se ha hecho desde el Cadillacs & Dinosaurs. Además de lo bien que se juega lo de tener rutas alternativas y personajes desbloqueables me pareció todo un puntazo.

    Con respecto a Ragin Justice una pena que no lo hayan mimado un poquito más, a ver qué tal sale el 9 Monkeys of Shaolin, no pinta nada mal.

    Cadillacs & Dinosaurs es la vida.

  17. mskaruso

    Despues de jugar al Dragons Crown esto me parece meh. Que lastima que el dragons crown pro no trajera mas novedades a parte de la resolución. Lo hubiera comprado otra vez sin pensarlo.