Sombra aquí y sombra allá

Análisis de Splinter Cell: Blacklist

Análisis de Splinter Cell: Blacklist

Recuerdo que su presentación durante la conferencia de Microsoft en el E3 de 2012 me dejó preocupado como al que más. Ningún problema con las misiones a pleno día ni con el estilo agresivo de quien dirigía la demo; estaba claro, ya entonces, que era una opción de varias. Sin embargo, esa torreta enemiga y sobre todo lo de pedir un ataque aéreo para mandarla al garete… Uy, aquello sí era demasiado.

Seguramente por eso no están, ni lo uno, ni lo otro, en el juego final. Tranquilidad. Y es que a pesar de los drones y de las explosiones en blanco y negro —gracias a la enésima reencarnación del AC 130 visto en Modern Warfare—, Blacklist no es tan distinto a cualquier otro Splinter Cell. De hecho, el cambio más evidente cuando se compara con la anterior entrega es el pasito p’atrás con el que Sam Fisher se acuerda de sus primeros viajes.

Hay aquí algo de Greatest Hits: su traje de luces con las gafas de siempre, el cuchillo de Chaos Theory, la vuelta del multijugador desaparecido en combate, y también casi todas las propuestas de Conviction, como el marcar y ejecutar, el sistema de coberturas «apuntables» o lo de la última posición conocida para despistar a los enemigos. Así, Ubisoft Toronto se preocupa más por reconciliar a todos los seguidores que por llegar a jugadores nuevos. Aunque hay concesiones al blockbuster moderno aquí y allá, desde el joven informático de los chistes sin gracia a los accesorios desbloqueables con no mucho más sentido, se mantiene la única restricción verdaderamente importante: Fisher resiste muy pocos balazos, así que mantenerse oculto sigue siendo la mejor opción en varios sentidos.

Análisis de Splinter Cell: Blacklist

Por encima de todo, el viejo Sam nos recuerda por qué nos gusta tanto el sigilo, por qué encaja tan bien en el medio; lo de esconderse, aguantar y sorprender tiene algo de juego per se y la satisfacción asociada al éxito es fácil de potenciar con mecánicas bien definidas. Splinter Cell: Blacklist no solo no pone trabas a unas reglas que salen solas, también les marca bien los límites; aunque al diseño de niveles se le acaban las sorpresas a media aventura, nunca deja de ser el adecuado. Las misiones son lineales, esto todavía va de pasar pantallas, pero los caminos ocultos y las rutas menos evidentes —las que sueltan una pequeña recompensa por explorar, como hacían en Deus Ex: Human Revolution— están donde tocan para volver a dibujar un desafío en cada sala y pegarlo con el próximo con cierta gracia.

Como casi siempre en el género, los retos admiten tres aproximaciones. No hace falta que nos lo diga, pero lo hace. Y encima les pone nombres de tarifas de Orange: la discreción no letal se llama Fantasma, las ejecuciones desde las sombras son cosa de Pantera y el Asalto, aquí se lo pensaron menos, consiste en disparar a la cara o apuñalar a quien ya te ha descubierto. Cada una es preferible a la siguiente, porque lo notas y porque la cantidad de puntos te lo confirma. Blacklist te anima a centrarte en una opción para «dominarla» en cada nivel, pero no hay una razón clara para hacer eso cuando puedes combinar. Tampoco hay siempre una relación directa entre el estilo y la dificultad, pues ir a saco supone muchas veces un número mayor de reinicios; la posibilidad de jugar mal cuando ya lo has hecho bien es más un requisito para desbloquear un logro que una vía fácil.

Al final se acaba agradeciendo que la IA deje cierto margen, con un indicador similar al de Conviction o Far Cry 3. Los terroristas, desconcertados, tardan medio segundo en reaccionar cuando te ven salir de las sombras. Es algo deliberado y comprensible dentro de un comportamiento elaborado y en ocasiones imprevisible: algunos guardias no caen en la trampa cuando ven un cuerpo y prefieren solicitar refuerzos desde su posición. Sus sentidos se agudizan si seleccionas el nivel Perfeccionista, que además elimina el marcar y ejecutar. Deja, deja: a mí me encanta eso.

Hablaba de puntos, que en realidad son dinero para tunear el avión Paladín, nuestra base de operaciones, o comprar armas y equipo. Las mejoras en la oficina voladora de Fourth Echelon se notan luego sobre el terreno —reforma el hangar y tendrás un radar más preciso— y el inventario, lo dicen las revistas de moda, habla sobre ti; dardos tranquilizantes versus escopetas, botas ligeras de nanofibra o blindaje antibalas. No veo claro lo de tener que comprar pantalones para hacer menos ruído en un juego de sigilo y desde luego no entiendo por qué el traje más caro parece un disfraz de cuervo hecho con bolsas de basura, pero la personalización es coherente con los estilos de juego y con la idea, tan Ubi, de los pequeños lazos entre la campaña y el multijugador: en la tienda también venden cosas para espías y mercenarios.

Análisis de Splinter Cell: Blacklist

Tom y Clancy

La nueva amenaza terrorista viene de un grupo llamado Los Ingenieros que tiene al Gobierno de los Estados Unidos agarrado por los huevos. Era complicado, porque la Casa Blanca sigue ocupada por la Presidenta Caldwell, pero es que su serie de ataques programados —la Lista Negra— es algo muy serio.

No es el guion más cargante al que haya puesto el sello el inagotable autor americano, pero sigue haciendo lo mínimo para acabar entregando el mensaje de siempre. Es una pena que el valor que reúne para visitar Guantanamo y sorprender un poco al final no acabe derivando en algo más destacable.

En el mismo mapa de operaciones virtual seleccionamos los objetivos obligatorios de la trama, los encargos opcionales y las partidas del modo competitivo online. La mayoría de misiones secundarias —en unas debes acceder a tres terminales sin ser visto, otras vienen a ser un modo horda— se pueden completar solo o en compañía, pero la campaña cooperativa hace honor a su nombre y únicamente se puede seleccionar si un amiguete controla a Briggs, el Sam Fisher negro. A esas fases con el socio también le vienen las cosas de cara: lo del micro y el pinganillo parece especialmente apropiado y coordinarse es sin duda lo que toca.

El regreso de Espías vs Mercenarios es especialmente apropiado, porque sirve de complemento y de apoyo. El multijugador asimétrico, con uno de los equipos intentando cazar imitadores de Fisher usando los controles y la vista de un FPS, sigue siendo emocionante, inteligente y divertido. Hay clases más o menos típicas y una lista interminable de gadgets, pero también hay un modo Clásico: dos contra dos, en lugar del nuevo cuatro contra cuatro, y muchas más luces apagadas. Esto sí busca contentar a todo el mundo: a los que buscan diferentes experiencias en red, pero también a los que se quedan con ganas de más tras la campaña.

Y es que, a pesar de haber refinado algunos movimientos para ganar versatilidad, la figura de Sam acaba desdibujada; entre el padre preocupado que puede —o no— llamar a su hija entre misiones y la máquina de torturar, lo que queda es casi siempre parecido a un héroe de acción genérico. La palabra maldita no es en absoluto la que mejor define Splinter Cell: Blacklist, pero sí una de las que aparecen cuando te preocupas por ciertas cosas que no encajan: ¿Por qué acaba siendo tan irrelevante la historia basada en una amenaza global y posible? ¿Por qué tanta variedad es incapaz de esculpir un ritmo demasiado plano? Estos días he estado jugando también a Conviction y cuesta más de lo que debería saber cuál viene antes: la entrega de 2010 se preocupa más por su protagonista y es más decidida a la hora de presentar novedades como los brutales interrogatorios interactivos, que ahora se convierten en cinemáticas.
Ubisoft sabe lo que hace: resalta los puntos fuertes de una premisa fabulosa y se sale con la suya, que conste, con un juego recomendable, pulido y completo. Lo he disfrutado de principio a fin, pero no puedo dejar de ver en Blacklist otro paradigma de esta nueva forma de desarrollar videojuegos, la de la fuerza bruta y el uno para todos sin todos para uno. [8]

Análisis de Splinter Cell: Blacklist

Redactor
  1. Selinkoso

    Su objetivo era gustarle a los fans y lo ha logrado, ha rescatado las mas puras mecanicas de Caos theory y lo ha simplificado, pero el problema es que en exceso. Splinter cell es una saga que no ha sabido que hacer con el sigilo, que lo cree unidimensional y que le da demasiado valor a los gadgets. No veo como puden hacer mas grande esta historia. Sin embargo es un muy rejugable y divertido titulo. Y una saga que deberia vender mas que otra sobrestimada de ubi.

  2. dagorlad

    Yo lo pienso comprar desde luego, soy muy fan de los Splinter Cell y veo que este no va a bajar el nivel. Lo que nunca entenderé es lo de jugar a estos juegos de una forma que no sea la sigilosa, porque si lo que quieres es pasar a saco cargándote a todo Dios a cara descubierta tienes otras 1000 opciones en el mercado mejores que estos juegos. La satisfacción de pasar un nivel habiendo dejado inconscientes a todos los enemigos sin que te detecten no tiene precio, supongo que por eso me encantó también el último Hitman.

  3. apache

    Nice Pep, de todas formas por el análisis pese a rezumar mayor excelencia que en los anteriores, sigue dando la sensación que a esta saga la falta algo… jugabilidad tiene, pero carisma más bien poco partiendo de la base que al propio Sam ya no sé ni como definirlo, si el espía bonachón, pagafantas, renegado o directamente la sombra de (salvando las distancias) Solid Snake.

  4. Mominito

    @pep_sanchez o cualquier otra persona que conozca los splinter cells. Y si es posible que hayan probado este último mejor, tengo una gran duda. Nunca me he puesto serio con ningún splinter cell ¿Cuál me recomendaríais de entre todos los que hay?

    Tampoco me voy a poder jugar a todos y necesito descartar xD

  5. Oldtaku

    @mominito
    Chaos Theory está muy bien para empezar. No es muy dificil, y está muy interesante (como juego de sigilo). Si quieres un reto de los gordos, entonces lanzate al primero o al Pandora Tomorrow.

  6. Creepy_Hobo

    Pinta bien pero lo jugaré , exclusivamente , para ver el disfraz de cuervo hecho con bolsas de basura.

  7. emeramone

    @mominito

    Se me van a echar encima los leones pero te recomiendo mucho el double agent, en su versión de 360. Tiene el control un poco tosco en comparación con los dos últimos pero ha envejecido muy bien y sigue siendo mi favorito.

  8. Pep Sànchez

    @creepy_hobo

    He actualizado enlazando una imagen en la que, si bien no queda del todo claro hasta qué punto es feo el cabrón, sí se puede intuir algo.

  9. Creepy_Hobo

    @pep_sanchez
    Gracias. Es feo como morir. No le encuentro ningún sentido táctico a las »plumas» o lo que sean, pero ellos sabrán.

  10. Epetekaun

    @pep_sanchez
    A mí me recuerda un poco a algún diseño de los trajes del Dead Space. No se, será por como aparece en la imagen.
    Tengo muchas ganas de que me llegue el juego, que el anterior Splinter Cell me dejó muy buen sabor de boca, y este tiene también muy buena pinta.

  11. Hotline Madriz.

    La hostia que se va a meter en ventas va a ser fina filipina.

    Hola, me llamo Sandro Rey.

  12. Lodrian

    @emeramone
    Estoy contigo, chaos theory es un juegazo!

    @pep_sanchez
    Con esta frase me has hecho soltar la lagrimilla…
    «esta nueva forma de desarrollar videojuegos, la de la fuerza bruta y el uno para todos sin todos para uno»

    Que santisima razon tienes 😉

  13. Mominito

    @oldtaku y @emeramone gracias por las recomendaciones. Yo busco eso, alguno que me transmita lo que es splinter cell, infiltración y en general que sea bueno, que como me encuentre algo que sea calificable del montón no le iba yo a dedicar mucho tiempo xD Pero vaya los que me habéis dicho si tiene su esencia particular supongo, gracias 😉

  14. Tolstoievsky

    Gran análisis.
    Alguien sabe si saldrá para ps4? Me parecería lo más lógico del mundo

  15. Maskagrillos

    @pep_sanchez ¿Sabes que tal está la versión de wiiU con los controles del mando tableta? ¿se nota mejora gráfica o se ve igual que en las otras dos?

  16. Pep Sànchez

    @maskagrillos

    No hemos podido probar la versión de Wii U ni tampoco la de PC, que por lo visto sí tiene el añadido de algunos efectillos bastante majos.

  17. nitrinho

    SOLD en toda regla; me considero fan de la saga. La historia se torció en Double Agent y luego en Conviction salió lo que salió. La aproximación a Chaos Theory es lo que me dio esperanza pese al tono callofdutyense que los estudios se empeñan en meter con calzador.

  18. borya89

    Me lo acabo de pasar y, sin ser un nuevo Chaos Theory por la excesiva simplificación, al menos no traiciona la esencia de un Splinter Cell como Conviction. en Conviction se les fue la mano con la acción y el marcar y ejecutar: eliminabas a un enemigo con las manos y ya te podías cargar a 4 pulsando el botón Y, limpiando salas enteras y quitando todo el sentido a la palabra infiltración.
    En blacklist la marcar y ejecutar está mucho más controlado (tarda más en cargar y sólo son tres objetivos) y se agradece. además que nunca o casi nunca es suficiente para despejar una zona completamente de enemigos.
    Muy contento me ha dejado el juego, me esperaba algo muchiiisimo peor. espero que sigan en esta línea!